Por 22 votos a favor, 17 en contra y 4 abstenciones, el Senado de Suiza aprobó la re-exportación a Ucrania de municiones suizas inicialmente adquiridas por España, Alemania y Dinamarca hace más de 5 años. El pedido fue antes rechazado por el Consejo Federal, el ejecutivo colegiado de 7 miembros elegidos por el Parlamento, aplicando la prohibición de exportar armas a países en disputas violentas. Pero todavía no existe una ley específica sobre la neutralidad.
La decisión del Senado helvético invoca ciertas condiciones que ahora se cumplirían, como la «agresión militar ilegal» de la invasión rusa contra Ucrania, violando el «derecho internacional público», contra otro Estado que respeta los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, el multilateralismo, la democracia liberal, la paz y la seguridad. A modo de contexto, el gobierno observa una multiplicación de crisis en el mundo y una disminución de las exportaciones suizas, principal fuente de divisas del país. Los diputados federales deben confirmar lo votado por el Senado. De aprobarse lo resuelto por las 2 cámaras legislativas, se impondrá al Consejo Federal.
Si este proyecto se concreta, archivaría otro anterior. Para entrar en materia, ciertos parlamentarios exigían que la guerra en Ucrania fuera denunciada por el Consejo de Seguridad de la ONU, aspiración inviable por el veto del Kremlin, uno de los 5 vencedores de la Segunda Guerra Mundial. En su defecto, reclamaban una decisión condenatoria contra Rusia por su invasión a Ucrania, votada por los dos tercios de la Asamblea General de la ONU, o sea 128 países de sus 193, difícil de conseguir dado el agravamiento de la situación en los campos de batalla, y en la diplomacia, debido a la polarización que ha generado la figura de Vladimir Putin.
Originada en 1291, Suiza no integra la Unión Europea, ni la OTAN, no obstante sí el Consejo de Europa, de 47 Estados miembros, del cual fue expulsada Rusia a consecuencia de su ataque contra Ucrania. A la Confederación Helvética la componen 26 cantones. Cuenta con 9 millones de habitantes. La negativa de vender armas a países en reyerta se fue gestando por los usos y costumbres políticas, establecidas con el tiempo, junto a la voluntad incólume de no ser beligerante, ni declarar o hacer la guerra. Actualmente no hay indicios que Ucrania podría utilizar las municiones que compra contra su población. Por cierto Suiza fabrica sus propias armas. Consume la mitad y exporta el resto, 64 % a países europeos.
El avance de la contraofensiva de Ucrania: todo lo que se sabe hasta el momento
Para solucionar antagonismos internacionales, Suiza se opone al empleo de la fuerza y preconiza la mediación pacífica, en pos de soluciones pactadas. Forma parte de la ONU desde el 2002 y dispone de un «Ejercito de milicia» de 100.000 efectivos, creado en 1798, apoyado por oficiales profesionales, y 49.000 reservistas. El servicio militar es obligatorio, con una formación inicial de 18 semanas. La disponibilidad de ser llamado a filas se extiende hasta los 44 años. Oficialmente, el Ejército de Tierra, y la Fuerza Aérea, defienden el territorio, previenen la guerra y promueven la paz en el extranjero. No teniendo costas marítimas, esta singular Confederación solo cuenta con patrullas fluviales para proteger aguas fronterizas, y vigilar sus 1.500 lagos.
Los debates en torno a estos temas no son nuevos en Suiza. En el pasado reciente el gobierno fue criticado por habilitar la venta de fusiles y ametralladoras a Arabia Saudita, involucrada en coalición con los Emiratos Árabes Unidos en el conflicto interno de Yemen, ambos a favor del gobierno sunita, adversarios de los rebeldes hutíes, chiitas sostenidos por Irán. También por alimentar militarmente las discrepancias en la región de Cachemira, reclamada integralmente por Pakistán, en parte controlada por la India, controversia heredada de la descolonización británica. La «multialineada» India, el país más poblado del planeta, compradora de armas a Suiza, se haya paralelamente involucrada en incidentes fronterizos armados con China, en el Himalaya, tras activarse la cuestión del Tíbet. Y llegó a documentarse la presencia de aviones suizos «Pilatus», en Afganistán, heredados por el régimen talibán, tras la retirada de los Estados Unidos.
De hecho, Suiza se plegó al bloqueo de cuentas bancarias de «oligarcas» rusos en establecimientos locales, lanzado por la Unión Europea y los Estados Unidos, por un total de 7,5 miles de millones de dólares. Sin embargo, no parece haberse definido la imprescindible base legal a invocar por Bruselas, Washington o Berna, para expropiar esos fondos, y cuestionar la inviolabilidad vigente internacionalmente de la propiedad privada de los capitales congelados. Se desconoce públicamente si se ha establecido su presunto origen delictivo, y en esa eventualidad, que otro destino darle, quizás para la reconstrucción futura de Ucrania.