ESPECTACULOS
Chicago International Film Festival

El cine del mundo saluda a la ciudad del viento

El festival competitivo más longevo en Estados Unidos vuelve con una edición que saluda a nombres como Kathryn Hahn, Jonathan Mayors y se verá la secuela de Knives Out.

Perfil
. | CEDOC

La temporada de festivales en Estados Unidos sigue a todo babor: mientras el New York Film Festival llega a su fin, Chicago International Film Festival regresa con su edición 58. En el universo de los festivales de cine de Estados Unidos, el evento dirigido artísticamente por Mimi Plauché ha logrado convertirse en un festival que habla perfectamente con la ciudad que lo contiene (lo que debería hacer cualquier festival que se precie de tal, y no de ser un álbum de figuritas de lo obvio que “se debería dar en pantalla”). El CIFF entiende su ciudad, y sabe generar un recorrido por la misma donde estrenos recientes, algunos que solo pasaron gracias al festival por una sala de cine, dan cuenta no solo de un panorama sino de una mano curatorial que no tiene ver tanto con la urgencia (como sí sucede con festival como Sundance, o SXSW). En esta ocasión, la lista de títulos es grande: 148 películas de 53 países (20 documentales, y 72 ficciones). Pero una de las grandes decisiones del evento tiene que ver con sus saludos, sus homenajes, que suelen prestar atención a nombres más nuevos, menos míticos pero sí vitales en la producción audiovisual actual. Los tributos en esta ocasión, las charlas públicas, irán a nombres como Kathryn Hahn, la actriz que saltó a la fama tamaño Marvel con la serie Wandavision pero que desde hace rato es una potencia de diferentes estilos, sea el drama, la comedia o el género que se le cruce. Ella presentará Glass Onion: A Knives Out Mistery, la secuela de Knives Out, ambas dirigidas por Rian Johnson. El nombre de Hahn es clave para entender cómo se celebra a un talento que marca muchísimo de diferentes formas del cine actual. Esa es una idea de inteligencia, que no habla tanto de consagrados sino de otro espíritu más efervescente, más inmediato.

El evento busca dar cuenta del panorama actual del cine en todo el mundo

En esa misma línea, Anna Diop recibirá un premio Rising Star, a talento con futuro, junto con el estreno del celebrado film de terror Nanny. Otra muestra de esa atención prestada a los diferentes formatos y diferentes nombres que pueden beneficiarse de semejante ventana. El film Devotion, de Jonathan Majors, implica otro saludo en ese mismo estilo. Majors es también un nombre que ahora va a pisar fuerte en el universo Marvel, pero que viene logrando roles que lo ponen como uno de los posibles grandes talentos de Hollywood. Este biopic sobre Jesse Brown, el primer aviador negro en la historia de la marina de Estados Unidos, ambientando en la guerra contra Corea es la prueba de ese saludo del festival.  

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El festival sigue con su modo híbrido, inaugurado, como en casi todos los festivales de cine del mundo, desde la cuarentena obligatoria. El número que se ha logrado es considerable: 87 películas podrán verse online. Y el programa de cortos estará disponible en todo Estados Unidos para ser visto. Pero además de las celebraciones, hay otros nombres que visitarán el festival: Darren Aronofsky, el director de The Whale, la película que creen le dará el Oscar a Brendan Fraser por su rol como un persona obesa encerrada en un espiral de odio contra sí mismo. También el guionista de Moonlight, Tarell Alvin McCraney y los compositores Mychael Danna y Kris Bowers. En ese sentido, siempre vale celebrar la forma en que el festival elige echar luces sobre otros rubros que son bastante importantes y que no todos los festivales eligen poner en su primera plana. Esas no tan pequeñas decisiones son las que marcan la diferencia entre festivales que quieren ayudar a su industria y aquellos que tan solo quieren lucirla como algo cool, reduciendo el medio entero a solo protagonistas de marquesinas.

Hablar con la ciudad

Un error de varios festivales es no saber hablar con la ciudad que los contiene. Sentir que importa más la mirada internacional que la experiencia local, o incluso hablarle más a la cinefilia rancia, que se cree moderna, que a quienes realmente, a diferencia de aquellos, pagan una entrada de cine (lo cual hace mucho más por “salvar” al medio, que 34 Tweets ofendidos por la programación de un festival europeo). Chicago International Film Festival siempre ha apostado a tener la mirada puesta en varios films locales, films que dialogan con la historia de una de las ciudades más hermosas del mundo a la hora de arquitectura y que también ha sido el epicentro de varias encrucijadas sociales a lo largo de la historia de Estados Unidos. Por ejemplo, uno de los films que se da es Art And Pep, que implica la historia de los activistas LGBTIQ+ Art Johnson y Pepe Peña, cuyo bar, Sidetrack ha sido uno de los epicentros más importantes a la hora del activismo y de la creatividad artística de su comunidad (que muchos dicen logró crecer gracias al ber de Art y Pepe). El director de Saint Francis, Alex Thompson, filmó casi en secreto Rounding, en el mundo de Chicago, sus hospitales y túneles. Se suma a  la lista “local” King of Kings: Chasin Edward Jones, el documental de Harriet Marin Jones sobre su abuelo, un empresario del universo de las apuestas que se convirtió en uno de los negros más poderosos y millonarios en los años 30 y 40 y debió enfrentarse cabeza a cabeza con mafia de renombre mundial.