“Esta elección no es nada fácil: y no está ganada” declaró este viernes el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que competirá el 2 de octubre por su tercer mandato. A pesar de llevarle más de 12 puntos de ventaja a su adversario, el jefe de Estado Jair Bolsonaro, al candidato petista no deja de preocuparle el rumbo que tomará el “voto conservador”. Hay una franja de centro derecha que puede volcarse hacia él y por eso, la captura de ese segmento del electorado es hoy uno de los ejes principales de su estrategia de campaña.
Lula define cuál será su proyecto internacional si gana las elecciones
Su última conquista, en este terreno, es la adhesión del diputado André Janones, de 38 años. Abogado de profesión fue nominado por su partido Avante (fundado en 1988) como postulante a la presidencia del país, misión a la que acaba de renunciar para apoyar al líder del Partido de los Trabajadores. Con una ideología próxima al conservadorismo tradicional, agrupación se acercó al gobierno bolsonarista, durante los primeros tres años de gestión. Pero ahora decidió apartarse de la derecha y volcar sus fuerzas a la coalición de centro que pretende consolidar el lulismo.
Otras organizaciones tienden a seguir ese camino, como es el caso un amplio sector de la dirigencia del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), entre quienes se encuentran antiguas cabezas como Renán Calheiros y Jader Barbalho. Precisamente, hace dos días la coalición de centro-izquierda que lleva al ex presidente como postulante, anunció su apoyo a la reelección de Helder Barbalho como gobernador del estado de Pará (del Norte de Brasil), hijo de Jader y como su padre, miembro del PMDB.
Estas captaciones le quitan espacio a Bolsonaro justamente en aquel sector político que fue uno de los pilares de su victoria en 2018. Este caso es especialmente sensible ya que el Movimiento Democrático es uno de los que poseen los mayores bloques parlamentarios. Bueno es recordar que en sus filas milita, aun hoy día, Michel Temer; el ex vice de Dilma Rousseff que, en 2016 y con golpe parlamentario de por medio, consiguió trepar al tope del Poder Ejecutivo.
El modelo bolsonarista “fue creado para sacar dinero a los pobres y dárselo a los ricos”.
Hay otros centro-derechistas dispuestos a formar parte de la “gran alianza” por la que batalla Lula. El ex gobernante hoy va acompañado en su fórmula por Geraldo Alckmin, un socialdemócrata del PSDB, partido de Fernando Henrique Cardoso, quién se desafilió de la socialdemocracia para pasar al “socialista” PSB. Afirman que fue FHC quien le dio el visto bueno para pasarse de bando. Dicen que el célebre sociólogo apostaba a liquidar el bolsonarismo, el más extremista entre los representantes de la derecha vernácula. Según algunas fuentes, el hombre que gobernó Brasil entre 1995 y 2002, intuyó de entrada que su propio partido no tendría fuerzas para cumplir con ese objetivo. Y optó entonces por dar un respaldo tácito a Lula da Silva con quien mantiene una relación de larga data.
El líder petista volvió, hoy, a celebrar que Alckmin lo acompañe como vice. Dijo que ambos tienen “amplia experiencia” en las gestiones gubernamentales (Alckmin fue gobernador del Estado de San Pablo, el más rico del país). Con todo, recordó que faltan 59 días para la primera vuelta y fijo que en este tiempo “no podemos descansar ni un solo día”.
Precisamente, este mañana el candidato participó de una reunión con médicos del Sistema Único de Salud (SUS), que garantiza la atención para toda la ciudadanía en forma gratuita. Criticó ácidamente al actual jefe del Palacio del Planalto (la casa de gobierno en Brasilia) al decir que el modelo bolsonarista “fue creado para sacar dinero a los pobres y dárselo a los ricos”. Y advirtió, en ese sentido, que “si no hacemos nada, (Bolsonaro) va a acabar con el SUS, y abrirá las puertas a la total privatización de la salud”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.