"'Ver Nápoles y después morir', dice aquella antigua frase y se podría aplicar en este momento, ya que el Napoli, luego de 33 años, el Napoli se consagró campeón por tercera vez en su historia", contó Román Iucht en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Fue una campaña excepcional que coronó con la contundencia que mostró en la cancha, llevándose el título cinco fechas antes. De hecho, le bastaron dos empates 1-1 consecutivos, uno ante la Salernitana y el otro ayer ante el Udinese.
El conjunto de Luciano Spalletti fue el arquitecto de este equipo que superó a grandes nombres del Calcio Italiano, como la Juventus, Inter o Milan.
El plantel está compuesto por un crisol de razas y nacionalidades. El nigeriano Victor Osimhen, de niño, trabajaba en un basural con su hermano. Allí mismo encontró un botín derecho de una marca y uno izquierdo de otra. Y así fue como, con calzados dispar, empezó a acuñar su sueño de futbolista.
A su vez, el plantel cuenta con una coreano, como Kim Min-jae, un georgiano como Khvicha Kvaratskhelia, un eslovaco como Stanislav Lobotka y, como no podía ser de otra manera, la bandera argentina representada por Giovanni Simeone. El capitalismo y la globalización también llegaron al fútbol, incluso a una ciudad tan afincada a sus raíces como lo es Nápoles.
Ni más ni menos que 33 años, justamente la edad de Cristo, fue lo que tuvo que esperar un club que se aferra fuerte a la imagen de un Dios pagano como lo era Diego Maradona, precisamente quien encabezó ese último gran título.
Un año después de que Argentina ganará el Mundial 86, Napoli obtenía su primer título. Meses posteriores a conseguir la tercera estrella, el club italiano sale campeón. Demasiadas coincidencias para no creer que todo se alineó para que, desde un sur postergado, y con un Maradona como referencia, Nápoli festeje eternamente.
Además, en mayo de 1987 contra la Fiorentina, se consagró campeón, y el próximo domingo, frente al mismo rival y en el mismo mes, festejará su tercer scudetto.
AO FM