María Eugenia Rito dio que hablar por estos días. En principio quedó eliminada por el voto del pueblo en Bailando por un sueño; la gente consagró a Flor de la V y a su compañero soñador.
Pero además, dio que hablar porque ya comenzaron a trascender los detalles de la boda que prepara. La Ritó se casa en próximos días con un adinerado y generoso abogado, quien ya le obsequió un anillo de brillantes y oro y hasta un Mercedes Benz Clase B.
En cuanto al concurso televisivo que conduce Marcelo Tinelli, la Ritó se fue consolada por de la V (mantiene un juicio con ella y quiso reconciliarse en público). Se dice, en los programas chimenteros de la tarde, que una demostración de paz pública beneficiaría en la querella a Flor. Entonces: primero, le dio un beso amable y después, un pico, y se lo dedicó a las “tortitas argentinas”. El asunto dejó a la Ritó algo descolocada. Lo que habla de que, en astucia, Flor va unos casilleros más adelante que la indefensa María Eugenia. Pobre...
Bah... ¡de pobre no tiene nada María Eugenia! ¡Si ahora anda en un Mercedes que es tan grande que convirtió a sus prominentes glúteos en mejillas de cochinillo! Si, sí, es una cuestión de proporciones, ya sabemos. Una exageración.
Pero corresponde alegrarse cuando a una persona le va bien y está feliz. Quienes quizás estén algo más desesperados sean los integrantes de la platea masculina. Es que la Ritó se casa y va a tapar su exuberante cuerpo con 278 metros de puntillas florentinas y 300 metros de tul plisado, todo en blanco sí. La idea es parecer una princesa.
¿A dónde irán a parar las bombachas confeccionadas con hilos dentales que suele usar? ¿Y esos mini shorts que mostraban su más íntima profundidad? Nada. ¿Se acabarán las sesiones fotográficas color carne sobre un yate? ¿Todo eso quedará en el pasado?
Para que los lectores no olviden a la verdadera María Eugenia, ya que no sabemos qué opciones tomará después del dar el “sí”, aquí va una fotogalería bien ratonera.
