El clima social está enrarecido, son varios los factores que se mezclan. A las habituales angustias de los argentinos como pueden ser la inseguridad o la inflación, se agregan las que trajo la pandemia: la preocupación por la salud, el cuidado de los adultos mayores y la escolaridad de los chicos.
En este contexto donde el ánimo predominante es la apatía y el desgano, el frente opositor llega a las PASO a dirimir una interna en la Provincia de Buenos Aires. Es el resultado de no haber logrado un acuerdo respecto de cuál era la mejor forma de plantear la elección. La disputa entre quienes la ven como parte de un proyecto presidencial y los que la vemos como una oportunidad de ganarle al kirchnerismo.
El error político de no haber desdoblado las elecciones provinciales en 2019, nos devuelve a una situación en la que ya estuvimos: un kirchnerismo que hace del Conurbano su bastión político y punta de lanza para un proyecto de poder que nada tiene que ver con el sueño de que a la Argentina le vaya bien.
Sin embargo, gran parte de este fortalecimiento del oficialismo tiene que ver con la incapacidad de la oposición de ofrecer una alternativa atractiva para el electorado no radicalizado. El voto del ciudadano común del conurbano, es un voto filoperonista, antigorila. Es así, es un hecho y algo que no se puede soslayar a la hora de armar la lista de candidatos.
Cada vez que el kirchnerismo perdió en la provincia, fue porque había una opción peronista no kirchnerista en la cancha: fue lo que pasó en 2013 y en 2015. En 2019, unificados en el Frente de Todos, no tuvimos alternativa. Más aún, si miramos la elección en cantidad de votos, María Eugenia Vidal sacó más en 2019 que en la victoria de 2015. Pero perdió ¿Por qué? Porque la oferta peronista había sido absorbida en el frente que encabezaba Axel Kicillof. Puede gustarnos o no el comportamiento electoral de los vecinos del conurbano, pero no podemos ir contra él. Si queremos ganar, es necesaria una opción que amplíe, que sea votable por aquellos que sienten que el PRO en estado puro no los representa.
Contra la opinión de quienes formábamos parte de la mesa bonaerense de Juntos por el Cambio, el partido que lidera hoy Horacio Rodríguez Larreta optó por cerrarse sobre su propio espacio e intentar encabezar la lista con Diego Santilli, un porteño del núcleo duro del PRO. Lejos de ampliar para seducir al electorado, achicaron la oferta.
El voto del ciudadano común del conurbano, es un voto filoperonista, antigorila
Quienes hacemos política en la provincia de Buenos Aires, sabemos que con los iguales no alcanza. La amplitud no puede ser solamente una palabra que queda bien en el discurso políticamente correcto. Tiene que ser una actitud que se vea en cada decisión, en cada jugada, en cada estrategia. El PRO puso contra las cuerdas al resto del frente, y nos vimos en la obligación estratégica y moral de ir a una interna. Estratégica porque si queremos ganar, sabemos que necesitamos un candidato que represente mejor a los sectores populares; y moral, porque si sabemos que el kirchnerismo le hace daño a la provincia, tenemos que elegir al mejor candidato para ganarle. No podemos seguir perdiendo el tiempo, ya hemos cometido demasiadas torpezas y el costo lo han pagado siempre los bonaerenses. Es hora de salir de la zona de confort y de dejar a un lado los proyectos personales para sumarnos a un proyecto común, amplio, superador y atractivo para la mayoría. Es hora de pensar en el bien común.
*Ex intendente de San Miguel y ex Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Producción: Silvina Márquez.