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polÍtica, poder y televisiÓn

Macedo, el controvertido obispo detrás del éxito “Jesús”

El fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios es dueño de la Red Record, el canal que produjo la tira que lidera el rating en Argentina. Amasó una fortuna de 1.100 millones de dólares y fue preso acusado de fraude. Sus nexos con Bolsonaro.

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La serie. Emitida por Telefe y creada por Record, fue el programa más visto en la televisión abierta esta semana en la Argentina. | cedoc

“Solo quien estuvo detrás de las rejas puede explicar exactamente lo que eso significa”. A sus 75 años, Emir Macedo sabe de qué habla. El arquitecto espiritual y material de la Iglesia Universal del Reino de Dios pasó once días tras las rejas en 1992, acusado por fraude. Obispo, empresario, banquero, dueño de medios de comunicación, y referente de la base social que apoya con más fervor a Jair Bolsonaro, Macedo juega en todos los tableros, incluso en los estudios de televisión. El empresario es productor de la serie Jesús, el éxito televisivo brasileño que lidera el rating en la Argentina.

Macedo es un verdadero emprendedor de la fe. Acumula poder, promueve a sus pastores, abre nuevos templos y exporta su culto a más de 180 países, entre ellos Argentina. Sus pastores prometen en la televisión de trasnoche resolver todo tipo de problemas y repiten un mantra: “Pare de sufrir”. Miles de personas donan generosos diezmos en sus templos; los políticos piden su apoyo en elecciones municipales, estaduales y nacionales en Brasil; sus medios de comunicación informan e influyen las 24 horas. Nada escapa a las manos del obispo Emir, que, según Forbes, acumula una fortuna de 1.100 millones de dólares.

Su última creación, la serie Jesús, estrenada por Telefe el lunes pasado, registró en su primera emisión un promedio de 12,39 puntos de rating y un share de 48,83%, según Kantar Ibope Media. Un día después, la tira, que retrata la vida de Jesús de Nazaret y fue filmada en Marruecos, confirmó su éxito, trepando hasta los 14 puntos de rating. La fórmula ya había sido ensayada en 2016 con Moisés y los diez mandamientos, el otro éxito de la Red Record, la segunda cadena de televisión más grande de Brasil.

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El canal, propiedad de Macedo, fue el megáfono elegido por Bolsonaro durante su campaña presidencial en 2018. Con pocos minutos de publicidad oficial, el por entonces candidato paseaba día y noche por los estudios de la Iglesia Universal. Allí, comunicaba su programa, provocaba a sus rivales, hablaba en exclusiva tras ser apuñalado, y construía la base electoral que lo llevaría, luego, al Palacio del Planalto.

Jesús y Moisés son parte del “poder blando” de Macedo, su cara más taquillera, popular y entretenida. Según Maria das Dores Campos Machado, socióloga de la Universidad Federal de Río de Janeiro, los brazos mediáticos de la Iglesia Universal la transformaron en el culto evangélico con más poder político y económico de Brasil. “Tienen una red de televisión federal y varias licencias de canales estaduales y radios que le dan una influencia política muy fuerte –sostiene la investigadora especializada en iglesias evangélicas y pentecostales–. La Red Record cumple un papel muy importante en la estrategia para atraer fieles. En un comienzo fueron los programas con pastores, pero después entraron en el área del entretenimiento, buscando aprovechar la importancia que las novelas televisivas tienen en la cultura popular brasileña”. 

Detrás del telón del show, hay mucho más. Enemistado con la cadena Globo, a la que llevó en varias ocasiones a la Justicia, Macedo tocó el poder con las manos con la llegada de Bolsonaro a la presidencia. “Record se ha convertido en el canal para que el presidente hable con sus seguidores. Desde que era candidato, Bolsonaro privilegiaba sus entrevistas con la Record. Y desde que asumió le ha incrementado mucho la pauta publicitaria, lo que ha fortalecido aún más a la cadena”, agregó Campos Machado. “La Red Record es una especie de Fox News brasileña, abiertamente alineada al bolsonarismo”, sostiene, por su parte, Dawisson Belém Lopes, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Minas Gerais.

Política. Macedo es consejero, amigo y asesor en las sombras del ex capitán del Ejército, que le concedió en 2019 un pasaporte diplomático. Sus vínculos con la política no comienzan ni terminan con el actual jefe de Estado. También prestó un apoyo entusiasta a Luiz Inácio Lula da Silva, con el que compartía de enemigo a Globo, y a Dilma Rousseff. 

Macedo no se involucró directamente en política partidaria, pero extendió sus tentáculos sobre la esfera pública. Republicanos es el partido donde pisa fuerte. Allí milita Marcelo Crivella, alcalde de Río de Janeiro, obispo de la Iglesia Universal y sobrino de Macedo. El prefecto competirá en octubre por la reelección y cuenta con dos adhesiones de peso: los hijos del presidente, Flavio y Carlos Bolsonaro, que se afiliaron a la agrupación en marzo pasado.  

“Hay un gran número de actores políticos en Brasil que pertenecen a su Iglesia. Los pastores están en todos los lugares y niveles de la federación. A diferencia del catolicismo romano, que ha mantenido cierta distancia de la política institucional, el cristianismo evangélico neopentecostal ha sido capaz de apropiarse de las palancas de poder, impulsando su agenda conservadora y ampliando la base de los fieles”, explica a PERFIL Belém Lopes.

Poder espiritual. Fundada por Macedo en 1977, la Iglesia Universal del Reino de Dios es neopentecostal y evangélica. Se identifica con la teología de la prosperidad, que atribuye la bonanza financiera a la voluntad de Dios. “Tiene una estrategia muy bien definida de difusión de la fe entre los sectores más pobres, relacionada con cierta privatización de la fe. Su estrategia es: “Si usted tiene problemas, Jesús lo resuelve todo”. Es un Dios que tapa agujeros, es decir, que soluciona problemas”, confía el historiador Marcelo Timotheo da Costa. “En un país como Brasil, donde lo que más tienen las clases populares son problemas, ya sea de desempleo, de carencias múltiples y de salud, esa apelación a una divinidad poderosa es muy fuerte”, agrega.

El periodista Gilberto Nascimento, autor del libro El Reino: La historia de Edir Macedo y una radiografía de la Iglesia Universal, explica por qué los pastores no estudian teología ni filosofía: “Edir Macedo es muy pragmático. Deseaba pastores con desenvoltura y buena oratoria, que pudieran galvanizar a las masas y convencer a los fieles de hacer ofrendas a Dios y fortalecer el proyecto de su iglesia”. 

Las batallas legales de Macedo no empezaron ni terminaron con su detención. Tamibén fue denunciado por usar donaciones de los fieles en beneficio propio. Según Folha de S. Paulo, la justicia laboral de San Pablo condenó a la Iglesia Universal por promover la esterilización de algunos de sus ex pastores. Todas las acusaciones fueron negadas por Macedo, que culpó a sus adversarios tradicionales: la Iglesia Católica, la Globo, el establishment político y, cuándo no, el mismísimo demonio.


La salvación de los medios

Adriana Amado*

El pasado analógico se resistía a terminar hasta que llegó el coronavirus para experimentar un poco el futuro digital durante la cuarentena. La Iglesia Universal del Reino de Dios sabe del futuro desde su creación. Antes de que los medios exploraran alternativas de suscripción y publicidad, la IURD hacía infomerciales que fueron soporte financiero de la Record TV, adquirida por su líder en 1989, pero también de muchísimas televisoras de Latinoamérica. En la madrugada, horario que la TV despreciaba, era ideal para convocar desesperados en busca de salvación con un género que pronto sería dominante.

En los 90, Oprah Winfrey y Edir Macedo empezaron a contar los problemas de las personas corrientes en talk shows. Los dos entraron al ranking Forbes. Pero uno registró la mejor promesa publicitaria jamás inventada: “Pare de sufrir”. Mientras religión y política siguen culpabilizando a la gente de sus malas elecciones, el culto de Macedo entendió que la gente estaba dispuesta a contribuir en algo que le ayudara a paliar las pésimas condiciones del latinoamericano medio. Su iglesia se dedicó a los olvidados de una política que luego los convocará para ganar elecciones, como ocurrió tanto con Rousseff como con Bolsonaro.

En Brasil los taxis llevan televisor portátil para ver las telenovelas y los sermones evangélicos. Los medios al servicio de la IURD brindan los dos. El programa Pare de sufrir se emite en más de 170 países y en muchas señales además de la propia. El culto tiene un semanario de 2,5 millones de ejemplares. La autobiografía del magnate pastor fue el libro más vendido en 2012, y la versión cinematográfica de Nada que perder superó en 2018 los 12 millones de espectadores en Brasil, batiendo el récord que dos años antes tenía Moisés, del mismo director y productora.

Mientras los cultos tradicionales prometen el paraíso después de la muerte, la IURD da pruebas de que la fe será recompensada con la prosperidad en vida. Mientras los medios tradicionales capean sin rumbo una crisis prolongada, los de IURD invitan a la salvación del alma con satisfacción terrenal garantizada. El diezmo es una suerte de suscripción que da autonomía para desarrollar una red de templos y emisoras aptos para todo público. No se necesita ser adherente para mirar las telenovelas bíblicas o descubrir una salvación durante un zapping nocturno. Lejos de esos medios que se mimetizan con el patrocinador de turno, estos medios buscan audiencias diversas. La evangelización se expande cuando va más allá de los acólitos.

*Docente, investigadora y analista política.