Nueve de cada diez argentinos tiene un celular. Que puede convertirse en una PC de bolsillo. Ya intercambiamos datos, fotos, navegamos por Internet. Se vienen aplicaciones avanzadas para el monitoreo permanente de la salud, el monedero virtual, la realidad aumentada, el gobierno electrónico y tanto más.
Ese futuro queda lejos con la actual calidad de servicio. Las redes están atoradas, las comunicaciones se cortan, Internet va lento, si hay. Revertir esta situación requiere cuatro mejorías: más inversiones, más espectro disponible, más competencia y más control.
Hay una noticia buena. La Secretaría de Comunicaciones publicará un nuevo reglamento de calidad de los servicios, especialmente los móviles. El decreto presidencial que lo impulsa toma nota de las denuncias de usuarios sobre facturación equivocada y funcionamiento deficiente. Indica que las empresas no tienen los recursos técnicos necesarios, que deben diseñarse nuevos parámetros de calidad del servicio y de información comercial, lo que deberá controlar el regulador.
Habrá mayor control. Excelente. También sería bueno hacer públicos los indicadores de calidad que tenga o cree el órgano regulador, para que sepamos qué pasa, cuánto se avanza. Que entre usuarios, empresas y regulador se inicie un diálogo cotidiano, abierto, informado, en el que nos digan dónde aprieta el zapato y en qué avanzamos. Nos importa saberlo.
Sobre esta base, se pueden dar los otros pasos. Ampliar el espectro, ya que usamos un cuarto de las frecuencias recomendadas para servicios avanzados. Abrir los concursos a nuevos competidores. Condicionar las frecuencias a servicios de cuarta generación, de acceso rápido a Internet. Empezamos bien, sigamos sin pausa.
(*) Ex Secretario de Comunicaciones.