El rey Juan Carlos de España se retirará definitivamente de la actividad pública cinco años después de su abdicación. Lo hace, según la prensa española “de un portazo” y “harto de las humillaciones” recibidas por los funcionarios de la casa real, y especialmente por los reyes Felipe y Letizia. El monarca, de 81 años, dijo el lunes que llegó el momento de pasar a una nueva página de su vida: “Ahora, cuando han transcurrido casi cinco años desde aquella fecha, creo que ha llegado el momento de pasar una nueva página en mi vida y de completar mi retirada de la vida pública”. Algunos expertos coinciden en que, sin embargo, la verdad no está dicha en la emotiva carta: “quiso dejar de soportar las humillaciones constantes que estaba recibiendo”, dicen.
"Tiene edad, está cansado”, dijo un amigo personal de Juan Carlos que prefirió el anonimato. “Todo lo que hace está mal visto dentro de la Casa, lo critican, no le dejan moverse con naturalidad. La muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba [exvicepresidente del Gobienro] le ha afectado mucho: ya no tiene ganas. Además, el problema de salud de hace unos meses con el tema de la cara le tiene preocupado”. “Ha sido un cúmulo de cosas personales sumado a la falta de consideración por parte de su hijo y su nuera Letizia”, agrega esta fuente. “Si miras sus actividades, ha tenido cinco actos oficiales en todo el 2019. ¿Crees que alguien va a notar que no está en la agenda? En realidad, se marcha porque ya prácticamente no tiene agenda”.
Con la llegada de Felipe VI, se aprobaron medidas para impulsar la transparencia de la casa real y la monarquía, un nuevo código de conducta que prohibía, por ejemplo, los regalos que excediesen lo institucional o la mera cortesía; y se impuso un discurso en favor de la austeridad, la independencia judicial y la lucha contra la corrupción. Entretanto, el papel del “rey emérito” Juan Carlos en la agenda oficial pasó a un segundo plano. Tras participar básicamente en eventos deportivos y representar a España en alguna toma de posesión en Latinoamérica, pero los medios madrileños se preguntan qué cambios habrá en su vida si este año participó de apenas 5 actividades oficiales, mantendrá su salario estatal (194.232 euros) y sus fueros como exjefe de Estado.
"Lo tienen escondido"
La propia Casa Real dijo tras la abdicación que el papel de Juan Carlos de Borbón en actos oficiales sería "puntual" y de hecho, así fue. En los últimos cinco años, el rey participó en menos de un centenar de actividades de agenda: 25 institucionales, 14 en el exterior, 29 eventos culturales o deportivos, seis benéficos o de sostenibilidad -dos eran corridas de toros-, un par de inauguraciones académicas y una docena vinculados a la ciencia, en su mayoría, reuniones de patronato. Sólo en 2012, por ejemplo, había intervenido en 70 eventos, informó la agencia EP. “Lo tienen escondido. Pero la cosa ha llegado a tal punto que si no le dan trabajo, se lo busca él”, lamentó una persona de su entorno.
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La agenda oficial de Juan Carlos siguió el mismo ritmo en 2016, cuando cumplía dos veranos sin dejarse ver en el palacio mallorquín de Marivent, aunque con más actividad en Latinoamérica. Con la llegada de 2017 comenzó a participar de forma más activa en la agenda real, aunque fue la gran ausencia del acto que conmemoró en el Congreso el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura. Su entorno dijo que se sintió muy “dolido” por no haber sido invitado: le resultaba ilógico que “quien condujo el camión de la Transición” fuera ignorado en el homenaje a los que la protagonizaron.
Perseguido por el Caso Nóos
En 2018, en tanto, Juan Carlos tuvo que lidiar con la difusión de unos audios grabados por el comisario jubilado José Manuel Villarejo en los que su antigua “amiga íntima” Corinna Larsen von Sayn-Wittgenstein acusaba al exrey de cobrar comisiones ilícitas, esconder fondos en Suiza y utilizarla como testaferro. Pasaron seis meses hasta que volvió a mostrarse en público.
Algunos, como un funcionario de la casa real, creen que Juan Carlos se siente perseguido por el “Caso Nóos”, la trama de corrupción que llevó a la cárcel a su yerno, Iñaki Urdangarin, y provocó un escándalo sin precedentes en la monarquía: “Puede que en la cabeza de don Juan Carlos con su retirada, también esté la idea de desaparecer antes de que le explote un Caso Noos, pero con él de protagonista y que afecte al reinado de su hijo, como afectó Urdangarin al suyo. ¿Y si el padre sólo está haciendo lo natural? Proteger a su hijo”.
Don Juan Carlos cumplió 81 años el pasado 5 de enero y su estado de salud, habida cuenta de que a lo largo de su vida se ha sometido a más de una docena de intervenciones quirúrgicas, siempre es objeto de rumorología. Acostumbra, no obstante, a responder "estoy bien" cuando le preguntan por su salud. En una de sus últimas apariciones públicas, en marzo de este año, acudió a la presentación de la Feria de San Isidro con un hematoma en el ojo que después se atribuiría a una pequeña intervención en la piel. Aún camina con bastón, consecuencia de su última operación en la rodilla derecha en abril de 2018, cuando se le implantó una nueva prótesis.
“Tiene obsesión con no quedarse en silla de ruedas como su madre”, dijo otra persona del entorno de don Juan Carlos refiriéndose a la condesa de Barcelona, quien pasó los últimos veinte años de su vida postrada. “Ha sufrido lo que no está escrito por culpa de su cadera, pero él se ha empeñado en mantenerse en pie como sea. Muchos ya se hubieran rendido, pero él no”. La misma fuente reveló, sin embargo, que “la salud no es la causa” de su retiro definitivo: “Aunque es bastante asustadizo con el tema de la enfermedad… la salud no ha sido razón”.