El Reino Unido abandonó formalmente ayer, después de 47 años, la Unión Europea, y retomó su histórico “espléndido aislamiento”, tras un tortuoso proceso de divorcio que dividió al país como pocas veces y que en realidad no solo no terminó aún, sino que en los próximos once meses enfrentará las negociaciones más difíciles.
Pese a estar cargada de simbolismo –con la bandera británica, la Union Jack, arriada de la sede de la UE en Bruselas–, los legisladores comunitarios europeos empacando sus cosas y abandonando sus oficinas, los festejos y quejas en las calles, el de ayer fue solo un paso formal que no cambiará la vida cotidiana.
Londres no quedará liberado del “yugo” de Bruselas para tomar sus decisiones en libertad, como pregonan los “Brexiters”, ya que deberá respetar la política exterior comunitaria durante el período de transición en el que se definirán los términos definitivos de la salida, hasta el 31 de diciembre. Dejará de tener voz y voto en las decisiones de la UE, pero seguirá sometido a las reglas comunes y al Tribunal de Justicia comunitario.
Londres no quedará liberado del “yugo” de Bruselas para tomar sus decisiones en libertad, como pregonan los “Brexiters”
Tampoco habrá, como auguran los catastrofistas que sucederá tras la salida de la Unión, carreteras colapsadas en la frontera irlandesa, única terrestre entre ambas partes. Ni británicos en países europeos sin derecho a la salud pública. Ni faltarán alimentos, medicinas ni combustible. El momento formal de la salida se cumplió en el primer segundo del sábado, según el horario de Europa continental, cuando en Londres aún eran las once de la noche y donde un reloj proyectado en la fachada de ladrillo negro de Downing Street, residencia oficial de Boris Johnson, marcó la cuenta regresiva.
“Esto no es un final, sino un comienzo”, afirmó el primer ministro en un mensaje televisado a la nación. Poniendo fin a años de una crisis política que acabó con la carrera de sus dos predecesores, David Cameron y Theresa May, Johnson se apunta una enorme victoria personal.
“Se levanta el telón para un nuevo acto. Es un momento de verdadera renovación y cambio nacional”, agregó el líder conservador, que presidió un consejo de ministros especial en la localidad obrera de Sunderland, en el norte mayoritariamente proBrexit de Inglaterra, donde primero visitó un centro universitario de la poderosa industria automovilística local.
Escocia desafía al Reino Unido: la primera ministro asegura que volverán a la Unión Europea
Capricho. Fruto de la torpeza política, o la irresponsabilidad, del entonces primer ministro David Cameron, el tormentoso proceso del Brexit se puso en marcha en junio de 2016, cuando el jefe del gobierno decidió convocar a un referéndum sobre la permanencia en la UE, convencido de que el rechazo –la posición que él defendía– lo fortalecería ante un Parlamento hostil.
Sin embargo, para sorpresa de la mayoría de los analistas –y de los encuestadores– el “sí” se impuso con el 52 por ciento, gracias en parte a una importante abstención, en su mayoría de jóvenes pro-europeos a los que la consulta no interesó al punto de ir a votar. Ahora, lo lamentan. Según una encuesta publicada esta semana, solo un 30% de los británicos proeuropeos ha completado el “duelo” psicológico de esta ruptura.
El resultado del Brexit puso fin a la carrera de Cameron y la de su sucesora, Theresa May, que no logró que Westminster le aprobara el acuerdo alcanzado con Bruselas. También dividió al país a un punto pocas veces visto.
Solo un 30% de los británicos proeuropeos ha completado el “duelo” psicológico de esta ruptura, según una encuesta
Dejar o no la Unión Europea también provocó una grieta profunda entre los conservadores y, aún más marcada, entre los opositores laboristas, que sufrieron una estruendosa derrota en las últimas elecciones. Esa grieta se reflejó hoy en las calles de Londres. Mientras miles de personas festejaban frente al Parlamento, otros tantos, en la misma plaza, no podían ocultar sus lágrimas. Una especial tristeza se vivía en Escocia, nación semiautónoma que votó muy mayoritariamente contra el Brexit y donde, por decisión de su Parlamento, seguirá ondeando la bandera europea.
“Esta tristeza está llena de ira”, afirmó en Edimburgo la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, quien prometió “hacer todo lo posible” para conseguir un nuevo referéndum de independencia este año con el objetivo de volver a reintegrar el bloque europeo. El Brexit es “un fracaso y una lección para todos”, dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, mientras que para la canciller alemana Angela Merkel el día de ayer marcó una verdadera “ruptura” para la Europa comunitaria, que por primera vez pierde a uno de sus miembros.
Caos por brexit renueva impulso escocés por independencia
Una historia complicada. El Reino Unido entró en la Comunidad Económica Europea –antecesora de la UE– en 1973, tras sufrir dos vetos de Francia, en 1963 y 1967, preocupada porque fuese un “caballo de Troya” de Estados Unidos.
Pero la relación entre Londres y Bruselas fue siempre complicada: los británicos no adoptaron la moneda única ni la libre circulación de personas, pidieron aportar menos al presupuesto europeo y siempre se opusieron a la integración política.
Pese a todo, el resultado del referéndum sorprendió y muchos lo explicaron como una reacción desesperada de los olvidados por la globalización, que querían así hacer oír su voz.
El Brexit estaba previsto para el 29 de marzo de 2019
El Brexit estaba previsto para el 29 de marzo de 2019. Pero la pugna en el Parlamento entre sus partidarios y sus detractores llevó a más de tres años de bloqueo político, roto por fin por Johnson cuando obtuvo una aplastante mayoría en las legislativas de diciembre capitalizando el hartazgo de los británicos con una situación que se eternizaba.
“Espléndido aislamiento”. Retomando un término que definía la política exterior británica en el siglo XIX, cuando se mantenía al margen del continente europeo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió de los riesgos de este “espléndido aislamiento”, y recordó el viejo lema de “la unión hace la fuerza”.
A partir de ahora, Johnson tendrá por delante la difícil misión de negociar un acuerdo comercial con la UE, pero también con Estados Unidos, su gran apuesta para reemplazar a su principal socio comercial.
El secretario de Estado Mike Pompeo llegó el jueves a Londres y mandó recados positivos. “Soy optimista porque había cosas que el Reino Unido tenía que hacer como miembro de la UE y ahora podrán hacerlas de forma diferente”, sostuvo. Sin embargo, las relaciones entre Londres y Washington no atraviesan su mejor momento. La decisión de Johnson de impulsar tasas a los gigantes tecnológicos como Google o de aceptar el 5G que patrocina Huawei, la empresa china que según el secretario de Estado Mike Pompeo pone en riesgo a la seguridad informática de los países occidentales, promete duros encontronazos.
La grieta, hasta en la música
La absoluta polarización que el Brexit provocó en la sociedad británica se extendió hasta los gustos musicales. Ayer, en el momento histórico que el Reino Unido abandonaba la Unión Europea, la Oda a la Alegría de Beethoven, el himno europeo, se alzó a la cabeza de las descargas musicales en el Reino Unido. Una versión por el holandés André Rieu de la Novena sinfonía de Beethoven, conocida como Oda a la Alegría, llegó a la 30º plaza del ránking británico, pero fue la canción más descargada esta semana.El himno europeo adelantó así a 17 Millions Fuck-Off del cómico Dominic Frisby, en el 43º puesto de la clasificación. Esta canción, que hace referencia a los 17,4 millones de personas que votaron a favor del Brexit en 2016, ataca a las élites de Londres y Bruselas. En el primer lugar del ránking estaba el tema Before You Go (Antes de que te vayas) del cantante escocés Lewis Capaldi.