Las metáforas constituyen recursos lingüísticos cotidianos que nutren nuestras experiencias y nos permiten la elaboración de formas de pensar la realidad. Se asientan en la base conversacional de nuestras experiencias y nos abren a modos de representación de la realidad cotidiana que embellecen la escena del discurso corriente. Conforman un patrimonio educativo que agrega valor al diseño de prácticas pedagógicas de calidad.
Las metáforas son recursos interpretativos que tienen un potencial transformador muy importante en la elaboración de escenas cotidianas. Dichas escenas se nutren de eventos que transitan en la vida de las personas, en los diferentes espacios en los que cada uno va tomando decisiones. De ese modo, las metáforas se convierten en recursos conversacionales que nos abren a diálogos con otros, nos permiten elaborar lo que en dichos diálogos acontece y, en tal contexto, favorecen la construcción de formas de conceptualización multiplicadoras acerca de cada fenómeno.
Cada persona elabora formas de significación de la realidad y se vale de recursos lingüísticos muy variados en los modos de interpretación circundantes. Las metáforas intervienen en los modos de significación de las prácticas educativas y proporcionan formas de valoración de la realidad formal, dando cuenta de un sentido potencial y de formas discursivas que conectan el pensar con el hacer.
La capacitación y la formación, como procesos vinculantes con la realidad educativa de las organizaciones, se ven atravesados por gran cantidad de metáforas, que operan como formas retóricas en los modos de representación de las prácticas. Las metáforas impactan en la esencia y en el espíritu de los aprendizajes requeridos por una organización para contribuir al logro de resultados. Dado que el valor potencial de las metáforas radica en su carácter discursivo e interpretativo, conforman herramientas cotidianas muy importantes en el itinerario de los procesos de capacitación y formación, afines al campo disciplinar de las distintas profesiones y carreras universitarias.
La detección de necesidades, la elaboración de prácticas conversacionales y el diseño de plataformas educativas para acompañar la capacitación y la formación de los agentes en una organización requieren de la elaboración de escenas y procesos discursivos tendientes a despejar situaciones nuevas, hilar procesos innovadores, atar cabos y enlazar fragmentos episódicos. Las imágenes y las secuencias discursivas contribuyen a guiar la escenificación de situaciones dadas y proponen modos de comprensión creados en el diseño de la realidad organizativa. De este modo, las experiencias dadas se conectan con situaciones creadas que optimizan el poder multiplicador de las metáforas y sus formas de representación.
Lenguaje: "Opacidad y translucencia"
El mundo post pandemia enfrenta una transformación que plantea un desarrollo acelerado de nuevos modos de aprender, estudiar y trabajar. Las nuevas decisiones van proponiendo formas de transición que podemos anticipar, planificar o ajustar en la realidad que nos atraviesa. Los fenómenos sociales evolucionan disruptivamente creando un nuevo orden, que va condicionando las formas dadas y que optimiza modos de desempeño diversos, para su articulación con nuevas aperturas de significación.
Propician la significación integrada de nuevas ideas
Las metáforas introducen la construcción de un nuevo orden creado a instancia de imágenes y de un lenguaje que propicia la significación integrada de nuevas ideas. Por naturaleza, las metáforas operan en diferentes campos de estudio y resultan transversales a distintas disciplinas humanísticas, sociales y exactas. Su adecuada combinación en el modo de atender y conceptualizar los procesos de capacitación y formación, entonces, permite la delimitación de estándares requeridos ante un contexto que se transforma.
Diferentes aproximaciones van reflejando formas metafóricas para pensar la realidad organizativa: máquinas, instrumentos, escenarios sociales, seres vivientes, culturas, prisiones psíquicas, sistemas políticos y dichos emergentes instituyen modos para su conexión con ámbitos específicos como las universidades y su sentido de ser en la significación de la complejidad del campo de conocimientos.
En adición, nuevas conceptualizaciones empiezan a incorporar la lógica metafórica en los procesos de aprendizaje, capacitación y desempeño. Dichas formas instituyen usos descriptivos de la realidad e incorporan formas prescriptivas tendientes a identificar modos reguladores de la acción en cada espacio o situación social. La gestión va demandando nuevas formas de acción, que se anclan en la construcción del saber. Mediante una formación de base, posibilita la elaboración de formas transicionales de significación en el nuevo contexto de generación de los aprendizajes.
*Coordinadora académica de la Maestría en Análisis y Gestión Organizacional de la Universidad de Belgrano