La sección central de de la famosa Falla de San Andrés, en California (EEUU), podría ser pronto el origen de terremotos mucho más grandes que el temible “Big One”, un superterremoto que los científicos esperan que ocurra en esa zona.
Situada entre Parkfield y Hollister, la sección central, a diferencia de las otras secciones, está en constante movimiento, con dos lados de la falla moviéndose imperceptiblemente lento, liberando tensión sin causar un gran terremoto. Solo una pequeña área, cerca de su extremo sur, produce terremotos reales, y como máximo de 6 grados.
Durante décadas, los geólogos afirmaron que la sección central tiene un movimiento progresivo constante que proporciona una liberación segura de energía. Y estos llamados “terremotos lentos” redujeron la posibilidad de un gran terremoto que rompería toda la falla de norte a sur.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (EEUU), en asociación con científicos de todo el mundo, encontró que esta "región de movimiento lento" también es capaz de producir grandes terremotos en una escala similar a los de otras partes de la falla.
Los geólogos llegaron a esta conclusión después de mirar los registros geológicos de la falla, donde encontraron que experimentó terremotos de magnitud mayor a 7 grados, equiparables al terremoto que destruyó San Francisco, el último “Big One”, en 1906.
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La sección central de la Falla de San Andrés, un peligro latente
La Falla de San Andrés divide California de sur a norte, desde San Juan Bautista hacia el sur hasta Parkfield, creada por dos placas tectónicas que chocan lentamente entre sí a lo largo de casi 1.300 kilómetros. Sus tres secciones se pueden mover de forma independiente y, en cada caso, intentan pasar entre sí en direcciones opuestas.
En las secciones sur y norte de la falla, las placas están bloqueadas la mayor parte del tiempo, pegadas en un abrazo inamovible, lo que hace que se acumule tensión durante años, décadas y siglos que "tiene que liberarse en algún momento".
Cuando finalmente libera este estrés acumulado, resulta en un violento terremoto, causado por los dos lados que se tambalean después de años de estar bloqueados.
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Pero la sección central es diferente. Se encuentra entre estas dos zonas inmóviles, y en esta área las placas se deslizan entre sí a una velocidad constante de 26 mm por año, evitando que se acumulen tensiones extremas.
El último estudio sugiere, sin embargo, que la zona central representa un riesgo tan grande como las partes estáticas de la falla de San Andrés.
“Las rocas perforadas y extraídas 3 kilómetros por debajo de la superficie sugieren que la sección central ha sido origen de muchos terremotos importantes a lo largo de la historia”, dice el estudio.
"Esto significa que en la sección central podemos tener terremotos más grandes de lo que pensábamos", dijo Genevieve Coffey, geóloga sísmica de GNS Science en Nueva Zelanda. Agregó que "debemos ser conscientes de que existe este potencial, que no siempre es solo una fluencia continua".
A la espera del próximo “Big One”, más devastador que el de 1906
California espera el próximo “Big One” que muchos expertos creen que ya se retrasó demasiado tiempo, con una acumulación cada vez mayor de energía almacenada en la Falla de San Andrés.
La sección norte fue origen de dos terremotos de magnitud 7.9, en 1857 en Fort Tejon y el de 1906, que destruyó San Francisco y mató a 3.000 personas.
La sección también causó el terremoto de magnitud 6,9 en Loma Prieta, que mató a más de 60 personas y colapsó una importante autopista elevada en 1989. Cinco años más tarde, la sección sur provocó el terremoto de Northridge, de magnitud 6,7, que también mató a unas 60 personas.
Aunque los “terremotos lentos” provocados por la silenciosa sección central de la falla hasta ahora pasan desapercibidos para las personas, los autores de la nueva investigación coinciden en que pueden desencadenar terremotos extremadamente destructivos.
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"Lo que parecía un deslizamiento constante y continuo en realidad estaba formado por episodios de aceleración y desaceleración a lo largo de la falla", dijo Mostafa Khoshmanesh, asistente de investigación graduado en la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio (SESE) de ASU.
"Según los modelos actuales independientes del tiempo, existe un 75 por ciento de posibilidades de que se produzca un terremoto de magnitud siete o mayor tanto en el norte como en el sur de California en los próximos 30 años", agregó Khoshmanesh en un artículo de Nature Geoscience.
"Descubrimos que el movimiento en la falla comenzaba cada uno o dos años y duraba varios meses antes de detenerse", dijo el profesor del SESE Manoochehr Shirzaei, coautor del artículo. "Estos terremotos lentos episódicos conducen a un aumento de la tensión en los segmentos bloqueados de la falla al norte y al sur de la sección central", explicó.
El terremoto de terremotos: "La catástrofe es inminente", advierten los geólogos
Los científicos señalan que su descubrimiento es importante, porque devela un nuevo tipo de movimiento de fallas y un mecanismo desencadenante de terremotos que no se tiene en cuenta en los modelos actuales de riesgos de terremotos para California.
"Según nuestras observaciones, creemos que el peligro sísmico en California es algo que varía con el tiempo y probablemente sea más alto de lo que la gente pensaba hasta ahora", dijo Shirzaei.
California espera con tensa calma al “Big One” y el Servicio Geológico de los Estados Unidos advirtió recientemente que el riesgo de la llegada del "super terremoto" aumentó dramáticamente: las posibilidades crecieron de 4,7% a 7% en los últimos 30 años.
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"Somos afortunados de que la actividad sísmica en California haya sido relativamente baja durante el siglo pasado", dijo Tom Jordan, director del Centro de Terremotos del Sur de California y coautor del estudio. "Pero sabemos que las fuerzas tectónicas están apretando continuamente los resortes del sistema de fallas de San Andrés, lo que hace que los grandes terremotos sean inevitables".
La sismóloga Lucy Jones, del Servicio Geológico de EEUU, advirtió que los californianos deben aceptar el hecho de que la catástrofe es inminente y prepararse. “Nuestra decisión de no aceptarlo solo significará que más personas sufrirán, ya que los científicos advierten que el 'Big One' ya está atrasado en llegar a California”, advirtió.