Está demostrado que existe una relación intrínseca entre el nivel académico y la capacitación profesional con el desarrollo económico de un país.
En este sentido, datos oficiales advierten que, si bien Argentina brinda educación pública y gratuita en todos los niveles, menos del 5% de la población acude a una universidad. Esto nos coloca por debajo de la mayoría de los países de la región en cuanto a cantidad de jóvenes graduados.
El Covid-19 ha puesto al aprendizaje en una situación inédita, revalorizando los tiempos, procesos y modos de aprender. Mientras la brecha digital quedó al descubierto para los sectores más vulnerables de la sociedad, incapaces de acceder a sus clases, también impuso nuevas demandas de herramientas, modelos alternativos y capacitación a distancia para la postpandemia.
La transformación digital no es sólo una idea presente en gran parte de las empresas, se convirtió en una realidad necesaria para todas las instituciones a través del trabajo remoto, el aprovechamiento de la robotización en la producción y el uso de redes informáticas para vincularse entre las personas. Asimismo, esto demuestra que el nivel educativo de la población está asociado al de ocupación, al de salarios y al desempleo.
En una sociedad, donde poco menos del 25% de la población ocupada tiene nivel superior y universitario completo, la educación inclusiva y de calidad es la única manera de superar las desigualdades económicas, sociales y culturales, y promover el desarrollo económico del país.
Nuevos escenarios en educación superior: presencialidad adaptada o adaptativa
Por otro lado, la educación secundaria tampoco logra contener a la totalidad de los alumnos, algo que influye directamente en la continuidad y los niveles académicos superiores. Cerca del 50% de los alumnos termina la escuela secundaria en el tiempo estipulado, un 10% culmina en su adultez. Así, muchos directamente no acceden a una carrera ni logran buenos niveles de aprendizaje básicos abandonando prematuramente la escuela.
En este contexto, la Educación Permanente y Continua (Técnicamente denominada Educación No Formal) desde 2020 experimenta un incremento en su demanda que ronda el 600%. Se vuelve una opción que multiplica la oportunidad de democratización y profesionalización en la Argentina, garantiza el desarrollo de competencias, habilidades y oficios en pos de una mayor empleabilidad y crecimiento productivo en cada región del país.
Las fortalezas y debilidades de la educación superior actual
Asimismo, está claro que la formación online es la protagonista en estos tiempos. En un reciente informe, Google destacó el incremento de búsquedas relacionadas vinculadas a términos como: “formación a distancia”, “aprender desde casa”, “estudiar online”, “escuelas online”, entre otros. A pesar de la imposición forzada producto del aislamiento por Covid-19, el cambio tecnológico que implicó la migración hacia herramientas digitales en pos de sostener una educación virtual generó un aumento inédito en el bienestar de las personas, pero también un amplio conjunto de desafíos y problemas: la aparición de ganadores y perdedores, llevando en muchos casos a una mayor fragmentación en sus estructuras sociales y económicas. La cuestión, entonces, es cómo los distintos tipos de estudiantes de diversos niveles académicos encuentran cobijo para el desarrollo de sus competencias sin quedar excluidos ya sea al interior de la educación formal y también de la informal: ¿cómo hacer para que la innovación llegue a las zonas más postergadas? Evitando así la ampliación de brechas.
El aumento del interés generado en la educación no formal y la necesidad de crecimiento económico y social en los últimos meses certifica un cambio en el modelo de aprendizaje con respecto a la educación clásica de las últimas décadas. La demanda de una innovación profunda donde la tecnología es un recurso estratégico en este ecosistema partiendo de una base inclusiva por diseño y extensiva a nivel social.
* Mgter Guillermo Suárez. Vicepresidente de la Cámara Argentina de Formación Profesional y Capacitación Laboral, Presidente y Fundador de Identidad Argentina.