Después del éxito de Gilda, Natalia Oreiro vuelve, en 2018, a las pantallas del cine, en un proyecto que subraya el perfil que, como actriz, y también como cantante, ha sostenido en los últimos años: bajo un formato amable, con estrategias que logran llegar a un público masivo, no se priva de tocar temáticas de corte social, que propenden a buscar un mundo en el que tengan cabida las libertades individuales. Así es la comedia Re loca (y me encanta) la versión argentina del director Martino Zaidelis, que tiene como precedente Sin filtro, film chileno de 2016 cuya protagonista, en ese caso, había sido la trasandina Paz Bascuñán. Zaidelis refuerza la empatía que pretende tener la obra con el público: “Busqué que fueran personajes donde uno se pueda realmente reconocer, conmover, emocionar, divertir”.
En la apuesta argentina, con productores como Telefe, y Paramount, Oreiro va acompañada de buenos actores, que además dan cuenta de una selección de casting muy ajustada entre los physique du rôle y los personajes. Oreiro es Pilar, una carismática publicista que ronda los cuarenta años; Fernán Mirás, su marido, un pintor diletante incapaz siquiera de ir a pagar la factura de gas; Diego Torres, el indeciso, dulce y maleable amor de Pilar que ni siquiera alcanza a ser tal; Gimena Accardi, una insufrible y dominadora prometida de Torres; Malena Sánchez es una obsesivamente modernizada youtuber; Pilar Gamboa, hermana de Oreiro, proyecta su afecto más a los gatos que a los humanos; y Hugo Arana consigue, con su peculiar dicción y mirada irónica, oscilar entre un verdadero maestro de la vida y un chanta absoluto que vende pócimas falsas.
—Natalia, después del éxito de “Gilda”, ¿qué te significa estar en una ópera prima?
—Las óperas primas son lo mejor. Cuando un director hace su primera película, le pone todo: talento, corazón, ganas. Martino es un director súper detallista, sensible, generoso, no porque sea su primera película, sino porque confía en las personas que eligió para interpretar los roles. Le gusta que en los ensayos surjan cosas nuevas, para darles más verdad a los personajes. Pilar representa a una mujer dentro de la sociedad actual, que vive atravesada por todo tipo de presiones: de su familia, de sus amigos, de gente que no conoce. Con el personaje de Fernán, tiene un conflicto que no es que él la trata mal, sino que esta pareja de muchos años está desgastada y muestra qué difícil es separarse desde el amor. Ella le dice: “No es que hiciste algo mal, sino que fuimos por caminos diferentes”. Eso sucede en todas las relaciones.
—¿Qué importancia tienen las grandes productoras en esta película: Telefe y Paramount?
—Paramount, es la primera película que distribuye en la Argentina, y Telefe, al menos en las películas en las que yo participé, creo que estuvo en el 90% de ellas. La asociación de un canal de televisión para promocionar una película me parece necesaria para que llegue a más personas. Pero ni Telefe ni Paramount incluso se metieron en lo artístico. Paramount vio la película terminada, y dijo: “Yo me quiero sumar, no me la quiero perder”.
—En lo que a televisión respecta, ¿vas a regresar, con la propuesta que es “Grisel”? ¿Ves televisión?
—Sí, es un proyecto mío, que yo escribí. Es posible que hagamos una coproducción con Viacom y otra [productora] del exterior. La idea es que salga en 2019. Es una historia de época, que transcurre en los años 20 y 30. Trata sobre una mujer, el tango y la sociedad de la Argentina en esos años. Siempre fui de la televisión, vengo de la televisión. Ahora no veo mucho porque estuve viajando y trato de estar presente con mi hijo, acompañándolo a la escuela. Pero en general me gusta la ficción en tele, porque es mi oficio.
—“Re-loca” llega en un momento en que el movimiento de mujeres es muy potente. ¿Cómo lo analizás?
—Es algo que no sucede solo en la Argentina; es un movimiento mundial: es el siglo de los derechos de las mujeres. Argentina no es ajena a eso, y la temática de la película, tampoco. Pilar necesita decir “Basta”, porque es un tema de dignidad para ella, pero no encuentra la forma de hacerlo. Es muy liberador para nosotras las mujeres poder decir lo que sentimos en el momento en que lo sentimos. Lo que le sucede a ella, a muchas mujeres y a hombres inclusive, es que callar y reprimir, por miedo a quedar fuera de la sociedad o a perder algo, hace que la consecuencia de la explosión no sea la deseada, porque al mandar al carajo a alguien que amás, podés lastimarlo. La historia podría ser un hombre o una mujer; es un día de furia en una comedia interpretada por una mujer. Pero este momento puede predisponer a verla como una feminista.
—¿Creés que el Senado apruebe la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo?
—Espero que sí, porque si no, pareciera que fuera una pantalla. Estoy a favor de la legalización, porque el aborto existe: es muy hipócrita negar, creer que eso no va a existir porque sea clandestino. Estoy a favor de las libertades individuales y de las distintas maneras de pensar, de que lo que piensa cada uno no esté por encima del otro: que cada uno pueda pensar y elegir legalmente, sanamente, con educación sexual, antes que nada.
Una imagen vale más que mil palabras
—Estuviste en Rusia presentando la canción “Uni-ted by love” y luciendo un suéter con los colores del movimiento LGTB, el mismo que usás en una escena de “Re-loca”. ¿Te dio miedo?
—Lo usé muchas veces. Es un suéter que me compré hace varios años. Cuando tengo la posibilidad de visibilizar algo que me es afín, lo hago: una imagen vale más que mil palabras. No es la primera vez que lo uso. No tengo temor a decir lo que pienso.
—¿Usás lenguaje inclusivo?
—Je, je: todes podemos participar. No, no lo uso generalmente, pero cuando puedo lo intento. Hoy, cuando el hombre dice “Adelante”, las chicas le dicen: “No, no. Pasá vos”. Yo [también] soy de dejar pasar a los hombres.
—Siempre te has mostrado interesada en figuras populares. ¿Quién es la figura popular número uno para vos hoy?
—La figura popular es la mujer. Por el momento en que estamos viviendo, la mujer anónima deja de ser anónima, para que se escuche su voz. También, a mí me encanta Juana Azurduy. Tengo, hace mucho tiempo, un proyecto para interpretarla en cine, por su entrega para la liberación de los pueblos originarios y de toda América: no está valorizada en la historia, porque la historia está escrita por los hombres. La Argentina ha tenido mujeres fuertes y populares, pero hoy no podría decir una, porque el abrazo de las mujeres en todas las marchas buscando derechos, hace que ellas sean las protagonistas de su era.
—¿Qué lecturas le das a la noción de locura? “Locas”, en la Argentina, han sido catalogadas, entre otras, las Madres de Plaza de Mayo…
—Loca es una persona auténtica, que corta con una sociedad opresora donde somos un número y donde no te podés correr del carril en que te ponen. Tiene algo lúdico, cuando uno se juega por algo que para muchos es una locura. “No seas loco, no lo hagas”; “Estás loca: mirá lo que pensás”; “No te metas, que estás loca”; “La loca de mierda”, se dice. La película [de Martino Zaidelis] resignifica la locura y acepta la ruptura de la media, de la monotonía, de la exigencia.