GUíA DE SALUD PNT
Instituto Oncologico Henry Moore

"Para que la medicina siga siendo un arte"

El Instituto Henry Moore busca mejorar la calidad de sus pacientes, brindando un cuidado único y un servicio de primera calidad. <b>¡No te lo pierdas!</b>

Instituto Oncologico Henry Moore
Instituto Oncologico Henry Moore | Instituto Oncologico Henry Moore

El Instituto Henry Moore nació desde un profundo convencimiento de que la medicina es un arte que se  manifiesta en el servicio al doliente procurando aliviar el padecimiento, restaurar la salud y brindar la curación definitiva o en su defecto, la mayor longevidad alcanzable con la mejor calidad de vida posible para el paciente.

Por eso nuestra historia empieza con este credo: Creemos que: La medicina tiene como objeto de su ciencia y su arte: curar, aliviar y acompañar a la persona enferma el fundamento del cuidado médico es la relación médico paciente.

La honestidad y honradez en nuestra relación con el paciente es crucial. El derecho de todos los pacientes es acceder al mejor tratamiento comprobado. El mejor tratamiento comprobado es el que tiene la mayor evidencia científica. Este credo ha guiado el diseño edilicio, el diseño de los servicios y la selección del personal.

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Mucho antes de que se hubiera trazado una línea en el plano, sabíamos que debíamos reunir personas que respetaran estas ideas para construir un espacio donde todos compartiéramos esta filosofía. Por eso el primer motor fue “Para que la medicina siga siendo un arte”. El arte de mirar, de escuchar, de curar y especialmente el de acompañar al paciente con humanidad y respeto.

Desde el nombre del instituto, (Henry Moore, escultor inglés cuyas ideas y obras redimensionaron el valor de los volúmenes y los espacios entre los mismos), la idea fue tener claro que la medicina no es sólo de los médicos y el arte de ser médico es tan excelso como el de un escultor, tan impetuoso, vertiginoso y cuidadoso como el cincel que trabaja la piedra para darle forma.

Tan original que ninguna obra es igual a otra como ningún paciente es igual a otro. Por eso elegimos al escultor que redescubrió la belleza de las formas inspiradas en la naturaleza y el valor del vacío en la escultura. Un vacío que da sentido y que libera, porque eso es lo que sienten los pacientes ante el diagnóstico.

Para que se pueda dar forma a una vida donde el vacío parece quebrar todo futuro y nuestra compañía tiene valor sólo si podemos dar esperanza y sentido a la misma, cualquiera fuese el tratamiento indicado. Nadie sabía ni sabe más de sus necesidades que quienes sufren el diagnóstico y el tratamiento que sigue al mismo y por ello un grupo de pacientes trabajó junto al arquitecto en el diseño del instituto.

EL PRESENTE

La idea tomó forma y comenzamos con ocho médicos de una sola especialidad y fue complejizándose, incorporando meto oncología, onco-mastología y onco-urología. Aumentamos el número de consultorios, agrandamos el hospital de día y en veinte
años la idea se convirtió en la institución privada monovalente más importante del país y en nuestro conocimiento en Latinoamérica, para la práctica de la oncología clínica ambulatoria exclusivamente.

Trabajan en nuestra institución más de ciento veinte personas. Contamos con más de cuarenta médicos (oncólogos, hematólogos, mastólogos, urólogos), ocho enfermeros especializados en oncología, tres psicooncólogos y administrativos educados y entrenados “para servir al paciente con dedicación”.

Asistimos a más de quince mil pacientes por año. Realizamos más de cincuenta mil consultas anuales. Se administran más de veinte mil tratamientos quimioterápicos por año. Tenemos la base epidemiológica y de historias clínicas electrónicas oncológicas más grande del país.

Somos educadores y centro de formación en oncología para las tres universidades más importantes del país (uBa; usaL y uCa). Dictamos más de mil quinientas horas de clases por año y hemos formado más de doscientos oncólogos clínicos que están distribuidos por todo el país y varios países de Latinoamérica (Bolivia, Perú, Colombia, ecuador, etc.).

 El lema rector de nuestras actividades de docencia expresa el compromiso entre el quehacer y el saber: “Educar con la verdad y servir con dedicación”. Sólo se educa haciendo lo que uno dice que hay que hacer, pues los alumnos –a igual que a los hijos- sólo les llegará lo que vean en las conductas de sus maestros y no lo que escuchen de los mismos.

Hemos presentado trabajos en los foros más importantes a nivel nacional e internacional y hemos publicado en las más prestigiosas revistas internacionales. Colaboramos activamente con la investigación básica en el ConiCet y hemos participado activamente en la evaluación de proyectos de investigación del instituto nacional del Cáncer en Argentina.

Desde hace cuatro años somos miembros del Consejo asesor de la Liga argentina de Lucha con el cáncer (LaLCeC). Imaginar el futuro siempre es un desafío porque decir futuro es decir incertidumbre y trascendencia, de tal manera que no podemos sino desear, anhelar, esperar. Ninguna idea y ninguna institución tiene futuro si no deja un legado que otros recogerán.

Para nosotros el futuro es que nuestros médicos, que serán los directores y formadores de nuevos oncólogos cuando ya no estemos, continúen con esta misma filosofía: asegurar la accesibilidad de todos los pacientes a la oncología personalizada. Es nuestro desafío replicar este modelo en el interior y en los países latinoamericanos dirigido a las poblaciones de bajos recursos con equidad, de esa manera elevar sustancialmente la vara dando un ejemplo con un estándar de probado valor ético y estético.

A medida que la medicina se complejiza y el conocimiento médico se desplaza de la persona a Internet, que el diagnóstico clínico recibe un complemento inédito con imágenes cada vez más sofisticadas y relevantes, que la toma de decisiones se desplaza del criterio médico a la patología molecular.

Creemos entonces que es cuando más se necesita recuperar el valor de ser Médico, porque un paciente no es una imagen, una biopsia o un laboratorio, es una persona que necesita ser cuidada humanamente por otra persona con la sensibilidad de reconocer y hacerse cargo del dolor ajeno.

Educar con la Verdad y servir con dedicación no debe ser una expresión de deseo o un eslogan vacuo, sino nuestra razón del ser médico honrado y sensible. Por eso instituimos el Premio Henry Moore para distinguir a quienes expresan los valores de la medicina que deseamos resaltar. En el año 2018 fueron acreedores a esta distinción:

Prof. Dr. Juan Carlos Parodi (Desarrollo de técnicas innovadoras que cambiaron la práctica médica), Dr. Claudio Zin (Trayectoria en Comunicación Médico-Periodística), Prof. Dr. Miguel Angel Schiavone (Trayectoria académica), Sr. Carlos Abad (Innovación y Desarrollo), Maestro Nestor Zadoff (Compromiso Arte y Salud). En los próximos 20 años con dedicación, decisión y esfuerzo, serán nuestros discípulos quienes hagan crecer este proyecto y se alcance así el mayor de los logros para nuestros pacientes y toda la comunidad.