ESPECTACULOS
Cecilia Dopazo

“Tuvimos la alegría de volver a trabajar”

La actriz es una de las protagonistas de la segunda temporada de la ficción El mundo de Mateo. Cuenta cómo fue el rodaje con protocolo. También volvió al teatro.

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Rol. Su actual papel la muestra en un drama intenso. | GZA. PRENSA FLOW

Actriz y directora, Cecilia Dopazo ahora se define más como intérprete. Desde este mes se la puede ver en la segunda temporada de El mundo de Mateo, producida por Kuarzo, Idealismo Contenidos y Flow. La miniserie de ocho capítulos de media hora fue escrita y dirigida por Mariano Hueter. En el elenco junto a Dopazo están: Fernán Mirás, Luciano Cáceres, Federico D´Elia, Fabiana Garcia Lagos, Tomás Wicz, Renato Quattordio, Toto Kirzner y Malena Narvay, entre otros. También filmó una participación especial para Telefe en Mi pequeña Victoria que tendrá su segundo año, pero aún no se sabe la fecha de emisión. 

—¿Cuándo filmaron esta segunda temporada?

—Empezamos en enero de este año, la habíamos iniciado en febrero del 2020, y tuvimos que cortar a los quince días de grabación. En este 2021 trabajamos con barbijo y nos hisopaban todos las semanas. Hacía mucho calor y aunque era difícil tuvimos la alegría de volver a trabajar.

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—¿Cambió tu personaje de Celina Avalo?

—Esta mujer pierde a su hijo. El sale para ir al colegio, nunca más vuelve y enseguida se descubre que está muerto. Celina en la primera temporada lo enfrenta en un estado muy vulnerable. Tiene una gran frustración, porque siente  que ni la policía, ni la justicia le dan importancia al caso, por eso recurre a los medios. Evidencia impotencia y dolor. Al final parecería que tiene resignación, como si la hubiesen doblegado. Mientras que en esta segunda temporada se separa de su marido. No se sabe de dónde saca fuerzas para seguir investigando e inicia una nueva etapa. El rol pasa a ser protagónico y junto al del padre de Mateo (Fernán Mirás) emprende la investigación. 

—¿Cómo la compusiste?

—Al principio mi personaje es muy fuerte, serio, y al inicio no se deja doblegar. Es implacable, intransigente y está muy decidida. Hablamos de las Madres del Dolor y una referencia a Marita Verón, por su fuerza. Encontramos sus colores y sus contradicciones, cuando aparece vulnerable. En esta temporada junta fuerzas y arranca con todo. El vestuario estuvo a cargo de La Polilla. Buscamos que fuera clásica, de clase media, casi alta, pero sin los contactos necesarios como para resolver el caso. Cuando me llamaron para la continuidad yo ya tenía canas. Me dejé el pelo casi blanco y se lo mostré a Mariano (Hueter). Ambos coincidimos que la estética 

en Celina había pasado a un segundo plano. Le pareció muy bien. Creo que este cambio le aportó mucho dramáticamente. 

—¿Y la relación con Tomás Wicz, el actor que hace de tu hijo?

—No tuvimos escenas juntos. El pertenece al mundo de los adolescentes y yo al de los adultos. En ninguna de las dos temporadas nos cruzamos. Es la segunda vez que hago de mamá de Tomás. La primera fue para la película Viaje inesperado de Juan José Jusid, donde estábamos con Pablo Rago. 

—Trabajar con Fernán Mirás fue el retorno de la pareja de “Tango feroz”…

—Fue hermoso volvernos a encontrar para grabar. Fernán es un actorazo, 

no lo digo solo yo. Es un placer. 

Es como jugar al tenis con un grande, él siempre te sube la vara. Tiene talento y oficio. Es la segunda temporada en que grabamos juntos. 

—¿Qué características tiene este policial?

—Mariano Hueter escribió un policial bien de género, con todas las características, incluso desde lo estético. Por eso el uso de la luz y los colores oscuros. Trabajó con una paleta de sombras azules y grises, generando suspenso y peligro. Filmamos muchas escenas de noche. Se usó el flashback, porque se repasan pistas que se van encontrando. Hay mucho texto. En el guión cuando crees que la historia va para un lado, hay un giro, lo que resulta atractivo tanto para seguir leyéndolo como para verlo. No podés dejar de seguirlo.

 

El placer del público

No sólo se la puede ver en la pantalla de un televisor, sino que Cecilia Dopazo está los viernes y los sábados a las 21 horas en el teatro Picadilly. Junto a Patricia Palmer actúa en Radojka de Fernando Schmidt y Christian Ibarzabal. Dirá: “Es un proyecto del director Diego Rinaldi”.

“La estrenamos el 5 de febrero –recuerda- pero en marzo la suspendimos, ahora volvimos y vino mucha gente. Agotamos localidades con el foro permitido, que es el 50% de la capacidad de la sala. Cuando leí el texto me encantó. Me reí muchísimo y le dije a Diego (Rinaldi) que nunca había hecho una obra sola con otra actriz. Pero cuando me dijo que iba a ser con Patricia (Palmer) acepté. Es placentero escuchar la risa del público. Regocijan oír las onomatopeyas desde la platea a través de los barbijos”. 

Cuando se le pregunta por sus experiencias en el 2020 relata: “Hice un streaming, Un engaño virtual, de Marian Scarpatti, para seguir vinculada, entreteniendo y trabajando. Fue una comedia donde dos amigas hablaban en videollamada. Allí dirigí a Julieta Díaz y Natalia Grinstein. En septiembre volví a la dirección, fue un corto de Sebastián Suñé, Lo rápido que pasan las cosas. Sólo con dos intérpretes: Araceli Dvoskin (de La familia Coleman) y Gaby Julis. Contaba la relación entre una abuela y su nieta. Una parte fue por Zoom y la otra con protocolo desde la casa de Araceli. Me acompañó mi hermano, Franco Meconi, quien hizo la asistencia y la producción. Además tengo otro hermano, Marcos, que es editor y vive en Nueva York, fue quien lo armó desde allá. Para mi tuvo este plus, hacerlo con ellos. Salió en la plataforma de Timbre 4”.