Tras haber ganado el León de Oro en Venecia, nominado en tres categorías al Globo de Oro (mejor guión, mejor director y mejor película extranjera), y a los Goya, Roma se impone en toda su grandeza. Y va seguro camino al Oscar en su rubro. Este film marca el ingreso, con todo su poderío, de gigante del streaming Netflix en el cine. Lo hace con una obra artística, en blanco y negro, como si cada plano dejara retratado “el” momento de la historia. Una fotografía extraordinaria de Galo Olivares y Cuarón es un homenaje a las mujeres. Ubicada en los últimos meses del 70 y principios del 71, en un México plagado de contradicciones, parece un ejercicio de la memoria en el núcleo de una familia de clase media en la que las mujeres de la casa se quedan solas. La reconstrucción de época es de una fidelidad absoluta, con los grandes autos gringos, las casas con terrazas, el estilo de vida en que los hombres tenían sus “queridas”, los sonidos de las radios, la ciudad de fondo, la represión estudiantil y la vida familiar rota. De una intimidad desgarradora en la que Cleo (Yalitza Aparicio), la trabajadora del hogar, la que limpia y cuida a los chicos, oriunda de Oaxaca, va tejiendo los vínculos entre todos y la dueña de la casa (Marina de Tavira), química de profesión, trata de abrirse paso.
Siempre a través de Cleo vemos la cámara recorrer esa ciudad de la Colonia Roma, las azoteas y los cielos grises. Y con ella su primer amor, su embarazo, y el momento en que le pide a su patrona: “Ahorita si tiene un momento, ¿podría platicar conmigo?”, y le cuenta lo que le pasa. La apoya, se ocupa y le contesta: “Siempre estamos solas. Que nadie te diga lo contrario”.
La épica que despliega Alfonso Cuarón muestra de un modo extraño, sutil pero también evidente su propia memoria para convertirla en la memoria del espíritu de una época. Hay escenas conmovedoras, desgarradoras, en el medio de un mar cuyo sonido se antoja, a veces, violento como la ciudad y que necesita de mucha valentía para enfrentarlo.
Roma nos va ganando el alma y el corazón en cada minuto. En esta obra de arte todo tiene sentido. Lo social, lo moral y lo político.