Hayan comido quiche los que están a favor o les haya resultado kitsch a quienes están en contra, la Coronación de Sus Majestades, el Rey Carlos III y la Reina Camilla en la Abadía de Westminster no podía ignorarse, lo cual no ocurrió en la Embajada Británica en Buenos Aires. Cientos de invitados de las ámbitos políticos, comerciales y sociales de la Argentina acudieron a una recepción fastuosa para hacer honor a este hito histórico.
Dicha recepción contó con todo, desde el Quiche de Coronación (versión vegetariana a instancias del nuevo monarca para reemplazar al tradicional Pollo de Coronación y preparado según la receta del chef real Mark Flanagan) hasta una magnifica torta con una corona encima, acompañados con vino espumante Nyetimber traído del Reino Unido y cerveza casera británica, además de vinos argentinos, gaseosas, té y café, para no hablar de una amplia selección de bocadillos.
La Embajadora británica Kirsty Hayes propuso un brindis (con Nyetimber, claro está) por el nuevo Rey, después de un discurso en el que celebró una tradición que se remonta a la coronación de Guillermo el Conquistador en la Abadía de Westminster el Día de Navidad de 1066 y señaló que ésta era la primera coronación en 70 años, cuando ni Argentina ni Inglaterra (ni Brasil, si vamos al caso) sabían lo que era ganar un Mundial.
Hayes definió a la ceremonia como una “combinación de la esencia de las tradiciones con el espíritu de los nuevos tiempos” en la que se añadieron a los rituales ancestrales “toques modernos y personales que reflejan su mirada hacia el futuro”.
La diplomática destacó en particular el compromiso del monarca con el medio ambiente como alguien que dio su primer discurso sobre el asunto hace 55 años, cuando nadie hablaba sobre el cambio climático o el anterior calentamiento global. Señaló que nadie había esperado más que Carlos, pero que había utilizado bien su tiempo con infinitas actividades oficiales y cientos de visitas al exterior, incluida la Argentina en 1999, en la que tuvo una mezcla de diversión como el partido de polo con fines benéficos en Hurlingham, hasta la puesta de una corona en el Monumento a los Caídos en Malvinas y una visita al Hospital Británico. A nivel personal mencionó su pasión por los caballos que comparte con la Reina Camilla, que se manifiesta en su trabajo para la asociación protectora equina Brooke (la cual encabeza la nueva Reina).
La anfitriona en la embajada invitó a los presentes a cantar (por primera vez en su Residencia) “Dios Salve al Rey” en honor al nuevo monarca antes de brindar “Por el Rey” con Nyetimber. Se acompañó el himno nacional británico con la música de la Orquesta de los Barrios, compuesta por jóvenes de zonas carenciadas y dirigida por Néstor Tedesco.
