Es normal que haya una declinación progresiva de la memoria después de los 55 años, el famoso “lo tengo en la punta de la lengua” o “no encuentro la palabra adecuada”. Un cerebro sobrecargado de información, tratando de manejar varias cosas a la vez, o mucho stress, depresión, ansiedad y no buen dormir son circunstancias que favorecen el declive de la memoria, falta de atención y concentración.
El problema no es cuando se olvida una cita, o donde se dejó el coche estacionado, sino un patrón de olvidos reiterados y frecuentes. “esto se conoce como el trastorno de memoria asociado a la edad: es decir quejas de fallas de memoria, pero con adecuado funcionamiento cognitivo en otras áreas (lenguaje, planificación, razonamiento, toma de decisiones).
La memoria semántica, la memoria de lo aprendido está conservada como también la memoria implícita (la de los actos motores o de una habilidad previamente aprendida). La más afectada es la memoria explicita que es la recolección consciente e intencional de información y experiencias previas. Se pone de manifiesto constantemente en la vida diaria: recordar la hora de una cita o un suceso ocurrido hace años.
La memoria reciente, o a corto plazo, es la más afectada, siendo muy vulnerable a la interferencia por otro acontecimiento. la memoria explicita a largo plazo esta preservada”, aclara el Prof. Dr. Carlos A. Mangone, Médico Neurólogo, prof. adj. Neurología UBA, Jefe de Neurología del Hospital dF santojanni e Investigador principal del Centro seRes de Neurociencia Cognitiva aplicada.
Él informa que “en nuestro Centro de Memoria tenemos estandarizados un cribado para conocer el estado actual de la memoria de los pacientes y demás funciones cognitivas. Esta evaluación puede informar si la persona se encuentra en un trastorno benigno de la memoria asociado a la edad o en un estadio más avanzado como es el deterioro cognitivo mínimo".
"En este último, están comprometidas la memoria verbal episódica reciente y tardía, con afectación en las actividades diarias con gran demanda intelectual como puede ser el manejo de las finanzas o los trámites bancarios, además de la organización y planificación del diario vivir”.
¿Se debe consultar siempre al neurólogo o hay alertas concretas?
Una consulta precoz sumada a las técnicas de estimulación cognitiva y las medidas de prevención son superiores a la mejor medicina cuando el mal es mayor. Hay signos de alerta para buscar ayuda profesional: primero, cuando el fallo en la memoria reciente afecta el trabajo diario.
El segundo, cuando repetidas veces no puedo encontrar la palabra adecuada; tercero, la dificultad en realizar las tareas que antes se podía hacer bien; cuarto, cuando, por ejemplo, extravía o pone fuera del sitio habitual las llaves o la billetera; y, por último, cuando se siente una menor iniciativa para hacer la cosas.
¿De qué manera se puede prevenir?
Como medida de prevención, es importante realizar un cambio radical en el estilo de vida: tener mayor ejercitación física como pueden ser las caminatas; bajar el estrés lo más que se pueda; tener adecuadas horas de sueño; no fumar; tomar poco alcohol y café; realizar una sola cosa por vez, lo que permitirá focalizar la atención; tener una dieta balanceada rica en aceites poliinsaturados, como el aceite de oliva.
También el consumir nueces, mucha fruta, especialmente frutillas, cerezas, uvas, muchos vegetales, pescado de mar, legumbres y cereales, lácteos, pollo; y realizar una mayor ejercitación mental. Lo más importante es que nuestro cerebro debe fabricar su propio alimento que son las neurotrofinas para trabajar las neuronas y su red. el objetivo es desafiar al cerebro para generar más conexiones entre las neuronas.
Para contacto: Tel.: 0114806-1495/ 4805-6384. Twitter: @camangone Facebook: Carlos Mangone.