Cuando nos referimos a la política de medicamentos en nuestro país, ¿de qué estamos hablando? Hablamos de la satisfacción del derecho constitucional a la salud que tienen los habitantes del país y que el Estado debe garantizar, entre los cuales necesariamente encontramos el acceso al medicamento en forma segura, eficaz y asequible para toda la población.
¿Cuál es el cuadro de situación actual, en el sector?
Insuficiente respuesta a la demanda, con tendencia a empeorar, a causa de: •Deterioro de los ingresos medios de la población. •Disminución de ingresos e incremento de costos en salud para financiadores. •Mal uso o despilfarro de recursos, sea por ineptitud o lisa y llanamente por corrupción. • Problemas económicos crecientes para financiadores, tanto públicos como privados, para atender las mínimas prestaciones que deben garantizar.
Por otra parte, dentro del mercado del medicamento se pueden destacar también la existencia de: •Fuerte presión de marketing, especialmente centrada en la prescripción. •Judicialización creciente en productos de alto costo. •Falta de transparencia y control en el circuito de provisión de medicamentos.
¿Cómo ve el mismo, a futuro?
Cualquiera sea el color político del próximo gobierno, tendremos que movernos en un escenario de insuficientes recursos para la atención de una demanda creciente. La realidad del presente nos indica claramente que: • Ya no se puede engañar a nadie poniendo en aparente vigencia vademécum ilimitados, sin controles ni autorizaciones. • Es necesario aplicar una nueva metodología para la provisión de medicamentos, tanto para ambulatorios como para tratamientos especiales, lo cual incluye una negociación de precios aun en los casos donde haya pocos oferentes. • Esta realidad es el común denominador de todos los financiadores, sean estos gubernamentales, sindicales o privados. • La falta de respuestas adecuadas, fatalmente nos llevará hacia el colapso del sistema.
¿Recuerda alguna anterior situación semejante?
En el pasado reciente hemos tenido que enfrentar una situación que, aunque no idéntica, fue similar en varios aspectos. Me refiero aquí al año 2002, ocasión en la que se sancionó una ley de prescripción por genéricos en forma casi simultánea en nuestro país y en Brasil, persiguiendo en ambos casos el logro de un mejor acceso al medicamento en una época de crisis.
¿Igual política para ambos países, en la misma época? ¿Y cuáles fueron las medidas y los resultados?
En Brasil la ley funcionó porque no fue una medida aislada. La implantación de genéricos se concretó a partir de un conjunto de herramientas puestas en producción al mismo tiempo: una ley de genéricos; la creación de un ente regulatorio para evaluación de medicamentos; la creación de una Cámara que regula los precios de venta; y la de una Comisión nacional de Incorporación de tecnologías, con evaluación de costoefectividad.
En el caso argentino ocurrió todo lo contrario. La acción se limitó a sancionar una ley de prescripción por DCI, lo cual fue rápidamente neutralizado por un sector de la industria nacional productora de medicamentos de marca.
Luego de aquella experiencia, ¿el Estado ha tomado alguna otra medida semejante, con la finalidad de intervenir en el mercado del medicamento?
No de forma sistémica. no obstante, se ha presentado como novedad algo que podríamos catalogar como una intervención parcial del Estado a través de PaMI, regulando el precio del medicamento para la dispensa a sus afiliados a partir de 2018 seguramente la medida habrá provocado reacciones en el mercado… si, claro. Entre todas ellas, me gustaría puntualizar aquí lo que más llamó mi atención: un estado de pánico general en importantes sectores del mercado, algunos de los cuales considero justificados y otros que no logro comprender.
Entre los primeros, se encuentra el grupo de laboratorios que han ejercido durante años el manejo hegemónico del mercado, estableciendo precios y condiciones en todo momento, y para los cuales ésta medida es un cambio de reglas que no logran digerir.
Pero lo que realmente me sorprende es la actitud de otros, a quienes tengo identificados como pares, los cuales de manera incomprensible vienen avalando y acompañando estrategias reactivas de cierto sector de la industria que persiguen debilitar estas políticas del Instituto; frenar acciones que posibiliten la elección de una más variada gama de marcas comerciales; bloquear a cualquier precio la prescripción por DCI… siendo incluso afines a la estrategia de volver a poner a las farmacias en el cepo financiero, cediendo el control de sus finanzas a las droguerías y varias cosas en la misma dirección, que no es otra que la de volver el tiempo atrás.
¿Cuál es la postura de Uds. en FEFARA?
Me apuro a señalar que de ninguna manera consideramos que estamos en presencia de una medida que viene a dar solución a todos los problemas, porque ni cerca de ello está. De lo que se trata aquí es tener una oportuna y acertada visión de la realidad que a partir de ello puede crearse, para diseñar políticas y estrategias que permitan enfrentar la situación actual y futura del mercado.
En nuestro caso la lógica de actuación seguirá por los carriles que habitualmente venimos transitando: apuntalar el sostenimiento de nuestra red profesional, a la par que brindar soluciones a nuestros naturales aliados de la seguridad social, que a diario vienen haciendo malabares para poder seguir dando los mínimos servicios que deben garantizar a sus afiliados. En tal sentido, baste como ejemplo recordar que gracias al Convenio Específico de Colaboración y asistencia que PaMI suscribió con FEFara, el InssJP ha podido poner operativa y gestionar con éxito la política de intervención ya referida.
¿Cómo vislumbra el futuro inmediato?
En un escenario de insuficientes recursos y administración de carencias, resultará ineludible apelar a la gestión asociativa, el control y la eficiencia de gestión para poner los medicamentos al alcance del pueblo argentino en forma segura, eficaz y asequible Y que para lograrlo no solo será necesario volver a insistir con la prescripción por DCI, sino que además se deberá garantizar la existencia de una logística que cubra el territorio nacional con una variada y diversa oferta de medicamentos.
No es posible romper la concentración y el manejo discrecional del mercado actual, el cual se encuentra en manos de una muy breve lista de nombres, trabajando solo con DCI como herramienta.
¿Quienes debieran encarar la tarea?
La tarea nos deberá involucrar a todos: políticos, empresas, financiadores y de manera especial a quienes integran y conducen las diferentes entidades nacionales farmacéuticas, a quienes volvemos a invitar para trabajar juntos en pos del bien del conjunto y, de paso, de recuperar la dignidad farmacéutica. Dignidad que por otra parte no es más que ejercer cabalmente nuestros derechos, evitando ceder a terceros intermediarios la gestión farmacéutica, tanto profesional como comercial, en la cual se juega nuestro destino y supervivencia.