INTERNACIONAL
Tras el asesinato de George Floyd

Militares condecorados acusan a Trump de amenazar a la democracia en EE.UU.

Generales y almirantes cuestionaron al presidente por querer reprimir las protestas con las Fuerzas Armadas. El peso simbólico de una denuncia que cala hondo en el electorado republicano.

Los militares que acusaron a Trump 20200604
Los militares que acusaron a Trump de ser una amenaza a la democracia | Cedoc Perfil

Una ráfaga inédita de repudio a Donald Trump sopló ayer en Washington desde el lugar menos esperado. Generales condecorados de cuatro estrellas que combatieron en Irak y Afganistán, con ascendencia sobre las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y elevada reputación en la sociedad estadounidense, cuestionaron en duros términos al presidente por querer utilizar a los militares para reprimir las protestas por el asesinato de George Floyd. James Mattis, ex secretario de Defensa que renunció en diciembre de 2018, acusó al presidente de tratar de “dividir” al país y de ser una amenaza a la Constitución, en el mensaje más duro que pronunció un militar contra un mandatario estadounidense en las últimas décadas.

Las condenas tienen un simbolismo político enorme. No sólo porque obstaculizan una militarización del país, sino también porque proviene de condecorados uniformados que, con su presencia en el gobierno, “legitimaron” a Trump ante el electorado republicano. Hoy, esos mismos hombres, le dan la espalda.

“A lo largo de mi vida, Donald Trump ha sido el primer presidente que no trata de unir a los estadounidenses, que ni siquiera pretende intentarlo”, dijo Mattis en una declaración publicada por la revista The Atlantic. “Al contrario, está tratando de dividirnos”, agregó el general retirado de 69 años.

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“He visto el desarrollo de los acontecimientos de esta semana con ira y consternación. Decenas de miles de personas con principios insisten en que vivamos de acuerdo con nuestros valores”, asegura, en apoyo a los miles de jóvenes que exigen igualdad ante la ley y repudian la violencia policial y el racismo. “Debemos rechazar y hacer responsables a los que están en el poder que se quieran burlar de nuestra Constitución”, asevera, acusando al gobierno del que formó parte.

El general retirado pasó 41 años en el cuerpo de Marines, es un militar especializado en Medio Oriente y muy respetado en el mundo castrense, donde lo llaman “Mad Dog”. No había criticado públicamente al presidente desde que dejó su puesto al frente del Pentágono. “Nunca soñé que las tropas que hicieron el mismo juramento que yo de defender la Constitución recibirían bajo ninguna circunstancia la orden de violar los derechos constitucionales de sus conciudadanos y menos aún para permitir una oportunidad de foto extraña para el comandante en jefe electo”, recalcó.

Trump salió ayer al paso de las críticas de Mattis. “Probablemente lo único que Barack Obama y yo tenemos en común es que ambos tuvimos el honor de despedir a Jim Mattis, el general más sobrevalorado del mundo”, escribió en su cuenta de Twitter.

Pero Mattis no fue el único militar de prestigio que embistió contra el presidente. El almirante Mike Mullen, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto; el almirante retirado James Stavridis, ex comandante supremo de la OTAN; el general Martin Dempsey; el general Raymond Thomas, ex comandante especial de operaciones; el general John Allen, ex comandante de las tropas en Afganistán; el general James McConville; y el almirante Mike Gilday, Jefe de Operaciones Navales, entre otros, cuestionaron en duros términos el uso de las Fuerzas Armadas contra civiles estadounidenses.

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Allen escribió el miércoles un duro artículo en Foreign Policy. Allí, aseveró que el 2 de junio pudo haber marcado el fin de la democracia estadounidense, luego que Trump ordenara la represión de los manifestantes frente a la Casa Blanca sólo para tomarse una foto con la Biblia en la mano.  “En este momento, lo último que necesita el país -y, francamente, el ejército estadounidense- es que aparezcan soldados que lleven a cabo la intención del presidente de caer sobre los ciudadanos estadounidenses. Esto podría arruinar la alta estima que los estadounidenses tienen por sus militares”, afirmó Allen en un texto donde se puso del lado de los manifestantes.

La polémica incluso involucró al secretario de Defensa, Mark Esper, que ayer se negó a desplegar a las Fuerzas Armadas para reprimir. “No apoyo que se use la Ley de Insurrección”, declaró el jefe del Pentágono, dos días después de que Trump sugiriera esa alternativa. “Sólo deberían ser usadas como un último recurso y sólo en las situaciones más urgentes y graves”, agregó.

El rol de Esper estuvo en el centro de la polémica, ya que posó junto a Trump en la foto en la Iglesia Episcopal St John’s, minutos después de que la Guardia Nacional golpeara a manifestantes y periodistas que estaban en la zona.  

La ola de repudios de los uniformados llega horas después de que The Atlantic publicara un fuerte artículo de la historiadora ganadora del Premio Pultizer, Anne Applebaum, en el que acusaba a los líderes republicanos y ex funcionarios de ser “colaboradores” de un “peligroso” presidente que amenazaba la democracia estadounidense.

El texto interpela en cada párrafo. Uno de ellos, está especialmente dedicado al ex jefe del Pentágono: “Aunque ambos renunciaron, ni (Gary) Cohn, ex asesor económico de la Casa Blanca, ni Mattis han hablado de manera notable. Su presencia ayudó a construir la credibilidad de Trump entre los votantes republicanos tradicionales; su silencio ahora continúa sirviendo a los propósitos del presidente”.  Para alguien que se formó durante la Guerra Fría, como Mattis, las palabras de Applebaum, especialista en la Unión Soviética, deben haber resonado con fuerza.

Horas después, el general publicó su condena al presidente. ¿Dónde lo hizo? En The Atlantic, por supuesto.