ESPECTACULOS
Leticia Bredice

“No soy explosiva ni bipolar como mis personajes”

En una charla íntima, la actriz, que aguarda el estreno de 8 tiros en cine, confiesa su timidez, al tiempo que señala el riesgo de algunos actores que optan por vivir en una burbuja.

Momentos. A lo largo de su carrera, Bredice recibió 11 nominaciones a premios. Ganó dos Martín Fierro y dos Konex. Entre sus hitos en cine se encuentran Cenizas del paraíso, de Marcelo Piñeyro, y Tetr
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Una locuaz y radiante Leticia Bredice se reunió con PERFIL en las cercanías de la sede de la TV Pública para dialogar no sólo de su protagónico en 8 tiros (un policial sórdido dirigido por Bruno Hernández) sino también del resto de sus afectos, su familia y sus preocupaciones.
—En tus diferentes roles como actriz te calificaron como “vibrante”, “explosiva”, “profunda”, “bipolar”, “versátil”, “sensual”, “ciclotímica”, “audaz” y “transgresora”… ¿con cuáles de estos adjetivos te identificás y con cuáles no?
—Me considero vibrante, profunda y versátil... ¿Sensual? Sí. Transgresora, también, algo, y ciclotímica… no sé… No soy explosiva, ni audaz, ni bipolar, aunque esto es algo que confunde a muchos en base al personaje que hice como Simona, la bipolar de Locas de amor.
—¿Qué te pasó con ella?
—Hasta el día de hoy me la recuerdan. Muchos creyeron que yo era así y, tras años de terapia, te puedo asegurar que no lo soy. Es como que identifican persona y personaje. Tras un capítulo de Sin condena que se llamaba “Permiso para abortar” (el caso de una joven que se realiza un aborto clandestino), un día se presentó una chica en mi casa y me esperaba a que saliera de mi edificio porque quería hablar conmigo… Ella había pasado por algo similar y entendí lo que estaba sufriendo... Fue una situación tensa, porque si bien no podés dejar de ver la realidad, tampoco podés vivir “colgado” de lo que la gente cree o siente. Por eso, no está mal que una mujer de la TV, por ejemplo, se dedique un tiempo a no actuar, para saber cómo se vive; porque, si no, se entra en una burbuja, idílica, que puede ser peligrosa.
—¿Cómo es la vida del actor?
—Creo que se trata de un cuento fantástico pero a la vez es muy solitario en su camino. La meta de llegar a Hollywood es genial, pero pensar sólo en eso, te aleja de ser alguien real, porque se va volviendo de calles que, a la larga, te separan del entorno. Hay que estar atento con uno mismo y tener cuidado como actor en no convertirse en un caricaturista… Se ve mal que el actor desempeñe otros roles además de ése, como tener su propia empresa y además seguir siendo artista, algo que en sí mismo te pone más los pies sobre la tierra, por ser un ámbito diferente al ficcional.
—¿Pensaste en armar algo “propio”?
—Hace muchos años que pinto, por ejemplo, y tengo cuadros suficientes como para armar una muestra… pero como actor, en Argentina, tenés que tener cuidado, insisto, además, con lo que los demás creen que uno debe ser. No soy tan rebelde ni tan extrovertida, soy una persona mucho más tímida y hasta metódica.
—¿Con qué te encontrás cuando vas a ver a colegas al teatro?
—Desgraciadamente… con unos “bodoques” (por favor, no quiero que se me simplifique y que titulen con eso, lo que digo va más allá). Pero cuando uno logra ser un buen actor, la tendencia es pensar en un muy buen pasar financiero e ir sólo en búsqueda de eso puede quitarte la visión de una realidad (o de la realidad) y llevarte hacia una tendencia fantástica. A mí no me pasó, pero lo vi en la vida de otros colegas, y es una pena.
—¿Ves una escasa preparación en los actores de hoy?
—En principio, ésta no es una profesión para no estudiar. Hay que prepararse. Y estudiar. Y es algo que hago mucho y lo disfruto. Estudio, claro, aquellas cosas que me gusta desarrollar… lo que no me da miedo. Quizás esta entrevista sea un buen momento para pedirles disculpas a algunos directores a los cuales les dije que no iba a hacer determinado trabajo, porque en ese momento necesitaba hacer otras cosas, pintar por ejemplo.
—A lo largo de tu carrera profesional recibiste once nominaciones a diferentes premios, y entre ellas ganaste dos Martín Fierro (en 2001 por tu protagónico en “22, el loco” y en 2012 por “El elegido”), un Cóndor de Plata como “revelación femenina”, y sos una de los pocas artistas que en una misma década se llevó dos Konex a la trayectoria: uno en cine en 2001 y otro en TV en 2011. ¿Qué significan los premios para vos?
—¡Interesante número! Dicen que el 11 es el número de la magia. ¡Qué casualidad! Fue muy excitante lo del primer Konex porque ellos, a pesar de mi corta edad, vieron “eso” en mí, y después llegó el de TV. Un premio te defiende mucho internacionalmente, te abre puertas, y soy muy agradecida. Sin embargo, como queja, debo decir que fui a todos los festivales de cine de Mar del Plata y nunca me citaron como jurado; sin embargo, fui como representante de Argentina a un festival de cine en la India.
—Además incursionaste en la música y te nominaron a un MTV por tu disco “Actriz”.
—Sí. Aunque los periodistas suelen olvidarse de la parte artística y sólo recuerdan la polémica en los premios, con mi foto “hot”. Me fotografiaron “como” tocándome “la cola”, pero en realidad tenía un corset muy chico y debí acomodar la pollera –que, encima, era un miriñaque– porque me molestaba mucho. La foto, que dio la vuelta al mundo, quería “decir” una cosa, cuando era otra.
—A veces, por Crónica TV, se ve uno de los recitales con los que presentaste ese disco…
—Sí, y me da un poco de vergüenza, porque justo ése, el que filmaron, se dio un día que cumplía años y estaba triste y muchos –hasta el día de hoy– se preguntan qué había “tomado” para estar así, “tan a lo Janis Joplin”. Pero la rutina de ese show la repetía todas las veces que cantaba, y era ésa. Lo que pasa es que ese día no estaba bien de ánimo… Y lo hice igual, porque no necesito ninguna sustancia para estar “bien”; son las cosas que me pasan, las que me levantan el ánimo y, cuando estoy triste, simplemente, lo estoy y punto.
—En cuanto a tu intimidad, tu familia… tenés un hijo pequeño, de 8 años, en plena etapa de formación, ¿qué mundo creés que le tocará vivir?
—(Piensa y se esfuerza por no emocionarse tanto…) Creo que él irá escribiendo su historia y será feliz. Porque los recuerdos, en nuestros primeros años de vida, son aquellos que nos forman como personas. Hasta los 11 años uno vive más la vida, que luego y desde ese lugar él está formado por una mamá y un papá, felices. Que se aman. El sabe que sus padres se amaron cuando lo concibieron y para el mundo que le tocará vivir, ése es un valor enorme que ya tiene dentro de él