El senador de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, dialogó en en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), y afirmó que, por la pandemia, las personas quedaron con "muchas secuelas psicológicas". Por otro lado, aseguró que "cuando venía a Buenos Aires me encerraba" y, por último, expresó que "honrar la vida es vivir con intensidad, con Carolina pretendemos ser felices", al respecto de su romance con la senadora Carolina Losada.
Quiero ir a la cuestión personal. Un político es una persona, es un significante que representa valores y visiones de la vida con sus acciones. Evidentemente lo que hace con su vida y sus ideas es importante, así que pudorosamente te pido que hagas una reflexión de cómo atravesaste la desgracias familiares que te tocaron y cómo volviste a creer en el amor en tu relación con Carolina Losada.
La vida te sorprende. A Agustina (su hija), y a mí, nos pasó eso. Toda una vida que venías construyendo y llega un golpe de estos que te arrastra y sentís que perdiste absolutamente todo. Lo primero que se me vino a la cabeza era decirle a mi hija que tenemos que honrar la vida, ya que eso significa valorar a su hermanito y a su mamá con mucha fortaleza y actitud. Todo es muy difícil.
Cuando me miraban de una forma como si dijeran "Pobre este tipo, mirá lo que le pasó" y entendí que hay que vivir con intensidad, no quería dar pena. El dolor vino para quedarse, pero uno tiene que construir que este no impida que puedas ser feliz.
Pasaron cuatro años (NdR: su mujer Cyntia Sonaridio e hijo Joaquín, de 16 años, murieron por la inhalación de monóxido de carbono, en junio de 2018), llegué golpeado, pero parado. Hoy estoy feliz, que también es gracias al acompañamiento de los amigos que me dio la vida. Cuando venía a Buenos Aires me encerraba y los de automotores, choferes, personas que jamás me hubiese imaginado me buscaban y me sacaban un sábado, un domingo de mi departamento para salir. Todo con mucho tacto e inteligencia.
Siempre me aferré a vivir con intensidad y ser feliz. Agradezco a quienes me bancaron y me siguen bancando porque en estas circunstancias el dolor siempre está. La vida te da otra oportunidad, pero depende de uno en la actitud que le pone. También doy las gracias porque me enamoré y me la jugué, como uno tiene que jugarse por lo que siente sin medirse y sin especular, ir al frente. Así soy yo y así encaro la vida. Honrar la vida es vivir con intensidad, con Carolina pretendemos ser felices. Capaz esto sirva como un mensaje para muchos, a mi me cuesta hablar de esto, te das cuenta.
Por eso no te hago preguntas y dejo que vos cuentes.
En este tiempo de pandemia, hay mucha gente que perdió y quedó con muchas secuelas psicológicas no solamente de la soledad, sino que referido a personas queridas. Puedo decirles que no se entreguen porque realmente honrar la vida es pelear, pero darla sanamente. Es apostar todos los días al amor, trabajo y amigos. Cuando vivís circunstancias difíciles, pasás a valorar lo que no antes naturalizabas como compartir un café. Lo que antes era habitual, hoy tiene otro tipo de significado.
Me enamoré y apuesto a lo que siento, además de agradecer a la vida por darme la posibilidad de conocer a Carolina. Compartimos valores, es como que aparecer una persona como regalo de la vida y parece que la conocés desde siempre, esas cosas locas y gratificantes que tiene el amor. El secreto va por tener mucha pasión, mucha entrega y vivir intensamente, sobre todo, con alegría. Los dolores no te impiden disfrutar, sonreír y avanzar.
BL PAR