Brasil lucha como puede contra la pandemia del coronavirus, que dejó 1.500 nuevos contagios en las últimas 24 horas mientras el presidente asegura que la lucha ya está ganada. Los brasileños no saben bien qué hacer: desde que comenzó la pandemia, Bolsonaro reclamó una rápida vuelta a la normalidad y minimizó la importancia del coronavirus, además de criticar el aislamiento y distanciamiento social de la población como medida de contención.
Jair Bolsonaro, aseguró ante un grupo de líderes religiosos que el coronavirus "está empezando a irse" mientras este lunes se confirmó un total de 1.442 nuevos casos y 99 fallecimientos. "Parece que está empezando a irse esa cuestión del virus, pero está llegando y golpeando fuerte la cuestión del desempleo", destacó durante una conversación con líderes religiosos por videoconferencia con motivo de la Semana Santa.
Las afirmaciones de Bolsonaro contradicen una vez más algunas de las advertencias del Ministerio de Salud, el cual anunció que las regiones más afectadas, como Rio de Janeiro y Sao Paulo, sufrirán fuertes picos de contagios y de fallecimientos entre finales de abril y comienzos de mayo. El mandatario, sin embargo, insiste en que su Gobierno está centrado no solamente en frenar el avance de la pandemia, sino también el del desempleo, por lo que "creyendo en Dios por encima de todo", dijo, se lograrán vencer todos estos obstáculos.
Brasil es el país más afectado de Latinoamérica. Registra, hasta el 14 de abril, un total de 1.328 muertes, después de las 105 últimas confirmadas en las últimas 24 horas. El número de casos confirmados de coronavirus es de 23.430. Sao Paulo y Río de Janeiro son los estados con mayores cifras de positivos y víctimas de todo el país.
El ministro de Sanidad de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, abordó la actitud de Bolsonaro sobre las directrices dadas por las autoridades sanitarias para hacer frente a la pandemia y advirtió que esto provocó que el brasileño "ya no sepa a quién hacer caso". "Cuando protegemos a nuestra familia, estamos protegiendo a la familia de todos", recordó en una entrevista sobre la imposibilidad de permanecer aislado y restringir al máximo el contacto con amigos y familiares.
"Tenemos diferentes realidades. No podemos comparar a Brasil con un país pequeño, como España, Italia, Grecia, Macedonia del Norte e incluso Reino Unido. Somos el continente mismo. Sabemos que serán días difíciles. Ya sea con nosotros o con cualquier otra persona. Mayo, junio, y en algunas regiones incluso julio", explicó. Así, lamentó que en esos días precisamente será cuando la población se "arrepentirá de no hacer lo que tenía que hacer" y el sistema está "colapsado". "Siempre habrá quien diga que las cosas se hicieron mal", afirmó.
"Habrá una confrontación entre lo que somos y hacia dónde queremos ir durante los próximos meses. Llevará de dos a tres meses cuestionar mucho las prácticas de todos. Obviamente, el Ministerio de Sanidad será el más cuestionado", admitió el ministro, quien en relación con las medidas tomadas por el Gobierno destacó que por el momento no se ha experimentado "el cierre total de Brasil". "Si cada sector piensa que el suyo es esencial y tiene que trabajar comenzará un efecto cascada", afirmó.
Asimismo, el funcionario criticó que muchas personas sean "irrespetuosas" con las medidas de aislamiento social. "Hay personas que creen que hay un complot mundial contra ellas", sostuvo días después de que Bolsonaro levantara nuevamente la polémica al ignorar las medidas de restricción impuestas por la pandemia de coronavirus y transitar por una calle de Brasilia, la capital del país.
DS