OPINIóN
Ritmo de vida

Cómo detectar cuando el trabajo daña la salud mental

El estrés laboral, hoy llamado burnout, es un síndrome propio del desgaste psicoemocional que se genera por acumulación de tensiones que sufren las personas que trabajan en ambientes hostiles, bajo presión, que aguantan el padecimiento hasta quedar “quemados”. Claves para conocerlo y superarlo.

Estrés
Estrés. | Pixabay

El estrés laboral, hoy llamado burnout, es un síndrome propio del desgaste psicoemocional que se genera por acumulación de tensiones que sufren las personas que trabajan en ambientes hostiles, bajo presión, que aguantan el padecimiento hasta quedar “quemados” y desencadenar variados síntomas psicológicos como trastornos de angustia y ansiedad, irritabilidad, frustración, y malestares físicos como cansancio crónico, dolor de cabeza y estómago, náuseas y mareos. 

Las causas de este desgaste son variadas, una de las más complejas es quizá aquella asociada a la realización de tareas mecánicas, al modo de Tiempos Modernos de Charles Chaplin, donde el ser trabajador no es más que un engranaje de la maquinaria laboral, y sus ideas y creatividad no son tenidas en cuenta. Mujeres y hombres como Sísifo, castigados por un Dios jefe que hace del acto del trabajo, eso mismo, un trabajo, algo trabajoso, y cada jornada implica cargar con la pesada piedra en una rutina alienante.  

El "burn-out" es una enfermedad y es más común de lo que se piensa

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La atención pública, el trabajo a comisión por ventas, el personal de salud, docencia y seguridad, la baja remuneración, la adicción al trabajo, los cargos que terminan siendo una carga, el trabajo en negro, el exceso de tareas y de horas laborables, la falta de comunicación, el acoso laboral, jefes cínicos, competencias desleales… La lista resultaría interminable, pero en general el estrés laboral surge cuando se asocian varios elementos sin que tarden en aparecer los síntomas, que son avisos, pero que si no son detectados y tratados a tiempo pueden desencadenar alguna patología mental, dejando alguna secuela, deteriorando la salud.

Sufren quienes están sin empleo, pero también hay quienes padecen en y con sus trabajos, por excesos o ambiciones, o porque aún trabajando, lo que ganan no resulta suficiente para cubrir la canasta básica y son pobres, paradójicamente, aunque trabajen. El trabajo debería ser un acto signado por la vocación, motorizado por las propias capacidades, por elecciones libres acordes a los intereses y deseos más íntimos. Pero muchas veces se termina accediendo a cualquier empleo por necesidad y se trabaja de lo que se puede y no de lo que se quiere, y eso no resulta sin consecuencias.

¿Cómo se puede prevenir el estrés laboral?

Es importante detectar a tiempo los primeros síntomas antes de que se intensifiquen y causen un daño en la salud mental. De ser posible, bajar los niveles de sobreexigencia y generar, dentro de las horas laborales, pequeños espacios de relajación y descanso.

Cómo combatir el estrés
Saber desconectarse, fundamental para preservar la salud.

Una vez concluida la jornada laboral, bajar la persiana, literalmente, no pensar en tareas pendientes, desconectar del rol de trabajador/a hasta el nuevo día. Hablar con alguien de confianza, no callar lo que se padece. Y, por sobre todo, si se está realizando un trabajo que no termina siendo el más conveniente, no resignarse.

La resignación termina siendo aliada de la esclavitud y potencia el malestar. Siempre es mejor tener una esperanza activa que empuje a la reflexión y a la acción, que invite de manera creativa a modificar el vínculo con el trabajo y con el entorno, y si los cambios no resultan, se motorice la posibilidad real de buscar y encontrar una mejor oportunidad laboral.