OPINIóN
CREENCIAS EN ePOCAS DE PANDEMIA

Si rezan los presidentes, ¿solo nos queda rezar?

La transmisión del virus se puede prevenir si elegimos cumplir con el aislamiento recomendado. Los factores socio-culturales, especialmente las motivaciones y creencias de las personas durante las epidemias son fundamentales para evitar o propagar la circulación de enfermedades infecciosas.

donald trump 20200321
CREER. Nada puede contra la evidencia de los datos científicos. | CEDOC.

El Covid-19, declarado pandemia por la OMS, tiene un alto nivel de transmisibilidad. Para algunos puede ser grave. La situación pone en evidencia la escasez de recursos en el sistema de salud y llegado el momento se deberán tomar decisiones en relación a quién debe morir y quién debe vivir. Sencillamente porque no hay respiradores ni camas de hospitales para todos. Por esto es importante cumplir el aislamiento indicado por las autoridades sanitarias.  

La transmisión del virus se puede prevenir si elegimos cumplir con el aislamiento recomendado. Los factores socio-culturales, especialmente las motivaciones y creencias de las personas durante las epidemias son fundamentales para evitar o propagar la circulación de enfermedades infecciosas.

Los estudios sobre creencias y salud pública nos indican que

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1) la extensión de la creencia de que  una epidemia será cada vez peor y que “va a estar todo mal” lleva a que las personas se desentiendan de las recomendaciones sanitarias oficiales y se genera pánico social.

2) Las preocupaciones, mitos e ideas conspirativas contribuyen a la expansión de la circulación de las infecciones. Es conveniente desestimar las teorías conspirativas y la deslegitimación de mensajes oficiales.

3) La divulagación de mensajes sobre la levedad de la patología que causa el virus predispone a realizar y exponerse a compartamientos inadecuados como la automedicación y a la circulación en espacios públicos de personas con recomendación de aislamiento. Hay que evitar la minimización de síntomas. 4) Las personas responden a las enfermedades infecciosas y toman decisiones en línea con marcos intrepretativos arraigados cultural e históricamente. Las actitudes, prácticas y comportamientos son producto de lógicas culturales que dan sentido a la vida personal y a la experiencia colectiva: entre ellas se encuentran las creencias religiosas y la espiritualidad.

En Argentina, 8 de cada 10 creen en Dios y en la energía, 6 de cada 10 creen en la suerte y 3 de cada 10 creen en la astrología y los curanderos/sanadores. El 80% reza, el 30% se congrega en templos, un 20% consume programas de radio y tv religiosos y un 20% también consulta curanderos. En lugar de estigmatizar y tratar de ignorantes o “anticientíficas” a estas prácticas es conveniente utilizar los espacios de espiritualidad y religiosidad como un canal más de información sanitaria y en línea con las orientaciones del Ministerio de Salud. Se debe fomentar la complementariedad terapéutica y no el rechazo y estigmatización a prácticas y costumbres arraigadas en la sociedad.  La espiritualidad y la religiosidad afectan el proceso de toma de decisiones en la búsqueda de sanación. Los líderes religiosos conservan aún altos niveles de confianza en la población general (mayor que los políticos) y, considerando, que congregan al menos a 3 de cada 10 personas podrían actuar como agentes de información sanitaria oficial.  Por ejemplo, el Presbiterio Argentinto de Capellanes Evangélicos elaboró un documento que integra normas de bioseguridad, recomendaciones sanitarias oficiales y textos bíblicos para ayudar a sus miembros a dar un marco interpretativo para brindar apoyo espiritual a su feligresía en caso de infección y en el marco del aislamiento social.

En medio de la incertidumbre vemos a presidentes y líderes políticos rezando en capillas, utilizando cintas rojas y escudos protectores ¿estamos a la buena de Dios? ¿Sólo nos queda rezar? Recordamos que si bien contribuyen al bienestar general, según la evidencia disponible, ninguno de estos elementos es efectivo contra los virus y bacterias: Te de Limón, jengibre, miel, cúrcuma, tulsi, laurel, cardamomo y canela, agua caliente, vinagre, Yin chao, Hierba buena, sauco, ambay, adecuar la alimentación al dosha, Homeopatía, Cadenas de oración, Detente y Escudo protector. Cumplamos las recomendaciones de la Autoridad Sanitaria y quedémonos en casa.

 

* Investigadora adjunta Conicet. Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL. Coordinadora de la Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina.