INTERNACIONAL
Elecciones en noviembre

Estados Unidos: Trump contra Biden y el coronavirus

El presidente estadounidense apostaba su reelección a la economía, pero el Covid-19 trastocó todos sus planes. Enfrentará a Joe Biden, el ex vice de Barack Obama.

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Los dos candidatos para las elecciones de noviembre. El demócrata y el republicano. | AP

Con su rival demócrata definido —Joe Biden, el ex vicepresidente de Barack Obama—, Donald Trump buscará la reelección en los comicios de noviembre, ya signados por una pandemia que ha destruido la que era su principal carta ganadora: la economía.

“La estrategia de Trump se basaba en el éxito económico, pero la pandemia la destruyó, ya que la contracción es grande, y se proyecta que la economía no se recuperará antes de las elecciones”, explica el politólogo Andrei Serbin.

El ex ministro brasileño Rubens Barbosa, que fue embajador en los Estados Unidos, coincide en que “Trump está buscando obtener rédito político con la idea de volver a la normalidad lo más rápidamente posible, pero la economía va a estar en recesión y el desempleo va a aumentar”.

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Los números avalan estas proyecciones: esta semana se confirmó que 16 millones de norteamericanos solicitaron el seguro de desempleo y la recesión ya es un hecho consumado para la mayor economía del planeta.

Polarización. Desechada la carta económica, Trump parece apostar a la polarización para garantizar su victoria en noviembre, en unas elecciones que se convertirán así en un plebiscito sobre su gobierno. La pandemia le complicó los planes, pero al menos le dio una ventaja en la campaña: todos los días se sube a una tribuna de impacto nacional para encabezar la conferencia de prensa sobre las medidas a tomar frente al virus. En esas conferencias, el presidente despliega su retórica habitual de polarización: desprecia a los gobernadores demócratas, demoniza a la prensa, insinúa conspiraciones e ignora los consejos de los expertos.

“La sociedad norteamericana está polarizada, y la elección va a ser un referéndum sobre el gobierno de Trump”, afirma Barbosa, con lo que coincide el politólogo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un think tank especializado en políticas públicas del continente. Shifter advierte que ese referéndum “no se limitará al manejo de la pandemia”.

Trump “ya tiene un 40 o 45 por ciento del electorado asegurado”, cree Shifter, y “buscará conseguir otro 5 a 10 por ciento tratando de proyectar la imagen de un líder decisivo, a diferencia de Biden, a quien describirá como débil”.

Para el politólogo norteamericano, uno de los recursos del presidente para presentarse como un líder decidido será la oposición a China, a la que ya atacó cuando insistió en calificar al Covid-19 como el “virus de Wuhan” o el “virus chino”. Trump “seguramente dirá que es el primer presidente que enfrentó a China, mientras que Biden sería más conciliador”.

El jueves, la campaña de Trump lanzó un aviso en el que se ve un montaje de varias imágenes en las que el candidato demócrata aparece saludando a líderes chinos, entre ellos el presidente Xi Jinping.

“Durante la crisis de Estados Unidos, Biden protegió los sentimientos de China”, afirma el aviso, que muestra al candidato opositor junto al ex gobernador demócrata del estado de Washington, Gary Locke, que es un norteamericano de origen chino.

Números. Pese a ese electorado cautivo que ve Shifter, las últimas encuestas sobre el manejo de la crisis por parte de Trump traen cifras preocupantes: está perdiendo terreno en sectores clave para su victoria de 2016, como los mayores de 65, justamente los más amenazados por el Covid-19.

Además, sus diatribas en las conferencias de prensa parecen estar jugando un papel crucial en esa caída de apoyo, al punto tal que varios republicanos han alzado la voz para criticarlas, algo muy poco frecuente.

Con sus ataques, el presidente “a veces ahoga su propio mensaje”, dijo el senador Lindsay Graham, uno de los políticos republicanos a los que Trump escucha. Las conferencias “han descarrilado un poco”, agregó la senadora Shelley Moore. El magnate “debería dejar a los expertos en salud explicar adónde vamos”. 

Para Shifter, “es obvio que las cifras de muertos y de la economía serán un factor importante en la decisión de muchos votantes”, pero también recuerda que los seguidores de Trump “tienden a olvidar y perdonar sus errores. Creen en él, confían en él”.

Opositores. Biden aseguró su candidatura sólo este miércoles, cuando el último rival interno que le quedaba, el senador “socialista” Bernie Sanders, anunció su retiro de las primarias ante la imposibilidad de revertir el número de delegados que ya obtuvo el ex vice de Obama.

El gran desafío de la campaña demócrata será lograr ahora que los seguidores de Sanders, progresistas con una fuerte impronta anti-establishment, voten en noviembre por un político moderado que lleva décadas en Washington.

"Creo que va a ser un problema real. Traer a la gente de Bernie a bordo es lo más importante que tenemos que hacer en los próximos meses", dijo al New York Times Adam Jentleson, un estratega demócrata.

No es un tema menor: según encuestas posteriores, al menos ocho por ciento de los votantes de Sanders en las primarias de 2016 –donde obtuvo un 40 por ciento de los votos- optaron por Trump en las generales. Muchos otros no fueron a votar.

Así como hizo con Clinton, Sanders machacó en los últimos meses sobre los vínculos de Biden con el establishment y los “60 multimillonarios” que financiaron su campaña, repitiendo que su llegada a la Casa Blanca no significaría un cambio profundo.

Shifter piensa que de todos modos “la mayoría de los seguidores de Sanders votarán por Biden. No apoyaron a Clinton en 2016 porque la veían antipática y porque no creían que un gobierno de Trump sería tan desastroso”.

Sin embargo, un diez por ciento de esos votantes del senador por Vermont, los más radicalmente anti-establishment, podrían votar por Trump.  “Mucho dependerá del nivel de entusiasmo que demuestre Sanders por Biden en la campaña”, agrega.

Para Serbin, “Biden está haciendo un esfuerzo por ganar esos votos, sobre todo de los sectores progresistas más jóvenes al buscar adaptar propuestas de Sanders como la de cobertura gratuita para estudios universitarios”.

Las últimas encuestas muestran a Biden con 53 por ciento de las preferencias, frente a un 42 del presidente. Pero lo cierto es que, en noviembre, Donald Trump deberá enfrentarse también a un “enemigo invisible” al que menospreció como suele hacer con sus rivales, pero que ha trastocado todos sus planes y amenaza su reelección. Como el senador Graham reveló haberle dicho: “tu rival no es Joe Biden, es el virus”.