ELOBSERVADOR
Ignacio peña, hermano del jefe de gabinete

“Sin una economía del conocimiento, perdemos el rumbo”

Editó con Guillermo Jaim Etcheverry un libro sobre Eduardo Braun Menéndez, su abuelo, cofundador del Conicet. Elogia a Lino Barañao y al “más alto nivel” de la gestión kirchnerista anterior por el lugar que ocupó la investigación hasta ahora. Pide que las cosas se hagan “con criterio y mesura”.

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protesta. Una de las movilizaciones contra la decisión de no incorporar nuevos investigadores en el organismo. | cedoc

Lino Barañao, el ministro de Ciencia de la Nación, se formó en uno de los institutos del Conicet, el Instituto de Investigaciones Biológicas y Médicas (Ibyme). Uno de los aspectos menos conocidos del conflicto es que el creador de dicha institución fue un médico, discípulo y colega que trabajó a la par de Bernardo Houssay, Eduardo Braun Menéndez. Braun Menéndez era el abuelo del actual jefe de gabinete, Marcos Peña, quien, como Barañao, tuvo —y tiene— poder de decisión en el conflicto, que tuvo una instancia de solución pero que, lamentablemente, promete a futuro nuevos capítulos. Braun Menéndez fue miembro de esa generación de científicos, como Houssay, que sostenía que Argentina, un país con tanta pobreza, no podía darse el lujo de no investigar en materia de ciencias.

El hermano del jefe de Gabinete editó un libro promovido por el ministerio que dirige Barañao, junto a Guillermo Jaim Etcheverry, sobre la figura de su abuelo. En el libro se rescata el carácter “inspirador” de su legado. El prólogo está firmado por el mismo Barañao y es un texto que, a la luz del conflicto del Conicet, resulta aún más imprescindible para pensar la situación actual: el rol de un científico católico que defendía la multiplicidad de pensamientos, de un conservador que trabajó codo a codo con gente de otras ideologías. PERFIL conversó con Ignacio Peña, que además es economista, sobre cómo pensar el rol de su abuelo respecto del conflicto: ¿cómo hacer ciencia hoy en Argentina? ¿Qué hacer para que haya investigación y que dicha investigación repercuta en la calidad de vida, especialmente de ese 32% de pobres que actúa como el lado oscuro de la discusión en el Conicet? Peña dice que “hace unos años, en algún momento empecé a sentir que se desvanecía el recuerdo de mi abuelo. Así fue que comencé a juntar material en un website, con el proyecto del libro”.


Barañao. El hermano del jefe de Gabinete cuenta que “por un motivo totalmente fortuito tuve una reunión, hace unos años ya, con Lino Barañao y al final, cuando nos íbamos, me dijo: ‘¿Así que sos nieto de Eduardo Braun Menéndez? Mucha gente dice que la ciencia argentina habría seguido otro curso si tu abuelo no hubiera muerto prematuramente. Si vos estás en el proyecto de hacer un libro, nosotros lo bancamos’. Así fue cómo surgió la idea. Era aún el tiempo del gobierno kirchnerista y la idea, tanto del ministro como mía, era trascender la discusión ideológica. Ese proyecto no podía haber sido desarrollado sin Guillermo Jaim Etcheverry, quien hasta entonces había hecho todo para mantener su legado.

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—¿Cuál fue el espíritu con el que encararon el libro?

—El libro trasciende totalmente las barreras. Lino apoyó el libro antes de las elecciones. Lo presentamos durante la gestión anterior, y lo elogié especialmente por el trabajo que había hecho. El habló de Eduardo con mucho aprecio. Todo esto antes de las elecciones, en tiempos aún de mucha tensión política.

—Una Argentina agrietada...

—Exactamente. Pero nos unía la convicción de que este país va realmente a progresar cuando construya no a partir de las materias primas sino a través de nuestro principal valor, que es el capital humano, nuestra gente. Y en ese contexto tienen un lugar clave la tecnología, la ciencia, la innovación. Parte del propósito del libro era rescatar la obra, pero también a una figura que a mí me inspiró muchísimo. Y creo que a Guillermo también. Pese a que ninguno de los dos lo conoció personalmente. ¿Qué es lo que hace que una persona pueda dejar una huella tanto individual como en todo un país? Eso para mí es clave: creo que todo está basado en la generosidad.

—La imagen del científico humanista, y no sólo ocupado de su cuestión específica. No un “nerd”.

—Claro. No un nerd. Era un supercatólico que propugnó la entrada de profesores con otras creencias en la Universidad Católica, que él había cofundado.


Un legado, una política. El rol de la investigación en la sociedad estuvo en la discusión de los últimos días. Ciencia y pobreza son los temas en los que se situó la discusión de los últimos días. Peña dice que “si hay alguna cosa que rescatar del gobierno anterior es el avance en materia científica, que no debemos perder. Un mérito de Lino, y que es también un mérito del más alto nivel de la gestión anterior: valorar la ciencia, darle presupuesto, atraer gente de regreso a la Argentina e intentar conectar todo eso con el desarrollo. Creo que ha sido superpositivo. Mirando hacia delante y observando la situación actual, lo que no podemos hacer es desentendernos del desafío de la situación de nuestra gente. El Conicet fue creado especialmente para eso. El problema central es que la discusión es sobre las cajas existentes. Y tenemos que salir de esas cajas, mirar para afuera y estudiar cómo hicieron otros países para desarrollarse en ciencia y tecnología. Argentina aún está lejos del 2,8% del producto que tienen los países más desarrollados para la investigación científica. Pero esos países tienen una incidencia del 70% de los privados en esa inversión. Casi lo inverso de lo que sucede aquí.

—Una de las discusiones era acerca de que algunas investigaciones del Conicet tratan temas menos importantes, triviales.

—Vos podés establecer una línea de criterios. La idea sería que una línea de investigación debería intentar impulsar el conocimiento global, si tiene impacto sobre la gente en situación más vulnerable, sobre la cultura. Son muchos los aspectos a tener en cuenta. Son preguntas y discusiones lícitas. Hay gente que tiene hambre en nuestro país. Hay gente que padece la pobreza. Asegurémonos de que las cosas se hagan con criterio. Con mesura. Y con lógica.

—El rol de la jefatura de Gabinete fue cuestionado durante el conflicto. Incluso hay quienes contrapusieron la figura de su hermano a la de su abuelo...

—No tengo cómo opinar, porque no tengo información. No tengo conocimiento al respecto porque no estuve en la negociación. Creo, sí, que hay que rescatar lo siguiente. Hay un compromiso con el tema de innovación. Este primer año no permite extrapolar lecturas acerca de cuál es el proyecto de largo plazo, porque fue un año de transición, de tomar un país y llevarlo a una situación más administrable. No se puede perder esa perspectiva. Algo que rescato de mi abuelo es que no hay que perder de vista la perspectiva estratégica, que es que si este país no apuesta a construir una economía del conocimiento, especialmente desde el ámbito privado, y conecta ese motor con los problemas de la gente, y con la construcción de la vida digna, creo que perdemos el rumbo. Es algo que está presente. Pero cuanto más lo marquemos, mejor vamos a estar.