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kamal aljafari

Cómo convertir una película de Hollywood en memoria palestina

Cineasta, recopiló todas los filmes estadounidenses rodados en Jaffa, les quitó los “héroes” y los transformó en un documental sobre la destrucción de una ciudad.

En Buenos Aires. “Vengo de un lugar muy lastimado por muchas autocracias. Pero para mí, el cine también es como un escape. Yo quiero crear poesía, no puedo ofrecer soluciones”.
| Pablo Cuarterolo

Kamal Aljafari es director de cine. Es documentalista. Y es palestino. Presentó en Buenos Aires su último trabajo audiovisual, Recollection, en la 15ª edición de la Muestra Internacional de Cine Documental DOC Buenos Aires. Recollection es una mezcla de realidad y sueño. Una burla a las películas norteamericanas y al entramado político que las gestó. Pero sobre todo, es un reconocimiento a Jaffa, la ciudad natal de Kamal, que dejó a los 25 años para estudiar en la Academia de Artes Audiovisuales KHM de Colonia, Alemania. Vivió allí, luego en Nueva York, y hoy está radicado en Berlín.
El documental llamaría la atención tanto del ojo cinéfilo como del desprevenido. Y más de uno caería en la trampa del cineasta y creería que fue él quien con una cámara tomó todas las imágenes. Pero no fue así: el film está realizado íntegramente con fragmentos de películas estadounidenses rodadas en Jaffa, entre las décadas del 60 y del 90.
Con actores como Chuck Norris, se filmaba allí por el parecido que esta ciudad tenía con Beirut y otras zonas de Medio Oriente. Ubicada al sur de Tel Aviv, era un escenario perfecto para las películas de acción, en las que los terroristas sólo eran árabes y los héroes, norteamericanos. Kamal tomó esas películas y les sacó a las estrellas de Hollywood. En la pantalla de Recollection sólo se puede ver a los habitantes locales y a Jaffa, tal como era hace cincuenta años, antes de ser destruida.

—¿Cómo surgió la idea de hacer “Recollection”?
—Estaba muy interesado en la actividad cinematográfica en Jaffa. Miré muchísimas películas que fueron filmadas en Jaffa desde la década del 60, y estaba muy impresionado de ver la ciudad tal y como era antes, ya que hoy no la puedes ver así, porque ha sido destruida de manera sistemática. La única manera de hacer este documental era volver sobre aquellas películas, y usarlas. Había un solo problema: los actores estaban todo el tiempo, y se interponían en mi camino.

—¿Y por qué quitaste a las estrellas de cine de tu película?
—Porque se interponían en mi camino y no me dejaban ver el fondo. Entonces, de alguna manera, cuando miraba sus películas yo no estaba interesado en ellos, estaba interesado en la ciudad. Entonces dije “está bien, hágase a un lado, quiero ver el fondo”. Y eliminé a los actores. Me llevó un año de trabajo con efectos especiales. No filmé nada nuevo.

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—Pensé que la filmación había sido hecha por vos.
—Te digo por qué pensaste esto: cuando hice la película, primero saqué a los actores y luego puse una cámara animada dentro de la imagen, entonces vos ves que alguien está filmando. Los actores se interponían en mi camino, entonces lo que quise hacer fue caminar dentro de la imagen, dentro del fondo, y ser como un fotógrafo que conoce el lugar y a algunas personas, y que sabe que ese lugar ya no existe más. Este fotógrafo es como Funes el memorioso. Tiene una memoria infinita, y tiene la habilidad de hacer todas estas cosas: filmar el pasado y recrear memorias que son captadas en la película.

—¿Qué significa Jaffa para vos?
—Tengo historia allí, crecí allí. Pero Jaffa como lugar, como ciudad, es el equivalente a un sueño, porque es algo que se perdió totalmente. Yo siempre vuelvo, veo a mis amigos, y de hecho es el único lugar donde filmé. Entonces, yo intenté crear un país fuera de este lugar, un país cinematográfico, no un país territorial, porque no estoy interesado en reclamar el territorio sino en reclamar al cine, entendiéndolo como el lugar en el que vivís.

—¿Hoy está muy diferente a lo que se aprecia en el film?
—Sí, está muy diferente. En la película, el lugar de la primera toma que ves en blanco y negro ya no existe más, fue destruido completamente. Hay sectores de la ciudad que fueron destruidos sistemáticamente. Por lo tanto, ésa fue la razón por la que tuve que regresar a esas películas norteamericanas. No habría sido posible para mí hacer este film si no hubiera vuelto a estas películas. Porque estos filmes, irónicamente, también documentaron la ciudad que ellos mismos destruyeron. Entonces, ¿recordás el edificio que explota en una parte de Recollection? Esa película fue realizada en la década del 70, con Chuck Norris. Y vos ves en esa película cómo explota ese edificio, y eso fue una explosión de verdad, no fueron efectos especiales. Destruyeron el edificio para la película.

Es inevitable pensar en la intencionalidad política de las películas de Kamal. El piensa que “toda persona tiene intenciones políticas. Vengo de un lugar muy lastimado por muchas autocracias. Pero para mí, el cine también es como un escape. Yo quiero crear poesía, no puedo ofrecer soluciones. La película, entonces, tiene que ver con los temas políticos, pero también busca liberarme de eso a través de la poesía que creé”.
Con su último documental, el cineasta busca reconstruir su ciudad, y también reconstruirse a sí mismo. Tanto, que podríamos titular su vida como “dime de dónde vienes y te diré quién eres”. El es tristeza: la tristeza de saber que se perdió todo, que todo le fue arrebatado, que nada será como antes. Pero él también es la esperanza de creer que hay cosas que pueden rescatarse, al menos en una película, o simplemente en el recuerdo. Dicen que hay que tener memoria para no repetir las cosas negativas que ocurrieron en el pasado. Kamal y sus trabajos la tienen.

 

“La ocupación trae cada vez más violencia”

Kamal cree que la violencia no cederá en los territorios palestinos. “No creo que el conflicto se vaya a calmar, porque la ocupación trae cada vez más violencia. La vida de los palestinos se volvió algo terrible. Actualmente, no hay ningún lugar en el mundo en el que se viva en esas condiciones. El racismo, las guerras, los puestos de control. Las personas no se pueden mover, no pueden ir a un hospital en otra ciudad, la vida es imposible allí. Si tenés estas condiciones, tendrás a la gente haciendo revueltas. La gente no se pone revoltosa ni sale a las calles porque esté contenta. En Palestina, las condiciones de vida son un desastre. Y ésa es la razón principal por la que la gente sale a las calles a protestar. Se manifiestan contra la prisión que sufren, son prácticamente prisioneros a cielo abierto. Entonces, la gente sale a la calle y choca contra el ejército, porque ya no tiene nada que perder. La gente perdió todo, y las condiciones ahora son realmente imposibles. Tendremos muchísimas explosiones y revueltas, y a la gente protestando, simplemente porque las condiciones están poniéndose cada vez peores. Si vos dieras fin a la ocupación, y le dieras a la gente la oportunidad de vivir como iguales, entonces todo podría cambiar. Tengo familia viviendo allí, y te voy a dar un ejemplo para que veas cuán desquiciada está la situación: si vas caminando por la calle hoy en Israel, alguien te señala y vos tenés aspecto de palestino, y esta persona grita ‘es una terrorista’, en un minuto estarás muerta. Porque ellos tienen armas, y te dispararían. Un minuto. Es así de escalofriante, de verdad. Podés verlo en las noticias: algún hombre loco grita ‘él es un terrorista’, y todas las personas que van armadas le disparan. Es una zona de guerra. Los seres humanos deberían ser iguales. No hay diferencias entre vos y yo, tenemos el mismo valor. Se ha enseñado que las personas tenemos distintos valores, y por eso el mundo está como está. Algún día todo colapsará. Con respecto a Palestina, lo que es terrible no es la gente, sino la ocupación, el colonialismo. Eso es lo terrible”.