Tom Evans, el padre del niño británico Alfie, agradeció el apoyo de millones de personas en todo el mundo que se solidarizaron con su familia, en el terrible trance que terminó este sábado con la muerte del chiquito en el Alder Hey Hospital en Liverpool. "Lo intentamos todo, al final solo queriamos llevarlo a casa, pero ni siquiera ese pedido fue aceptado, rechazaron todos nuestros pedidos...", explicó el joven británico, desolado por la situación.
Hacía 48 horas que los Evans habían sufrido una derrota judicial que cerraba la última esperanza de tratamiento a su hijo que les quedaba: la de trasladar al chiquito a Roma, para ser atendido por médicos italianos. "Desgraciadamente, se rechazó nuestra solicitud para ir a Italia. Podríamos haber llegado más lejos (legalmente) pero, ¿habría sido lo mejor? Tal vez habría más críticas", admitió Evans a los periodistas.
La desolada lucha de los padres del bebé había conseguido, como única concesión que luego que Alfie mostrara que podía seguir respirando por sus propios medios, se le administrara oxígeno. Sin embargo, los Evans ni siquiera pudieron lograr que se alimentara a su hijo más que de manera mínima, ante la decisión médica de "dejarlo morir con dignidad".