El crimen de Olivia y Anna, las niñas de Tenerife, mantiene a la sociedad en España bajo un estado de estupor. Las menores, de 6 y 1 años, habían desaparecido junto a su padre el 27 de abril. El cadáver de Olivia fue hallado el 10 de junio a 1.000 metros de profundidad en las aguas de la Isla de Tenerife.
Según el juzgado de primera instancia e instrucción N° 3 de Güimar (Santa Cruz de Tenerife), el asesino fue su padre, Tomás Gimeno, de 37 años, quien buscó generar en su ex pareja, Beatríz Zimmerman, de 35 años, “el mayor dolor que jamás pudo imaginar”. Así lo expresa el auto judicial que se hizo público en Tenerife y cuyos fragmentos reprodujo el diario El País de España.
De acuerdo a resultados preliminares de la autopsia, Olivia falleció por un edema pulmonar, aunque aún no se pudo precisar el hecho que le provocó tal conmoción. Tras un mes y medio de búsqueda, el bloque de búsqueda de la guardia civil encontró su cuerpo a tres millas de la costa, en el fondo del mar, envuelto en una bolsa de residuos, que a su vez estaba contenido por un bolso deportivo. Amarrado junto a ella, había otra bolsa similar. La justicia española cree que allí se encontraba su hermana Anna, cuyo cuerpo aún no fue encontrado.
Respecto del paradero de Gimeno, si bien no hay rastros, la investigación apunta a que se suicidó.
España vive otro día negro por la #ViolenciaMachista, con el asesinato de Rocío y el hallazgo de Olivia, también asesinada; en este caso por la #ViolenciaVicaria, la más cruel de las violencias contra la mujer. Mi apoyo a las familias. Seguiremos trabajando contra esta sinrazón. pic.twitter.com/JJiiZ1G0vV
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) June 11, 2021
Cómo fue el día del asesinato, según el expediente judicial
La reconstrucción judicial de los hechos, en base a investigaciones policiales, señala que las niñas fueron asesinadas en el domicilio de Tomás Gimeno, Igueste de Candelaria, en Tenerife. Allí llegó junto a las niñas, recoger a Anna de la casa de su madre y a Olivia de un campamento escolar. Se había establecido que las niñas y su padre permanecieran junto de 17 a 21. Tras recogerla, Gimeno se dirigió a la casa de sus padres y luego llevó a Olivia a clases de alemán. La niña estuvo allí hasta las 18.30. En ese lapso, se trasladó hasta el puerto de la Marina de Santa Cruz, en donde alistó su barco.
Desesperada búsqueda de dos niñas en España: se las llevó su padre
Tras recoger a su hija mayor, regresó a la casa de sus padres, donde se quedaron hasta las 19.30. 20 minutos después, se llevó a las niñas hasta su domicilio. La justicia española considera que allí mató a sus dos hijas. Cerca de las 21 Gimeno ya había emprendido ruta hasta el puerto. Antes, pasó nuevamente por la casa de sus padres, donde dejó sus tarjetas de débito con sus claves y dos juegos de llave de un auto Audi que había estacionado en su trabajo la noche anterior.
Tras el crimen, Gimeno navegó para deshacerse del cuerpo de sus hijas
A las 21.30 llega finalmente al puerto de la Marina de Santa Cruz. En ese momento realizó tres viajes desde su coche hasta la embarcación. Las cámaras de seguridad reflejan que trasladó seis bolsos. En ellos estarían presuntamente el cuerpo de sus hijas. A las 21.50, la madre desesperada logró comunicarse con él. Gimeno ya navegaba en las aguas de Tenerife. En esa comunicación le gritó que ya no iba a volver a ver ni a sus hijas ni a él.
No hay palabras para acompañar a Beatriz en estos momentos de terrible dolor. Esta violencia que se ejerce contra las mujeres madres para golpear donde más duele es una cuestión de Estado. Estamos aquí para lo que sea necesario. No más #ViolenciaVicaria
— Irene Montero (@IreneMontero) June 10, 2021
A las 22.30 Gimeno navegaba por una zona profunda, que conocía. Se cree que ese fue el momento en el que arrojó el cuerpo de las niñas al mar, en bolsas, amarradas a un ancla. En ese momento llamó nuevamente a la madre de las niñas, esta vez para decirle que “no podía permitir que crezcan sin él”.
A las 23.15, el asesino se cruzó con efectivos de la guardia civil, que lo advirtieron sobre la violación al toque de queda, puesto que navegaba en un horario no permitido. Se promovió una sanción en su contra. Tras regresar al puerto, Gimeno se dirigió a una estación de servicio, en donde compró un cargador de celular para luego pedirle permiso a un guardia de seguridad y cargar su teléfono. A las 0.27 finalmente, volvió a zarpar y fue la última oportunidad en que se supo de él. La justicia cree que se suicidó.
LC/FL