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Francisco: quienes se sumen a la mafia serán “excomulgados”

Misa. Más de 250 mil calabreses asistieron a la celebración.
| AFP

ANSA
Roma
Los calabreses que, para escapar de la pobreza y la marginación, se sumen a la ‘Ndrangheta, la poderosa mafia local, saben desde ayer que serán “excomulgados” por la Iglesia, como les advirtió el Papa en una visita que realizó a la pequeña localidad de Castrovillari, en Calabria, donde también defendió la necesidad de que las cárceles realicen un trabajo efectivo de reinserción social.
“La N’drangheta adora el mal y desprecia el bien común”, dijo Francisco durante una misa que presidió. “Hay que combatirla, hay que decirle ‘no’. Los que han escogido esa mala vía están excomulgados”.
Según especialistas, la ‘Ndrangheta es hoy la más poderosa de las organizaciones mafiosas italianas, con una gran ramificación en el exterior y una facturación anual de más de 50 mil millones de euros, fruto de extorsiones, lavado de dinero y tráfico de drogas, entre otras actividades ilícitas.
En la misa de ayer, ante más de 250 mil personas, el Papa se refirió en particular al caso de Nicola Campolongo, un niño de tres años asesinado en enero junto a su abuelo en un ajuste de cuentas de la N’drangheta. Los cadáveres aparecieron carbonizados en un automóvil.
“Que nunca más ocurra que un niño deba sufrir la violencia, deba padecer estos sufrimientos. Rezo todos los días por él”, dijo Francisco, que también visitó una prisión local, donde se reunió con unos 200 detenidos, hombres y mujeres, en gran parte encarcelados por delitos de mafia, entre ellos el padre de Nicola, preso por tráfico de drogas, y otros familiares.
La noticia del encuentro con los familiares del niño, que no estaba previsto en la agenda, fue difundida por el obispo de Cassano, monseñor Nunzio Galantino, a la salida de la cárcel de Castrovillari. “Los familiares del niño –dijo– lloraron al reunirse con el Papa, fue un momento conmovedor”.

Castigo y represalia. En la prisión, Francisco instó a los detenidos a arrepentirse de sus pecados y exhortó a las autoridades penitenciarias a trabajar para lograr la reinserción social de los condenados. “El cumplimiento de las penas no debe ser simplemente un instrumento de castigo y represalia. El tema del respeto de los derechos fundamentales del hombre y la exigencia de correspondientes condiciones de expiación de la pena son esenciales”.
Cuando la “finalidad de la reinserción de los detenidos es descuidada, la ejecución de la pena se degrada a ser sólo un instrumento de castigo y represalia social, y es perjudicial para el individuo y para la sociedad”, concluyó Francisco.