INTERNACIONAL

Los secretos más oscuros de Corea del Norte, contados por un exguardia

En una entrevista a CNN, un exguardaespaldas del padre de Kim Jong-un describió como fue vivir en ese régimen dictatorial.

Kim Jong-un saluda delante de sus ancestros. Uno de ellos, Kim Jong-un, su padre.
| AFP

Un exguardaespaldas del fallecido Kim Jong-il, dictador norcoreano a quien protegió durante la década de 1980, contó en una entrevista a CNN cómo él y el vasto personal de seguridad vivían constantemente con el miedo de ser decapitados por decisión del jefe de Estado. El guardia también reveló que un asesor presidencial fue encarcelado de por vida por el uso de su cenicero y afirma que Kim Jong-un, el actual dictador de Corea del Norte, es aún más peligroso que su padre.

Lee Young-Guk fue elegido para proteger a Kim, el segundo heredero de esta “dinastía comunista”, en 1979. Para llegar a este puesto fue entrenado “fanáticamente”, incluso utilizando técnicas de artes marciales. “Es un entrenamiento duro", dice Lee. "Pero ¿por qué hacerlo? Es para construir lealtad. Un arma de fuego no va a ganar una guerra y el taekwondo sirve nada más para el espíritu, pero crea lealtad”. Asegura que los Kim exigen a sus guardias y sirvientes una “lealtad absoluta” y cualquiera que fuera sospechado de traición era tratado de forma increíblemente estricta.

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El exguardia admitió que el régimen le lavó el cerebro para garantizarse lealtad y sumisión. “Era un adiestramiento que servía para lavarte el cerebro, para hacerte creer que Kim Jong era bueno y que el único motivo para el cual tú habías nacido era para proteger y servir al querido líder”, afirmó.

“Cuando llegaba abordo de su auto, 60 a 70 consejeros se tiraban sobre el pasto. Tenían polvo sobre su ropa, pero querían esconderse de él. Sabían que aunque pareciese contento, cambiaba de humor y podía decidir hacer rodar cualquier cabeza”. Un consejero, que utilizó el ascensor privado y el cenicero de Kim Jong-il fue deportado a un campo de concentración, donde murió poco tiempo después.

Lee agregó que el gobernante fallecido era “un hombre rodeado de miedo. Si era feliz te regalaba oro, si no lo era ordenaba la condena a muerte”. Sin embargo, afirma que el pueblo de Corea del Norte debe tener más miedo de Kim Jong-un que de su padre: “Kim Jong Un terminó matando a su tío, que incluso Kim Jong-il no se animó a matar. Cuando el poder llegó a la tercera generación, se hizo más cruel. Kim Jong-un cree que su poder se basa en la lealtad, pero eso es falso. Está basado en el miedo”.

Lee dejó de trabajar para Kim cuando el líder empezó a investigar a sus parientes. Después de ser capturado por tratar de escapar en 1994, fue enviado al brutal campo de concentración de Yodok. Pasado el tiempo se escapó, convirtiéndose en uno de los aproximadamente 25.000 desertores que ahora viven en Corea del Sur. En su nueva vida, trabajó como granjero, escribió un libro sobre su vida en Corea del Norte, y es comentarista en medios de comunicación, donde habla sobre su experiencia al servicio de los Kim.

La familia Kim se ganó fama por su forma de vengarse de quienes no muestran fidelidad, y pese a ciertos gestos tímidos de apertura, Kim Jong-un todavía mantiene un poder implacable y totalitario, que adoctrina intensamente a los ciudadanos, fomenta el culto a la personalidad extremo que deifica a los Kim, y castiga el menor signo de disidencia -real o imaginaria- con campos de concentración, torturas y ejecuciones masivas, conformando la peor situación de Derechos Humanos imaginable.

Por ejemplo, Jang Song-Thaek, tío de Kim Jong-un, que fue uno de los hombres más poderosos de Corea del Norte y uno de los personajes primordiales en la transición del poder tras la muerte de Kim Jon-il, fue ejecutado en diciembre 2013 después de ser acusado de traición a la patria. Jong-un describió su tío como “una inmundicia”, mientras ordenaba que uno de los colaboradores de su tío fuera “ejecutado con un lanzallamas”, bajo los mismos cargos.

El mundo pudo contemplar por televisión las dantescas imágenes de miles de norcoreanos llorando al paso del cortejo fúnebre de Kim Jong-il, en diciembre de 2012, y la explicación del llanto era razonable: quienes demostraran poco dolor ante la muerte del “Querido Líder” serían enviados a un campo de trabajo durante seis meses, sentencia que las fuerzas del régimen cumplieron sin excepciones.

En octubre de 2013, poco después de que se informa de que Kim Jong-un había ordenado la ejecución de su exnovia, la cantante Hyon Song-Wol, el “Gran Sucesor” ordenó la ejecución de los ingenieros y arquitectos que participaron en la construcción de una torre de Pyongyang que se derrumbó días antes. Más de 500 personas murieron en y Kim ordenó las ejecuciones porque era “incapaz de dormir después de enterarse de la tragedia”.