ESPECTACULOS
Entrevista

Verónica Llinás: “Todo el tiempo miran para qué lado de la grieta voy”

Por primera vez se multiplica en dos escenarios distintos con el mismo espectáculo: Dos locas de remate. Analiza los últimos premios que conquistó, se confiesa y anticipa nuevas actuaciones.

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Juntas. La obra que realiza junto a Soledad Silveyra es una comedia donde ambas leyendas se sacan las chispas. Fue una de las primeras en volver. | nestor grassi / gabriel machado

Es una de nuestras actrices todo terreno: cine, teatro, televisión y allí donde aparece su nombre el público intuye que se encontrará con una interpretación inolvidable. Verónica Llinás terminó el año con el premio Cóndor de Plata como Mejor Actriz en una Serie por Manual de supervivencia, de Victoria Galardi, que se puede ver por Amazon Prime Video. 

Filmó en Brasil y ahora su actividad se multiplica teatralmente. Dos locas de remate en la que comparte escenario con Soledad Silveyra hacen funciones lunes y martes en el teatro Mar del Plata y sigue de viernes a domingo en el Astral de Buenos Aires, con dos funciones los sábados. También anticipa más ficciones (Ver Recuadro).

Reflexiona: “Nunca hay que dar por sentado nada. La obra está viva. No hay que descuidarse. El trabajo del actor es ver cómo no se deforma: es como el cabello, lo recortás para que siga siempre su mismo estilo”. 

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—¿Es la primera vez que actuás en la misma obra pero en dos ciudades distintas?

—Si. Hice hace muchos años temporada en Mar del Plata con el grupo “Las gambas al ajillo”. En esta oportunidad acepté aunque el momento es rarísimo. Las incomodidades que vivimos tienen que ver con los protocolos. Los escenarios son distintos: el de Mar del Plata es pequeño y le sienta mejor a la obra. El público está más cerca. Mientras que el Astral es más grande y tenés que proyectar más fuerte la voz. Es un enorme esfuerzo. Además vivo lejos de la capital, pero con alegría y claridad de saber que debo estar agradecida de tener trabajo. Con Solita estamos muy bien. 

—¿Cómo reacciona el público?

—Estoy formada en la comedia, sé que la gente busca reír, Solita aporta una popularidad y la gente la quiere mucho. Es casi parte de las familias, ella tiene mucho recorrido en Mar del Plata y eso se nota. Lamentablemente ahora estamos pidiendo a la gente que no se quede a esperarnos, ni a sacarse fotos con nosotras, por temor a los contagios. No podemos correr ese riesgo, si alguna de nosotras se enferma se arma un agujero económico. 

—¿Cuándo filmaste la serie “Manual de supervivencia”? 

—Hace bastante que la hicimos, mucho antes de la pandemia, ahora la han vuelto a pasar por los premios que ganó. A la directora y guionista Victoria Galardi la conocí cuando filmé Cerro Bayo (2011), con esa película llegamos a la selección oficial internacional del festival de San Sebastián y al de Biarritz. Con ella me gané otro Cóndor de Plata como actriz de reparto en cine. Fue muy pequeña mi participación en Manual de supervivencia, sólo estoy en un solo capítulo. Cuando nos nominaron junto a Pilar Gamboa nos sorprendió y lo ganamos las dos. 

—¿Qué significan los premios?

—Son una alegría, pero no le doy demasiada trascendencia porque se gana y se pierde. Entonces cuando te lo dan me lo alegro y cuando no, no me importa nada. Tengo una doble vara consciente. Mi vida no cambia, es un mimo, pero tengo claro que deberé seguir remando como siempre. 

—¿Abandonaste el Instagram y tus videos?

—No hubo un solo factor. Primero empecé a trabajar a lo loco, con los capítulos con Lali Esposito, la obra de teatro más la serie. Pero ya antes me había empezado a desgastar el recibir la agresión de la gente, que no entiende el humor y me quería ubicar en un lugar de la grieta. Lo soporté durante un tiempo, pero llegó la pandemia y un cambio de gobierno. Empezaron a decime “a estos no les das”, obligándome a hacer videos más políticos y se perdía la naturalidad. Me di cuenta que por ahí no quería ir. De una u otra manera me pesó el afuera más la falta de tiempo. Tal vez podría haber tenido más cintura, con más tiempo libre. Debo confesar que también me aburro de lo que hago, me pasa con la pintura. Soy consciente que pierdo seguidores, pero no soy una Instagramer. 

—Subiste a tu twitter una imagen del famoso lobo marino de Mar del Plata y pusiste: “Está esperando hisoparse”. ¿Volviste al humor?

— (Se ríe) Una debe estar de ánimo. Hay que aclarar que una que trabaja en comedias no siempre es un cascabel. A veces tengo más humor y en otros no. Muchas veces necesito abstenerme de las redes, no leer nada y alejarme de la realidad. Siento que me hace daño, me da ansiedad lo que pasa. Elijo ver películas y documentales. Me parece que hay que preservarse, como pasa en el avión, primero ponete la mascarilla y después ayudás al otro. 

—¿Cuándo filmaste en Rio de Janeiro “How To Be A Carioca” que se verá por Star +?

—En diciembre, fueron solo quince días muy intensos, con jornadas de catorce horas. Estoy en todas las escenas, algunas las hicimos en el Cristo Redentor a la una de la mañana. Tuve solo dos días de descanso. Fue hermoso porque conocí al productor Carlos Saldanha, el mismo de Rio, La era de hielo y Ferdinand, también poder actuar con Seu Jorge (el intérprete de Marighella, Ciudad de Dios). De Argentina éramos Andrea Frigerio y yo. 

—¿Qué diferencias notaste entre trabajar en Argentina y Brasil?

—Puede resultar poco simpático, pero en Brasil no hay sindicatos y eso no es bueno. Por eso no se respetan los horarios, por lo cual los equipos están pasados de cansancio. Se trabaja una cantidad de horas inhumanas, lo mismo pasa en México. Nosotros con la Asociación Argentina de Actores llegamos a convenios más lógicos, aunque ahora post pandemia las plataformas buscan sumar horas. El brasileño es “tudo ben”. Quiero mucho a ese país, porque durante varios años veraneé allí, por eso no me resulta fácil, es como hablar de un tío querido. Son alegres, ruidosos y muy profesionales. 

—Martín Bossi dice que se perdió el sentido del humor: ¿coincidís?

—Si, coincido. Al drama no se le exige corrección política. Tenés películas donde el público va a simpatizar con el delincuente como en El padrino y nadie lo cuestiona. Pero al humor no, se le pide corrección política. En mi caso están todo el tiempo mirando para qué lado de la grieta voy y eso es un infierno. Todos quieren interpretar algo y el problema es que perdés naturalidad.

—La naturalidad es un rasgo que se evidencia en que no te hiciste cirugías…

—Hace mucho tiempo tomé la decisión de no operarme o intervenirme. Aceptar mi propia decadencia lo mejor que pueda y dignamente. No me es fácil, me miro y me digo: “¿Quién es este monstruo?”. Pero estoy convencida que cualquier cosa que me haga no me quitará los años que tengo, sino que seré alguien de la misma edad sólo que operada. También debo confesar que no soy tan coqueta. Nunca me sentí linda, sino medio feíta. De ahí el humor. La apariencia nunca me llamó la atención. Siempre fui descuidada y desprolija. Y además me da fiaca.

 

De Antonio Gasalla a Sebastián Ortega

 

Imposible no recordar las actuaciones de Verónica Llinás en la televisión. Afirma: “Para mí uno de los mejores momentos fue hacer Inés Murray Tedin Puch de Arostegui junto a Luis Machín en Viudas e hijos del rock and roll de Sebastián Ortega. Tuve una enorme libertad. Ortega me dio una carta blanca y le dijo al director ‘dejala que haga lo que quiera’. Esa confianza me dio seguridad. Los compañeros que me tocaron en esa familia de conchetos fue un lujo. Se dio una conjunción de guiones y directores. Con Luis (Machín) encontramos un código, más un director como Mariano Ardanaz y los técnicos que nos acompañaban. Todos tenían mucho humor e inventiva. Guardo un recuerdo maravilloso”. 

Durante la pandemia se volvió a emitir Educando a Nina, programa del 2016. Explica: “Mucha gente la siguió, porque le daba alegría, tenía mucha música. Me dolió que pocos canales pasaran ficciones nacionales. Tuve la suerte también que repitieran por el canal Volver los programas que había hecho con Antonio Gasalla. Tuve compañeros actores que la pasaron muy mal, no tenían para comer”. 

Finaliza anticipando: “A mitad de año filmaré la serie Canelones de Hernán Casciari que haré junto a Darío Barassi y Rada. Aún falta sumar más elenco. Es un proyecto muy interesante de seis capítulos. También hay una película dando vuelta pero aún no se concretó. Espero que se estrene la serie El fin del amor de Tamara Tenenbaum y Erika Halvorsen que dirigieron Laticia Dolera (española), Daniel Barone y Constanza Novick, producida por Amazon, con Lali Esposito. Es una serie muy interesante y necesaria”.