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Análisis

La estrategia que reconfiguró el mapa electoral argentino

Hay un nuevo escenario: gran parte del territorio nacional eligió las propuestas de Cambiemos. El autor realiza una geografía del voto y describe los puntos altos de Cambiemos y las debilidades peronistas.

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Modelos. Macri representa una manera de hacer política muy diferente de una alicaída Cristina. | cedoc

Se han publicado muchos análisis acerca de las PASO que no se compadecen con las normas de la lógica. Muchos dieron la impresión de que en estas elecciones Cristina Kirchner y Mauricio Macri competían por la Presidencia de la Nación, cosa que no tenía nada que ver con la realidad. Para empezar porque no se elegía nada. Las PASO son un invento estrambótico por el que toda la población del país está obligada a votar en unas elecciones internas de los partidos en las que su opinión no sirve para nada porque casi todos tienen candidatos únicos. Cristina Fernández fue precandidata a senadora por la provincia de Buenos por al antiguo Frente Para la Victoria y sacó el 100% de los votos, cosa que también ocurrió con Esteban Bullrich que era el precandidato de Cambiemos y con Sergio Massa que era el candidato de 1País. Por los dos primeros votó un 34% del padrón y por Massa un 15%. Si Mauricio era el precandidato de su partido o Fernanda Vallejos encabezaba las del kirchnerismo, los resultados habrían sido totalmente diferentes. En todo caso, esta elección inocua llamó la atención de todos. El debate poselectoral fue todavía más banal: se dedicaron a discutir acerca de sí en el conteo provisional, que tampoco tenía ninguna consecuencia legal, habían ganado Cristina o Esteban por un puñado de votos. Los voceros del relato dijeron que ella tenía 8 mil votos de ventaja, lo que le convertía en la próxima Presidenta de la Nación. En el otro bando fueron pocos los que pensaron que si Estaban ganaba por los mismos 8 mil votos sería presidente en el 2019. Siempre el entusiasmo por lo intrascendente impide que el análisis sea racional.

A lo largo de estos años muchos hablaron del surgimiento y desarrollo del fenómeno político que encabeza Mauricio Macri fijándose en los chismes de color, sin analizar los temas de fondo. Se interesaron en elucubrar acerca de si saltaba el bache, de si sus seguidores repartían globitos, de si lanzaba candidatos que provenían del espectáculo, y en las pequeñas miserias que mueven a algunas personas en toda campaña. Esos eran simples elementos de comunicación o chismes sin importancia. Lo de fondo, que se está consolidando este año, es que el fruto del trabajo de esta década es la aparición del tercer partido nacional de la historia argentina y la crisis de las organizaciones políticas tradicionales.

En todas las elecciones desde el 2006 los críticos aseguraron que Macri no tenía ninguna posibilidad de ganar, que quienes colaborábamos con él no sabíamos nada, que Mauricio no tenía idea de cómo hacer política. Lo gracioso es que a pesar de que siempre se equivocaron, persistieron en su actitud. Sería bueno reflexionar en por qué si es tan inútil como ellos suponen, en más de una década nunca perdió una elección. Cuando Mauricio fue candidato a Diputado en el 2006 lo que decían los estudios y formó parte del núcleo de ideas que compartíamos a lo largo de todo este tiempo fue simplemente que en Argentina, como en la mayoría de países de Occidente, hay muchísima gente que siente necesario que ocurra un cambio radical. Le molestan las viejas formas de la política, se aburren con los contenidos tradicionales, viven una sociedad en la que el autoritarismo pierde espacio. Mauricio fue el candidato de esos electores y tuvo un triunfo rotundo.

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En el 2007 nuestros análisis nos llevaron a creer que podía ganar las elecciones para Jefe de Gobierno de la CABA a pesar de que, hasta el último momento, las encuestas decían que perderíamos la segunda vuelta. Quienes creían que esta elección era imposible aconsejaron que Mauricio sea candidato testimonial para enfrentar a Cristina. Mauricio ganó la Jefatura de Gobierno de manera contundente. El 2009 Mauricio apoyó a Francisco de Narváez como candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires. Los analistas tradicionales dijeron que esta candidatura no tenía ningún sentido hasta el último momento y ante el triunfo de Francisco se entusiasmaron con la idea de que los Kirchner y su gente huían del país porque estaban liquidados. Nosotros trabajamos en la campaña de De Narváez, pero dijimos de inmediato que Cristina Fernández tenía todas las posibilidades de ganar en el 2011. Hacemos análisis políticos, no somos propagandistas.


Razón. La historia de estos años tiene muchos aspectos que analizaremos en un artículo después de las elecciones. La verdad es que el análisis tradicional se repitió y se equivocó siempre a lo largo del tiempo. En el 2011 insistieron en que fuera candidato presidencial testimonial. Mauricio tuvo el acierto de buscar la reelección en la Ciudad. El 2014 nadie nos daba crédito. Parecía que la elección estaba ganada por un candidato peronista. De hecho, cuando Mauricio decidió lanzar su candidatura presidencial Masa estaba cerca del 40% en la intención de voto, Scioli en 25% y Mauricio en 14%. Arrancamos seguros de que Mauricio ganaría, no porque creemos en dogmas, sino porque los estudios decían que la necesidad de cambio se había agudizado en los electores y sólo Mauricio podía representarla con verosimilitud. El kirchnerismo llevó a la política tradicional a una crisis terminal, y muchos ciudadanos no querían que se mantenga, ni en su versión oficial, ni en una mitigada. Mauricio debía representar el cambio y jugarse por esa tesis. Por eso no podía tener como binomio a un político de un partido tradicional ni llevar de candidato a la gobernación de la provincia de Buenos Aires a Sergio Massa. María Eugenia Vidal era la candidata ideal porque, como dijo en su presentación, “No se parecía en nada a cualquier gobernador del pasado”. Mauricio Macri, como otros presidentes que han provocado enormes sorpresas en el mundo, ganó porque su mensaje de cambio le diferenciaba de toda la vieja política. Fue finalmente ese posicionamiento el que le permitió que ganaran todas las elecciones que han tenido lugar en la Ciudad de Buenos Aires desde el 2006 hasta las PASO de la semana pasada. Fue el mismo mensaje que permitió que ganaran en la provincia de Buenos Aires los candidatos que apoyó en el 2009 y en el 2015.

También el que le llevó a la Presidencia de la Nación y el que alentó el contundente triunfo de Cambiemos en el país en estas PASO en las que ganó en provincias que tradicionalmente fueron bastiones de la vieja política: lo hizo en Entre Ríos, Cordoba, Neuquén. Por primera vez desde 1983 derrotó al peronismo de los Rodríguez Saá en San Luis, que hicieron muchas cosas interesantes, y al kirchnerismo de Santa Cruz que dejó a la provincia en estado de coma. No sólo fue la eficiencia la que determinó el curso de las elecciones, sino la necesidad de cambio. Cristina y sus hijos ni siquiera pudieron ir a votar en una provincia en la que reinaron por décadas y en la que actualmente no pueden asomar porque miles de votantes les agredirían.

El peronismo no kirchnerista retuvo Catamarca, Chaco, La Rioja, Salta, San Juan y Tucumán. Es poco probable que se sometan al liderazgo de la Cristina derrotada que se verá en octubre, porque como dijo algún ex presidente de ese espacio, “dentro del peronismo el que pierde es traidor.” Hay además, síntomas de cambio en todos lados. La imagen de los antiguos caudillos se deteriora en casi todos lados y los electores buscan nuevos líderes, más modernos que puedan reemplazarlos.

Fuera de la provincia de Buenos Aires Cristina ganó en Formosa, el feudo de Insfrán en el que se han cometido todos los excesos, como pagar subsidios durante todo el año a decenas de miles de ciudadanos paraguayos para que vengan a votar con documentos adulterados. Las prácticas feudales de algunos dirigentes tradicionales producen un rechazo virulento en un país en el que la revolución de las comunicaciones hace que todos estemos más informados. El apoyo a candidatos ligados a Cristina fue muy bajo. En el total nacional su partido llega al 24% de los votos, 15 puntos menos que Cambiemos. Vale la pena que comparemos los resultados de la primera vuelta presidencial anterior y los resultados de las PASO en esa semana.

La Provincia es muy importante, pero no es toda la Argentina. En el 2015 Mauricio Macri perdió en la provincia de Buenos Aires las PASO, la primera y la segunda vuelta presidenciales, pero fue elegido Presidente de la Nación.

(*) Profesor de GWU. Miembro del Club  Político Argentino.