Desde principios del 2017, nuestro país adhiere a la iniciativa internacional “4 por 1000”, impulsada por el Gobierno de Francia y basada en el Plan de Acción Lima-París.
Este proyecto apunta a la unión de todas las partes involucradas en los sectores público y privado, con el objetivo, entre otras cosas, de mejorar un 0,4% anual las reservas de carbono en los primeros 30-40 centímetros de profundidad, para ayudar así a detener el incremento de dióxido de carbono en la atmósfera.
El organismo impulsa que todos sus miembros lleven a cabo algunas acciones sobre el almacenamiento de carbono en el suelo junto a diversos tipos de prácticas, como por ejemplo agroecología, agroforestería, agricultura de conservación, y manejo del paisaje.
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En ese sentido, es importante destacar que los suelos agrícolas pueden desempeñar un papel fundamental en lo que respecta a la seguridad alimentaria y el cambio climático. Para eso, es crucial la capacitación directa a los productores y la preparación de cursos online, dando acceso a toda la información necesaria como a la posibilidad de contestar todas las dudas que puedan surgir. Asimismo, la promoción y adopción de algunas prácticas, como la siembra directa, también es muy relevante.
Asimismo, es indispensable el análisis de todos los movimientos de mercaderías, ya sea de cosechas o cualquier operación que se realice en el campo. De esta forma, pueden definirse cuáles son las mejores rutas para llegar a una disminución del consumo de combustibles fósiles.
Pero más allá de estas acciones complejas, vale destacar que en la vida diaria cada ciudadano puede contribuir para evitar la erosión de los suelos y conservar el carbono.
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Por ejemplo, evitando tirar a la basura los residuos orgánicos, que representan un 40% del total que se genera en los hogares.
Para que los mismos se puedan reutilizar, es fundamental la implementación del compost, un proceso de descomposición de esos desperdicios orgánicos en el cual la materia vegetal y animal se transforman en abono. El compost provee de fósforo, potasio y nitrógeno al suelo además de adherir más materia orgánica a la tierra, controlar la erosión, permitir el paso de aire, retener la humedad y cuidar al medioambiente, entre otros beneficios.
Queda claro que, para lograr la sustentabilidad de la logística y reducir el impacto ambiental del sector agropecuario sin descuidar la alimentación mundial, es necesario cambiar algunos comportamientos y tomar este tema con responsabilidad. Sin duda, el compromiso y las acciones de los oferentes del ámbito privado son primordiales para marchar hacia ese rumbo.
* Gabriel Otero, Gerente General de Logiseed y creador del SIREnFi, primer sistema de trazabilidad individual de envases fitosanitarios.