Por qué Javier Milei podría cometer el mismo error que Carlos Menem con YPF
El economista Nicolás Gadano critica que, así como Roque Fernández vendió acciones de YPF para financiar déficit fiscal, Milei quiere vender las acciones para financiar la dolarización.
Javier Milei |
NA
Nicolás Gadano tiene una gran experiencia por haber trabajado largos años en YPF e investigado su historia. El economista sostiene que es positivo que YPF sea una empresa mixta estatal-privada, pero atañe la dificultad de que se contamine políticamente. “Hay que cuidarla de que no caiga en una interferencia política partidaria”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
No, durante el gobierno de Mauricio Macri yo fui gerente general del Banco Central. En YPF estuve en tres oportunidades. Estuve en los ‘90, después estuve con Repsol, y la última vez, estuve trabajando con Miguel Galucho, entre el 2013 y el 2015.
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Bueno, sí, la conozco desde adentro. También, además, en algún momento hice una investigación histórica, un libro que se llama Historia del petróleo en Argentina, donde se analizaron los archivos de YPF y de otras compañías desde el año ‘55 para atrás, o sea que también conozco bastante bien su génesis y su historia original.
Entonces, apelando esa capacidad histórica de comparar distintos momentos de la empresa, ¿cree que se hizo mal en privatizarla durante el gobierno de Menem? ¿Qué opina de la nacionalización durante el gobierno de Cristina Kirchner?
Creo ahí hay que distinguir dos momentos en el gobierno de Menem. En el caso de YPF hubo dos momentos, no solo la privatización. De hecho hubo una primera iniciativa, que yo creo que fue muy positiva, y una segunda iniciativa que fue muy negativa, y que tiró por la borda lo que había hecho antes.
La primera fue la reestructuración de YPF y su posterior privatización en los tiempos de Cavallo y Estenssoro, es decir, en los primeros años ‘90. A diferencia de otras privatizaciones, YPF no fue vendida a una empresa internacional, como pasó con, por ejemplo, Aerolíneas a Iberia o Entel la Telefónica y Telecom.
La compañía se reestructuró, se aprobó una ley en el Congreso, el Estado mantuvo el 20% de las acciones y quedó como accionista mayoritario, y el resto se privatizó, pero se vendió en las bolsas de Buenos Aires y de Nueva York a accionistas atomizados.
O sea que YPF pasó a ser una compañía con capital mayormente privado, pero el Estado era el accionista principal y era una compañía Argentina. Las inversiones y toda su estrategia se manejaba en Argentina.
Sobre el final de su gobierno, Menem decide vender ese 20% estatal, y vender además el voto que tenía el Estado para bloquear eventualmente un cambio de control. Así es como ingresa el grupo Repsol, que no era un gran grupo petrolero, tenía un tamaño similar a YPF, entonces, tiene que endeudarse muchísimo para comprar.
Eso deriva en que los fondos que generaba YPF, en gran medida, se utilizan para pagar esas deudas.
Para colmo, después Repsol, sin dudas con mucha influencia de Kirchner, se asocia con los Eskenazi, que no tenía ningún antecedente en el mundo petrolero. Esa asociación agrava este problema de que para lo único que se usaba YPF era para generar resultados y repartirlos a los accionistas. Para sacar esa plata invertir en otro lugar del mundo. En el caso de los Eskenazi, para recuperar la plata con la que habían comprado porque no habían puesto un peso.
Toda esa etapa es muy negativa. Después viene la expropiación, que yo creo que es una mala solución y mal implementada porque todavía estamos por ver cuánto nos va a costar ese esquema.
Hoy tenemos una YPF que, en un punto, tiene un formato parecido al de los inicios de los ‘90. Es una empresa con el Estado como accionista mayoritario, ahora con el 51%, pero que afortunadamente es mixta, con capitales privados, y cotiza en la bolsa de Buenos Aires y en la bolsa de Nueva York.
Con lo cual, tenés un formato que permite que YPF sea una herramienta de la política energética nacional, conviviendo con muchísimas otras empresas privadas locales y extranjeras que le dan a la industria de la energía en Argentina un gran dinamismo.
Bueno, creo que la YPF de principios de los años ‘90 también era buena. El Estado era la primera minoría del grupo, pero no tenía el 51%. Tenía además acción de oro y vetos. Era una combinación que funcionó muy bien.
Una dificultad del formato actual es que exige que el Estado, ahora sí como accionista mayoritario, sea muy cuidadoso de evitar la interferencia política y que YPF termine convirtiéndose en una especie de Ministerio.
Algo de eso ha estado pasando, porque cada vez que cambia el gobierno cambian muchas cosas en YPF. Cambian las autoridades, el CEO, a veces cambia la estrategia, y una empresa petrolera no puede funcionar así. Hay que cuidarla de que no caiga en una interferencia política partidaria grande. Ya lo vivimos, con esa historia que yo te contaba que conozco, antes de los ‘90.
Las figuras del “segundo Menem” que acompañan a Milei
Vos hacés una diferencia entre el “Menem bueno” y el “Menem malo”, haciendo una simplificación grosera. Alguien que conoce bien la política Argentina de los últimos 30 años decía, el otro día, aquí en este programa, que Milei tiene los asesores del ocaso de Menem.
Vos tuiteaste: “En 1999, el entonces ministro de Economía de Menem Roque Fernández, hoy asesor de Milei, fue el responsable de la desastrosa venta de las acciones estatales de YPF a Repsol, en un concurso con un solo oferente. Ahora tienen el mismo plan, o van a buscar una empresa todavía peor?”.
¿Coincidís con que hay dos etapas de Menem y que los asesores que acompañan a Milei son de la época mala?
Sí, coincido, y creo que se le da un marco, no es casualidad. En esa primera etapa además hay otra figura que es Domingo Cavallo que, sin dudas, más allá de sus sombras, entre sus luces hay reformas estructurales, especialmente en el sistema energético muy importantes.
Y hay una figura también, que es José Estenssoro, que es el que llevó adelante todo ese proyecto de reestructuración de YPF, con Menem, sin duda, pero ya en el segundo Menem ellos no estaban.
Efectivamente, yo hacía esa reflexión porque, en un punto, aparece esta idea de que Milei es lo nuevo, de no hacer las cosas con los mismos de siempre, de la casta, pero cuando vemos las figuras económicas que empiezan a aparecer, efectivamente no son tan nuevos.
Justo pasó que, yo que conozco bien ese proceso de la venta de las acciones a Repsol del que hablábamos, me doy cuenta que en ese proceso están involucrados, desde el Estado (o sea desde el Ministerio de Economía), Roque Fernández, que era el ministro, y Carlos Rodríguez, que está al inicio del proceso de venta.
Pero además se da otra circunstancia, que desde el lado del sector privado, en el expediente aparece como representante y interlocutor del banco colocador de esas acciones, que finalmente terminan con un único gerente, que es Repsol, Emilio Oampo, que es el que hoy está con el tema este de la dolarización.
Entonces, hay gente con Milei que, como muchos de nosotros, tuvo su participación en la vida pública Argentina, desde el Estado, o desde el sector privado contratando con el Estado, y yo creo que, en este caso, estuvieron en un proceso muy negativo para Argentina, que fue esa venta de las acciones YPF a Repsol.
En estos días se volvió a hablar, en el entorno de Milei, de vender las acciones de YPF. Y nuevamente, como en ese momento, la explicación de Roque Fernández y su equipo era: “nosotros necesitamos la plata para financiar el déficit fiscal”. Fue un desastre, líquido un activo importante para pagar el déficit fiscal de un trimestre o menos.
Ahora que se vuelve a hablar, desde La libertad Avanza, de vender las acciones YPF, eso no forma parte de una discusión de en qué medida YPF es una herramienta positiva para la política energética, cómo se puede mejorar, que sería una discusión legítima.
Se plantea que se podrían usar esas acciones para crear ese fideicomiso que propone Ocampo para, junto con otros activos, con títulos públicos, generar los dólares y el respaldo para comprar los pesos y dolarizar la economía.
Es como un capricho, poner todo en función de ese proyecto. Incluso un tema tan delicado y tan importante para la energía en Argentina como es YPF.
