La gran pregunta que se hace la comunidad política e intelectual mundial es qué cambios puede tener esta pandemia de alcance global que está dejando a “muchos reyes que están desnudos”.
Hace tan sólo tres meses figuras del “jet set” mundiales que se comparaban a los grandes líderes de la Segunda Guerra Mundial (Roosevelt, De Gaulle, Churchill), hoy son hombres que están haciendo malabares para no caer en el ridículo (Trump, Bolsonaro, López Obrador y otros).
Considero que ya se puede constatar ciertas certezas en la gestión política mundial con numerosas referencias en Argentina que paso a puntear a continuación:
- La revalorización del Estado y algunos de sus instituciones (Salud, Seguridad, Control y Monitoreo; no así lo productivo).
- Se torna esencial el monitoreo ambiental (biológico, químico y nuclear) dado los crecientes riesgos de expansión. Positivamente, así como se controló la proliferación nuclear en los últimos 70 años, también se puede hacer lo mismo con estas pandemias ¿naturales?
- En el aspecto geopolítico las grandes placas tectónicas no se han movido mucho (EE.UU., China, Rusia) pero claramente se están desdibujando, y ya hay algunos ganadores en estos tiempos: el mundo financiero se refugia en los bonos del tesoro de Estados Unidos.
- Está llegando a la Argentina lo que es un hecho en el resto del mundo: la ampliación del rol de las Fuerzas Armadas y de seguridad y las competencias de la Defensa Nacional integral.
- Pocas veces la humanidad generó los niveles de riqueza de hoy; sin embargo, en nuestro país un tercio de la población está por debajo del nivel de pobreza y de marginalidad siendo la principal “asignatura pendiente” de los representantes de la democracia liberal.
- Es fundamental ampliar al máximo posible las capacidades de Investigación y desarrollo, cibernética y nuevos materiales: son esenciales para siglo XXI.
- La aparición de las redes sociales como un verdadero actor político-cultural, con todas sus limitaciones, ha puedo en jaque la representatividad de la clase política; verdaderos referentes de los grandes medios de comunicación de masas (medios de comunicación, internet, etc.) son formadores de opinión.
- El abatimiento imprescindible de la pobreza y marginalidad tiene su espejo contradictorio en el enorme crecimiento del capital financiero (en 1980 era 4 o 5% del PBI mundial; hoy supera el ¡35%!). El dinero acumulado en esas instituciones supranacionales debería ser quien pague esta inequidad antihumana.
- El neoliberalismo y el neomarxismo deberán replantear sus dogmas y valores (Bolsonaro y López Obrador bailando una cueca siniestra en medio del coronavirus y la angustia popular).
- La cultura sociopolítica asiática no es asimilable a la latinoamericana ni a la Argentina. Se basa en la disciplina ideológica-militar, la represión dura, experiencias de catástrofes geográficas, guerras atroces, etc.
- Aparecieron nuevos liderazgos no “marquetineros”; no generados por encuestas o tendencias; sino por hombres y mujeres que saben lo que se debe hacer ante la crisis. El rol femenino será decisivo para encarar el siglo XXI.
Para el caso específico de Argentina se plantean los siguientes ítems:
- Como ya se señaló, el neoliberalismo deberá replantear sus dogmas y valores. El capitalismo financiero está alcanzando límites intolerables (a pesar de su eficiencia y modernidad). Las formaciones neomarxistas no tienen repuestas para estas catástrofes.
- Resaltar el valor de la universidad pública como usina de creación e innovación.
- La unidad nacional es posible cuando las causas son la vida, la soberanía nacional, la justicia social. En la historia argentina siempre hubo minorías egoístas y soberbias, desde las Invasiones Inglesas cuando, se tocaba el piano en algunas residencias, hasta al cholulismo prostibulario de hoy. A estos, simplemente, hay que ponerlas a la luz pública y contrarrestarlos con acciones que favorezcan al bien común. (minorías egoístas y soberbias habrá siempre, simplemente hay que ponerlas a la luz pública)
- Liderazgos nuevos (no construidos por agencias encuestadoras sino por personas que saben lo que hay que hacer).
- El país demostró capacidad y eficiencia sin estar preparado para la pandemia en un pésimo momento económico.
- Europa Occidental demostró la fragilidad de la democracia social y la ruptura del tejido social.
- Habrá que redoblar y replantear el esfuerzo de control de la migración exterior, el intercambio y los flujos financieros especulativos.
*Profesor Titular de Geopolítica. Universidad de la Defensa Nacional/UBA/Universidad Nacional de Lanús