"Al mirar nuestro propio pasado y sintiendo profundos remordimientos, deseo sinceramente que jamás se repitan los estragos de la guerra", dijo el emperador, hijo de quien fue el encargado de comentar al mundo la rendición incondicional de Japón en agosto de 1945, luego de que los Estados Unidos arrojasen dos bombas atómicas, sobre Hiroshima y Nagasaki.
Akihito se caracterizó por presentarse en todos los países donde las tropas japonesas hayan cometido atrocidades durante la Guerra y así compartir el dolor y personificar ése Japón pacifista.
"Debemos actuar para no repetir nunca más los horrores de la guerra. Debemos mantener el compromiso firme de contribuir a la paz y a la estabilidad", expresó, por su parte el primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien es criticado por los pacifistas por sus ánimos de modificar la Constitución, precisamente el artículo 9, el cual precisa la renuncia del país a la guerra como medio para arreglar las disputas internacionales.
Por su parte, varios ministros y parlamentarios visitaron el lunes el santuario patriótico de Yasukuni en Tokio en homenaje a las víctimas del conflicto, lo que podría suscitar de nuevo la cólera de China y Corea del Sur. Esta lugar de culto sintoísta recuerda a unos 2,5 millones de muertos por el país, entre ellos 14 japoneses que los aliados condenaron como criminales de guerra tras el final del conflicto.
Por su parte, varios ministros y parlamentarios visitaron el lunes el santuario patriótico de Yasukuni en Tokio en homenaje a las víctimas del conflicto, lo que podría suscitar de nuevo la cólera de China y Corea del Sur. Esta lugar de culto sintoísta recuerda a unos 2,5 millones de muertos por el país, entre ellos 14 japoneses que los aliados condenaron como criminales de guerra tras el final del conflicto.