INTERNACIONAL
L´Osservatore Romano

El papa Francisco desafió al terrorismo en Bahérin: “Es necesario interrumpir el apoyo”

Los miembros del Consejo Musulmán de ancianos acogieron al papa Francisco en la tarde del viernes 4 de noviembre, en la mezquita del complejo del Palacio real de Bahérin.

Papa Francisco
Papa Francisco | Agencia Afp

Este nuevo ejemplar del L´Osservatore Romano en lengua española está dedicado casi en su totalidad a la cobertura de la visita oficial del papa Francisco al Reino de Bahréin. Desde la ilustración de la portada como en la frase “La palabra clave es diálogo”, se encuadran las imágenes, palabras y gestos que ofreció el papa Bergoglio en este histórico 39ª viaje apostólico.

Momento central de la mañana del viernes 4 de noviembre, segunda jornada del viaje del papa Francisco, fue la clausura del “Foro de Bahréin para el diálogo: Oriente y Occidente por la convivencia humana”. El pontífice participó en la ceremonia, que tuvo lugar en la plaza Al-Fida’, en el complejo del Palacio real Sakhir de Awali, pronunciando el discurso que se publicó en forma completa. En el mismo, Francisco expresó que “La Declaración del Reino de Bahréin enseña que cuando se predica el odio, la violencia y la discordia se profana el nombre de Dios”. 

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El papa Francisco. 

El que es religioso rechaza esto, sin ningún pretexto; dice “no” con fuerza a la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia. Y traduce con coherencia, en la práctica, estos “no”. Porque no basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Y ni siquiera es suficiente tomar distancia de la intolerancia y del extremismo, es preciso actuar en sentido contrario. 

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«Por esto es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, armas, planes o justificaciones y también la cobertura de los medios, y considerar esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Tal terrorismo debe ser condenado en todas sus formas y manifestaciones» (Documento sobre la Fraternidad humana). También el terrorismo ideológico. El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera armamentística, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte. No apoya “alianzas contra alguien”, sino caminos de encuentro con todos; sin ceder a relativismos o sincretismos de ningún tipo, sigue una sola senda, la de la fraternidad, el diálogo y la paz”.

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Los miembros del Consejo Musulmán de ancianos acogieron al papa Francisco en la tarde del viernes 4 de noviembre, en la mezquita del complejo del Palacio real de Bahréin, en Awali. Durante el encuentro el pontífice pronunció un discurso. En el mismo, el pontífice argentino puntualizó: “Dios es fuente de paz. Que nos conceda ser, en cualquier lugar, canales de su paz. Ante ustedes quisiera reiterar que el Dios de la paz nunca conduce a la guerra, nunca incita al odio, nunca respalda la violencia. Y nosotros, que creemos en Él, estamos llamados a promover la paz a través de instrumentos de paz, como el encuentro, las tratativas pacientes y el diálogo, que es el oxígeno de la convivencia común. Entre los objetivos que se proponen está el de difundir una cultura de paz basada en la justicia”.

El segundo día del viaje del papa concluyó el encuentro ecuménico y la oración por la paz en la catedral de Nuestra Señora de Arabia, en Awali. Francisco acudió allí la tarde del viernes 4 de noviembre —después del encuentro con la mezquita con los miembros del Consejo Musulmán de Anciano— y dirigiéndose a los presentes pronunció otro discurso que se transcribe en forma completa y oficial. 

En el mismo, Francisco enfatizó: “La unidad y el testimonio son co-esenciales. No podemos dar verdadero testimonio de Dios del amor si no estamos unidos entre nosotros como Él quiere; y no podemos estar unidos permaneciendo cada uno por su lado, sin abrirnos al testimonio, sin ampliar las fronteras de nuestros intereses y de nuestras comunidades en nombre del Espíritu que abraza a todas las lenguas y quiere llegar a cada uno. Me permito añadir una reflexión: ese día, el Espíritu Santo creó una gran diversidad, que parecía un gran desorden. Sin embargo, el mismo Espíritu que da la diversidad de los carismas es el mismo que crea la unidad, la unidad como armonía”.

Con la celebración eucarística en el Estadio Nacional de Bahréin, se abrió la tercera jornada del viaje papal. Frente a treinta mil personas de 111 nacionalidades, el pontífice presidió la misa por la paz y la justicia, pronunciando en español la homilía que se publica con esta edición del periódico vaticano. Francisco expresó: “Habrá fricciones, momentos de tensión, habrá conflictos, visiones distintas, pero quien sigue al Príncipe de la paz debe buscar siempre la paz. Y no se puede restablecer la paz si a una palabra ofensiva se responde con otra palabra todavía peor, si a una bofetada se le sigue otra. No, es necesario “desactivar”, quebrar la cadena del mal, romper la espiral de violencia, dejar de albergar rencores, dejar de quejarse y compadecerse de sí mismo. Hay que permanecer en el amor, siempre, es el camino de Jesús para dar gloria al Dios del cielo y construir la paz en la tierra. Amar siempre”.

«Diálogo, encuentro y camino» son las tres palabras con las que el papa Francisco resumió en la mañana del miércoles 9 de noviembre, en la audiencia general en la plaza de San Pedro, el viaje de cuatro días a Baréin. En la tradicional catequesis, cuyo texto se incluye en forma completa en este ejemplar, Francisco finalizó su enseñanza con estas palabras: “Pensando en su camino, en su experiencia cotidiana de diálogo, sintámonos todos llamados a ampliar los horizontes: por favor, corazones amplios, no corazones cerrados, duros. Abrid los corazones, porque todos somos hermanos y porque esta fraternidad humana vaya más adelante. Ampliar los horizontes, abrir, ampliar los intereses y dedicarnos al conocimiento de los otros. Si tú te dedicas al conocimiento de los otros, nunca te sentirás amenazado. Pero si tienes miedo de los otros, tú mismo serás para ellos una amenaza. El camino de la fraternidad y de la paz necesita de todos y cada uno para continuar. Yo doy la mano, pero si del otro lado no hay otra mano, no sirve. ¡Que la Virgen nos ayude en este camino! ¡Gracias!”.