Desde resolver conflictos judiciales hasta superar la comúnmente llamada “grieta” en la Argentina, todo esto puede ser abordado por la Filosofía Jurídico Sistémica, desarrollada desde 2002 por la abogada argentina Cristina Llaguno, quien aplicó en el campo legal las teorías y enseñanzas del filósofo alemán Bert Hellinger.
La abogada y psicóloga explica que para superar un conflicto legal no hace falta “aniquilar” a la otra parte, basta con encontrar un punto en común al que ambas subjetividades puedan llegar.
Asegura que lo mismo ocurre en el mundo de la política y los enfrentamientos que son aparentemente irreconciliables. “Cuando se habla desde la superioridad moral se despierta en el otro ese niño enojado y agresivo que todos guardamos No hay posturas adultas de ambas partes. Eso desencanta a la gente y la aleja de la cosa pública”, explica la letrada que trabajó durante gran parte de su carrera como negociadora para una empresa multinacional.
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En este sentido, remarca la importancia de recuperar el aporte de la suma de las partes por sobre lo individual en la política. “Yo creo que la masa crítica funciona en todos los aspectos, positivos y negativos. Cuando un grupo de personas estudia de forma conjunta aprende mejor y más rápido. Pero la masa crítica necesita tiempo para gestarse, es como una levadura y tarde o temprano va a ejercer una influencia”, explica.
Cristina Llaguno es abogada y se recibió en la Universidad de Buenos Aires en la década del ‘80. Luego de trabajar varios años como negociadora y mediadora decidió sumar otro perfil a su profesión. Estudió ocho años psicología en Estados Unidos con Stanislav Grof y posteriormente se recibió de facilitadora en Respiración Holotrópica y Psicología Transpersonal. También cursó cuatro años de psicología en Argentina para luego formarse con Norberto Levy en Autoasistencia Psicológica e Hipnosis Ericksoniana en la Fundación Milton Erickson. Realizó un máster en Psicología Sistémica en la Universidad Multicultural CUDEC, donde también se desempeña como docente.
Estudió Constelaciones Sistémicas con Bert Hellinger desde 2001 hasta llegar a ser docente en la Hellinger Sciencia. Ese recorrido la llevó en 2002 a desarrollar y aplicar los conceptos de Hellinger al campo jurídico, lo que desembocó en la creación de la Filosofía Jurídico Sistémica.
¿Qué son las constelaciones familiares?
Dicta conferencias y cursos de su especialidad y escribió 3 libros: Amor en Movimiento de ed. Uqbar; Constelar para sanar, ed. Urano y Principios Básicos para trabajar en sesión individual, ed. Reconciliar. El cuarto, de pronta aparición, se llama En qué Caja Vives, Comprensiones para resolver conflictos, ed. Urano. En esta entrevista cuenta cómo es esta teoría que integra el mundo de las leyes y la exploración hacia el interior del ser humano.
-¿Cómo define su trabajo?
-Es un mix entre el derecho, la psicología -con sus diversas orientaciones- y las constelaciones sistémicas. Todo esto no tiene nombre, es ser un facilitador. Una persona que acompaña a otra en su proceso de descubrimiento, en su búsqueda espiritual y solucionar sus conflictos a niveles legales.
-¿Cómo pueden ser aplicadas las constelaciones en el campo de la Justicia?
Cuando trabajaba como abogada era negociadora para un gobierno extranjero. Era una negociadora aguerrida. Ahora puedo negociar desde otro punto de vista. No necesito aniquilar jurídicamente a la otra persona para demostrar que mi punto de vista es valioso. Puedo mirar su punto de vista, mirar el mío y encontrar el punto medio. Eso antes no lo lograba, no lo podía hacer. Ahora sí. Estoy trabajando en este campo. Realicé una maestría en Psicología Sistémica y mi tesis es el trabajo de Bert Hellinger aplicado a la mediación. Y seguí este camino dictando clases a jueces, abogados y mediadores, operadores de la Justicia y auxiliares. Actualmente trabajo dictando cursos de esta especialidad para la en la fundación CIJUSO (Ciencias Jurídicas y Sociales del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires) y en el Colegio de Abogados de Morón, la Universidad Multicultural Cudec de México, Instituciones de Colombia, España, Paraguay, Brasil, Chile. Además soy Directora del Instituto de Derecho Sistémico del Colegio de Abogados de Morón y dirijo Reconciliar, Centro de Desarrollo Personal desde 2007 con sede en cinco países.
-Llevando ese concepto de mediación a la política, ¿ve factible que la grieta se supere en algún momento en el país?
La grieta existe en todos los países. He tenido la suerte de viajar por mi profesión y he visto la grieta en todos los países. Ahora, lo interesante es ver por qué se produce la grieta. Una persona se educa y crece en una familia. Todos los principios, mandatos y programas de la familia lo hacen sentir bueno porque respeta todo ese bagaje familiar. Pero pasa que esa misma persona se encuentra con otra que tiene otros principios y que también se siente buena. Si las dos personas comienzan a tratar de que prevalezca un concepto sobre el otro va a haber una grieta porque ninguna de las dos partes va a terminar contenta. Se mira en diferentes direcciones. Tiene que haber un punto común, un punto de contacto. Un acuerdo, entonces ahí la grieta va a empezar a desaparecer.
Nosotros en Argentina nos encontramos atravesando un precipicio, no una grieta. Más se produce cuando hay sectores que hablan desde una superioridad moral. Cuando pasa esto la otra parte hace todo lo contrario, como una criatura, con enojo, con una actitud pasivo agresiva o se transformará en oposicionista. Cuando se habla desde la superioridad moral despierta ese niño enojado y agresivo que vive en el otro. No hay posturas adultas en ambas partes. Esos roles van rotando, se van intercambiando. Eso desencanta a la gente y la aleja de la cosa pública. Hay una frase que me gusta decir en mis clases: en un conflicto dos tienen razón.
Para que haya una solución las partes deben reconocerse como parte del conflicto y acá ninguna se considera como tal. Ambas partes se ven como la solución.
-Y desde el plano más individual. Cuando se trabaja con las constelaciones familiares, ¿se reemplaza a la psicología o psiquiatría?
No, las constelaciones son una filosofía para la vida. Son principios básicos que Bert Hellinger llamó “Leyes para la vida”. Son muy simples y si se respetan y cumplen nos irá muy bien. Es algo complementario a la medicina o psiquiatría; cuando sufrimos una situación traumática tenemos dos opciones sanas para responder: luchamos o huimos. Sin embargo, la mayoría de las personas nos quedamos congeladas y emocionalmente no podemos responder a lo que nos ocurre. Esto con el transcurso del tiempo nos genera bloqueos para realizar determinadas cuestiones, por ejemplo, desarrollarnos en el trabajo, tener pareja, hijos, ganar dinero o elegir una profesión. Todo eso impacta sobre la salud y en las relaciones.
Una constelación es una imagen inconsciente que se puede representar en el “aquí y ahora” de nuestro espacio. Se puede traer esa imagen del inconsciente al espacio físico con ayuda de personas que denominamos representantes o con unos pequeños bloques de madera que se utilizan en sesiones individuales. Una vez que se ve lo que bloquea, la situación se puede destrabar y eso conduce a una mejoría de la persona.
Todo esto no sustituye la terapia, lo que hace es complementar. La persona al darse cuenta qué es lo que la bloqueó, al hacerse consciente, comienza a modificar actitudes, liberar enojos, soltar culpas, a sanar ese aspecto.
- Usted habla de sanación y no de cura, ¿por qué?
En constelaciones hablamos de sanación. La cura es algo físico y la sanación es espiritual. Según esta filosofía las enfermedades comienzan en el espíritu de las personas. Los médicos y psiquiatras curan a través de medicación, y realizan estudios y las constelaciones apuntan al alma de las personas.
-¿Las constelaciones se relacionan con otras disciplinas más cuestionadas? El tarot o la videncia, por ejemplo.
No. Sin embargo, a veces la gente asocia lo que no conoce con lo mágico. Este trabajo es sumamente explicable. Tiene que ver con la física cuántica, con la percepción corporal, con el lenguaje corporal. Cuando Bert Hellinger veía a una persona que le solicitaba una constelación, lo primero que pensaba era “qué tendría que estar pasando en la vida de esta persona si estuviera bien”. Y se daba cuenta rápidamente qué sucedía. Hay personas por ejemplo que vienen a mí pidiéndome ayuda para trabajar problemas relacionados con sus parejas y los miro y me doy cuenta que ni siquiera tienen pareja. En lugar de trabajar qué es lo que les impide tener pareja o porqué duran poco en esa situación, piden trabajar la pareja, como si ya la tuvieran.
-¿En esos casos lo que ocurre es exceso de optimismo u otra cosa?
Es la fantasía de no vivir en el presente, la imposibilidad de no saber precisar con exactitud qué se necesita. Si una persona puede decir lo que necesita, no lo que quiere, porque son dos cosas diferentes, tiene el 80 por ciento del asunto que le preocupa, resuelto. Pero las personas no saben pedir lo que necesitan. Se ve en los talleres. Pedimos que definan lo que necesitan con una frase corta y comienzan a describir situaciones vivenciadas con sus familias pero no dicen lo que realmente necesitan. Eso es interesante porque te das cuenta que la gente está muy enmarañada y no pueden ver con claridad sus asuntos.
-¿Le gustaría hacer una constelación a políticos? Por ejemplo al presidente Alberto Fernández o a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Por supuesto, como a tantas otras personalidades de mi país o el extranjero.
Con las constelaciones se pueden lograr dos cosas. Por un lado se puede hacer un diagnóstico y por el otro una intervención. Se puede hacer un diagnóstico para saber cómo es una situación o cómo se encuentra esa persona. Lo que no puedo hacer es una intervención para resolver un conflicto si la persona no lo pide. Con respecto a tu pregunta, antes de las elecciones hicimos con un grupo de alumnos una configuración para ver cómo estaba posicionado cada candidato y ganaba Fernández. Eso lo supimos dos meses antes de la votación. Es importante recalcar aquí que también se puede configurar un caso legal por ejemplo, para observar en qué lugar, se encuentra cada parte en el conflicto o si determinada estrategia jurídica será efectiva o no. Posiblemente sea difícil de imaginar si no lo has visto aunque sea una vez, de allí la importancia de los talleres presenciales, prácticamente no se habla, no hay relato de vivencias de la historia de la persona o su familia, no conocemos nada de la vida de la persona y sin embargo se pueden observar dinámicas de conflicto y resolverse.
-Para cerrar, ¿el camino es individual o es necesaria la acción colectiva para lograr cambios en una sociedad o un país?
Son dos aspectos distintos. Lo individual es importante y requiere ser trabajado para la sanación de la persona. Muchas personas que han mirado sus asuntos de una forma profunda y comprometida, que han dejado temas que no les pertenecen de lado, que han tomado las riendas de su vida y se hacen cargo de las consecuencias de sus actos con responsabilidad, tarde o temprano se unirán o aliarán con personas que están en esa sintonía y esa masa crítica de adultos comprometidos forjará un cambio positivo. También personas que no reconocen sus puntos ciegos, sus debilidades, que esperan que sus problemas sean resueltos por otro u otros, pueden conformar una masa crítica y el rumbo será más dependencia, menos desarrollo y como diría Hellinger será una mirada a menos, a menos salud, a menos alegría, a menos vida. Por eso para mí, este camino que seguí y abracé y en el que me encuentro al servicio es un camino reflexivo que me lleva a la acción y hacia más, más compromiso, más consciente, más alegría y más paz.
* Clara Montero Barré. Periodista. @clamonbarre