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El periodismo y su papel en la división de poderes

Un debate en el Senado abordó la relación entre los medios de comunicación y la democracia. La “amenaza” tecnológica, los populismos y la multiplicación de fuentes con las redes sociales.

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Riesgos. Durante el debate, Marcelo Longobardi resaltó la existencia de un “autoritarismo digital”, un combo tecnológico que les da poderes casi infinitos a los gobiernos y amenaza la democracia y la libertad individual. | Grassi

Tal como lo recordó Jorge Fontevecchia en el principio de su disertación en la Sala de las Provincias del Senado, el 11 de diciembre de 1983 fue el primer día completo de democracia en los últimos 35 años. Raúl Alfonsín acababa de asumir y se iniciaba una agenda con puntos vigentes.

El radicalismo llegaba al poder con el desafío de que con la democracia se comiera, se curara y se educara, como símbolo de una realidad en la que las nuevas formas eran la posibilidad de un fondo muy profundo, el límite entre la vida y la muerte para muchas personas.

El martes 11 de diciembre de 2018 se cumplieron 35 años de democracia. Ya no gobierna Alfonsín y, en el mundo y también en Argentina (un poco menos), existen muchas personas que empiezan a dudar de la eficacia del sistema: populismos mediante, grietas diversas mediante, el significado de lo democrático –y algunos significantes consiguientes– están en crisis.

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Por eso la charla Periodismo y democracia. A 35 años de su recuperación, en el contexto del reciente lanzamiento del libro de Fontevecchia Periodismo y verdad, en la que hablaron el mismo presidente de PERFIL Network, Federico Pinedo, Miguel Angel Pichetto, moderados por Marcelo Longobardi y con la presencia en la mesa de la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, fue un hecho político relevante. Allí se habló de estos 35 años, pero también de cómo serán los días complejos que siguen, en un contexto global desafiante y con noticias como Jair Bolsonaro o Donald Trump en nuestro continente.

Un debate trascendente, como lo muestran las adhesiones al evento de María Eugenia Vidal, Marcos Peña o Rogelio Frigerio. O la presencia en el público de Emilio Monzó, Daniel Scioli, Victoria Donda y Pablo Avelluto, entre muchísimos otros.

Longobardi: la deuda de los argentinos. El primero en hablar fue Marcelo Longobardi, quien se preguntó si la democracia estaba en deuda con los ciudadanos o si los ciudadanos estamos en deuda con el sistema representativo.

“Nos preguntamos por algunas de las deudas: niveles aceptables de pobreza, un sistema judicial presentable, desarrollo económico. La lista es larguísima”, afirmó.

“Sin embargo, agregó el periodista, a mí me parece que habría que invertir los términos. Porque la democracia no tiene ninguna deuda con los argentinos. Es al revés. Somos los argentinos, y especialmente los dirigentes políticos de Argentina que tenemos y tienen una deuda con la democracia. Y esto es una confusión especialmente peligrosa en estos tiempos”.

También habló de cómo esa formalidad se ve cuestionada por una suerte de autoritarismo digital.

“Nunca imaginé que un teléfono podría derrumbar las bases de la democracia occidental. Lo que Fontevecchia llamó el combo tecnológico. La tecnología pone en manos de los gobiernos una inaudita cantidad de información sobre nosotros, los ciudadanos. No solo representa esto un desafío para la democracia, sino para la libertad individual”.

“El último escollo que va a quedar en este proceso de control tecnológico para la ciudadanía es el dinero. En Suecia ya no hay más dinero. ¿Se imaginan si en la Argentina lo manejara Guillermo Moreno?”, se preguntó.

Pichetto, el populismo y la realidad. El senador peronista cree que más allá de las ideas “humanistas” es preciso tener una mirada realista y crítica sobre el contexto en el que democracia debe desarrollarse. Dos de los puntos centrales de su exposición fueron: “Hablan de xenofobia. Pero, ¿no será un acto de autodefensa de muchos países centrales ante corrientes migratorias pobres, carentes de todo, que presionan y tensionan sobre las sociedades que indudablemente tienen problemas económicos? Pregunto… No nos gusta. Pero es la realidad. ¿Qué pasó en Alemania con Angela Merkel? Perdió las elecciones después del ingreso de ciudadanos sirios en el marco de una guerra civil internacional. Esto le costó su carrera política, ni más ni menos”.

Para Pichetto, “se ha consolidado lo que yo denomino como la ideología del pobrismo. Hay una construcción también cultural, que contiene a gran parte de la dirigencia política argentina y de los medios.  Esta construcción del igualitarismo y de la ideología del pobrismo nos lleva a la decadencia más profunda y problemas de la consolidación extrema de la pobreza”.

“Hay algunos –advirtió el senador– a los que le gusta la pobreza, es casi la condición de existencia de esos sectores. También les pasa a las religiones. La pobreza es la condición de existencia de algunos sectores. Cuando en realidad, el desafío en la Argentina es el del trabajo”.

Pinedo, la confianza y los medios. El presidente provisional del Senado decidió pensar la idea de verdad en los medios, su valor en la democracia, su sentido en el hoy.

Estos fueron dos de los conceptos centrales: “La confianza es la base de la cooperación. Siempre tenemos la alternativa de cooperar con otro o de confrontar. Y se coopera en términos de confianza. El desafío de la confianza debe sumarse al desafío de la reflexión”.

“Con estos medios tan veloces, que nos dominan en la atracción magnética de los teléfonos inteligentes, es difícil establecer las condiciones de la reflexión. Todo eso se suma al desafío que constituyen los autoritarismos. Y la confianza se construye en la verdad”.

“El fin del periodismo no es la verdad: es dar información, precisó. Y si no lo hace con verdad pierde confianza y por lo tanto el profesional pierde sustento como periodista.

“Tenemos un desafío común: ahora hay millones de personas que informan. Todos informamos en la red. Pero esos millones de personas no nos dan la sensación de que dicen la verdad. No generan confianza, credibilidad, prestigio”, sostuvo.

“Y por otro lado –recordó Pinedo– los que informan recortan la realidad. Cuando informamos algo, estamos eligiendo lo que consideramos relevante. Y el razonamiento es recortar: es dividir para entender”.

“La pregunta que nos pueden hacer a los periodistas y a los políticos es qué hay detrás de cada recorte”.

Fontevecchia, la mediación sobre todo. El fundador de Editorial Perfil retomó algunas de las ideas precedentes. Para él, el sentido del periodismo tal como lo conocemos está precisamente en ese rol, que tiene mucho que ver con la división de poderes.

“De la mediación surgen los consensos, en una mayoría que siempre es cambiante. Si la mayoría no fuese cambiante, si no hubiese intereses en pugna que representar, porque se estableció una hegemonía perenne, no habría nada que mediar. Y por eso, no habría medios de comunicación. Como no los hay en las dictaduras, ni en los sistemas sin la división de poderes, ni en los populismos, en donde hay pocos medios independientes. Y son combativos.

“Los medios de comunicación son los constructores y difusores de los distintos argumentos que luego son debatidos en el Congreso. La tarea de mediación comienza primero en los medios para alcanzar el centro en el debate legislativo”, explica.

“Este domingo (por el domingo 9), en el editorial del diario PERFIL escribí que a 35 años de la recuperación de la democracia, si Raúl Alfonsín viviera seguiría luchando por conciliar lo útil y la felicidad, o sea, el utilitarismo; la ciencia y la política, o sea el positivismo; y la historia y la evolución, o sea el progreso”, agregó.

Según Fontevecchia, “Alfonsín tenía razón en que con la democracia se come, se cura y se educa. Por eso, los medios de comunicación independientes son una de las instituciones fundamentales de la democracia, pero no la única”.

“Una persona de Cultura del Senado –concluyó– me contó recién que el día que el doctor Alfonsín ganó dijo: ‘Conseguimos la democracia. Ahora tenemos que conseguir un país democrático’”.