Desde Madrid
“Pacífico” y “sanciones” fueron las palabras reiteradas con más énfasis por el canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, quien esta semana participó de un desayuno informativo con medios en Madrid –entre los que estuvo PERFIL– para argumentar sobre el acuerdo nuclear provisorio de Lausana, llevado a cabo en Suiza el pasado 2 de abril, y que prevé limitar y supervisar el programa de enriquecimiento de uranio de Irán.
“Nuestro programa nuclear siempre ha sido pacífico y siempre lo será. No vemos razones para desarrollar armas nucleares que ponen en peligro la seguridad mundial”, dijo Zarif ante un selecto grupo de invitados que lo acompañaba en una sala, mientras un grupo de periodistas lo escuchaba a través de un plasma, en la sala contigua, en la emblemática Casa de América en España, primer país de la Unión
Europea (UE) que visita después de firmarse el pacto.
¿Pero cuáles son las esperanzas que pueden proyectarse a partir de las expectativas generadas tras la firma de este acuerdo provisional en Suiza? Sarif en este sentido fue claro: “No tenemos intereses hegemónicos en la región” y “la estabilidad de la región es nuestra propia estabilidad”. Sin embargo, al ser preguntado sobre su disposición a incluir en el acuerdo el reconocimiento a la existencia del Estado de Israel, como lo requirió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Zarif argumentó que (Israel) “es irrelevante en esto. Hasta el presidente Obama decidió rechazarlo a esto. Esto no tiene nada que ver con nuestro programa, que es pacífico”, y continúo: “Si cree (en referencia a Netanyahu) que es una amenaza existencial, debería respirar aliviado porque todo el mundo está observando este programa” nuclear.
Respecto de las sanciones que hace una década y media afectan a Irán, Javier Solana, ex alto representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, también presente en el encuentro, fue contundente: “Yo quisiera hacer una pequeña reflexión sobre las primeras palabras del ministro iraní, hay un tema que debería ser subrayado: hay que reconocer que hay varias instalaciones –plantas centrifugadoras de uranio– en Irán que no eran declaradas, por lo tanto, decir que sólo hay un problema de sanciones versus nada ya es un poquito una exageración, por parte de Irán”, dijo Solanas, quien fue el interlocutor que asumió la negociación por parte de la EU con el por entonces presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad, cuando éste anunció la intención de Irán de generar unilateralmente actividades de enriquecimiento de uranio, como parte del desarrollo de un programa nuclear independiente y negó la entrada al país a los observadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), para que inspeccionaran sus instalaciones nucleares.
El preacuerdo suscripto entre Irán y el grupo 5+1, compuesto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: China, Francia, Gran Bretaña, EE.UU. y Rusia, más Alemania, con la mediación de la UE, pretende limitar el programa de enriquecimiento de uranio y supervisarlo durante un espacio de 25 años, y requiere que el 95% del uranio ya producido por Irán sea disuelto o enviado al exterior.
Los detalles técnicos y legales específicos del pacto continuarán negociándose hasta el 30 de junio, aunque
los interlocutores volverán a reunirse el 21 de abril próximo, según adelantó Zarif. Aunque no faltan los expertos que señalan “algunos
agujeros importantes en el acuerdo emergente que plantean un peligro real en el largo plazo”.
“Irán se ha comprometido a limitar el número de instalaciones de enriquecimiento de uranio, pero no a desmantelar el sistema operativo actual y tiene 5.100 centrifugadoras en la planta de Natanz, y otras en el complejo de Fordow, que ellos califican como un instituto de investigación pero es un complejo de enriquecimiento de agua pesada y uranio al 2%, algo muy sofisticado para creerse que pueda ser utilizado en fines médicos”, explica en Madrid, a PERFIL, Marta González, analista política, especializada en Oriente Próximo del Instituto de Seguridad Global, con sede en Londres y Madrid.