El guión fue calcado al de la visita al Parque de la Memoria hace dos meses en Buenos Aires. Con una sola diferencia: en Hiroshima, Estados Unidos tuvo una responsabilidad más directa y concreta que en el golpe de Estado militar en la Argentina. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no pidió ayer perdón en nombre del gobierno de su país, durante un histórico homenaje en una de las dos ciudades japonesas atacadas con bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, recordó a las víctimas y abogó por un mundo sin armas nucleares, al ensayar un difícil equilibrio entre respetar a los damnificados y, al mismo tiempo, no admitir responsabilidades de Washington en la muerte de al menos 210 mil personas.
“Hace 71 años, la muerte cayó del cielo”, recordó Obama, en medio de un impresionante silencio, ante el memorial de las víctimas de la bomba lanzada el 6 de agosto de 1945, un día en el que, según el presidente, el mundo “cambió para siempre”. “La bomba demostró que la humanidad tiene los medios para destruirse a sí misma”, dijo el jefe de Estado. “¿Por qué estamos aquí, en Hiroshima? Hemos venido a reflexionar sobre esta terrible fuerza liberada en un pasado no muy lejano. Hemos venido para rendir homenaje a los muertos”, dijo Obama, con el rostro serio, en un estudiado y medido discurso.
Acompañado por el primer ministro japonés Shinzo Abe, Obama había depositado momentos antes una corona de flores en el cenotafio de Hiroshima, donde están consignados los nombres de las víctimas de la bomba nuclear. “Descanse en paz, no repetiremos esta tragedia”, rezaba la frase inscripta en el memorial.
Abrazos. Obama es el primer presidente estadounidense en ejercicio en visitar el Parque del Monumento de la Paz en Hiroshima para rendir homenaje a los japoneses muertos por el fuego nuclear. En la ceremonia, llena de emoción, el presidente estrechó manos y abrazó a supervivientes de la bomba atómica. El mandatario dialogó con Sunao Tsuboi, de 91 años, quien previamente había asegurado querer decirle al presidente estadounidense lo agradecido que estaba por esta visita. Luego, abrazó a otro superviviente, Shigeaki Mori, que apenas podía contener la emoción.
“Conocemos el dolor de la guerra. Tengamos el valor, juntos, de extender la paz y construir un mundo sin armas nucleares”, escribió el mandatario en el Libro de oro.
La visita fue bien acogida a ambos lados del Pacífico. “Dará un fuerte impulso al objetivo de un mundo desembarazado de armas nucleares”, subrayó el primer ministro japonés.
En Estados Unidos, algunas voces se alzaron inicialmente contra lo que describieron de antemano como “una gira de las disculpas”. Sin embargo, eso no sucedió.
Sunao Tsuboi, de 91 años, sufrió quemaduras graves, cáncer y otras enfermedades, pero nunca dejó de militar para que haya un mundo libre de armas nucleares. “Disculpas o no, poco importa. Quiero que Obama venga a Hiroshima, vea lo que realmente pasó y escuche la voz de los sobrevivientes”, dijo el anciano.