Aministía Internacional, organización defensora de derechos humanos con presencia en 150 países, denunció graves violaciones a los derechos humanos contra minorías étnicas y religiosas en la provincia de Xinjiang, del noroeste de China.
En su último informe, la organización sostuvo que alrededor de un millón de personas uigures e integrantes de otras minorías religiosas que profesan el Islam, son llevadas a campos de concentración.
El secretario general de AI, Agnés Callamard, describió, en base a decenas de testimonios, "un paisaje infernal distópico a una escala asombrosa".
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Cómo son los centros de detención en China
En Xinjiang, de acuerdo a estadísticas oficiales de 2018, viven 28 millones de personas. Según el informe, desde 2017 el Estado comenzó a construir centros denominados de “transformación mediante la educación”.
El argumento oficial habla de reeducación, pero AI denuncia que las personas que son trasladadas allí son obligadas a aprender chino mandarín y la propaganda del Partido Comunista.
El informe también señaló, en base a estadísticas oficiales, que hubo en la región un aumento significativo de condenas a prisión y observa un ritmo acelerado de construcción de cárceles, lo que se pudo comprobar en base a imágenes satelitales.
El gobierno chino, en tanto, niega las acusaciones, y afirma que el objetivo de lograr estabilidad en la región y desvirtuar atentados es su política en la zona.
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La reclusión incluye torturas y adoctrinamiento
De acuerdo a los testimonios recogidos por Agnés Callamard, la reclusión de los detenidos sigue un proceso. Durante las primeras dos semanas permanecen sentados o arrodillados en una celda, en total silencio, en la misma postura durante días.
Posteriormente reciben un adoctrinamiento forzado para renegar del Islam y renunciar a su idioma. En reemplazo, deben estudiar chino mandarín, según los testimonios.
"La ONU debe establecer y enviar urgentemente un mecanismo de investigación independiente para que los presuntos responsables de crímenes de derecho internacional rindan cuentas", expresó el secretario general de Amnistía Internacional.
Finalmente, hizo un fuerte pronunciamiento para que el gobierno chino desmantele los “campos de internamiento”. “Deben poner en libertad a las personas detenidas arbitrariamente y poner fin a los ataques sistemáticos contra la población musulmana en Xinjiang”, afirmó.