El cronograma electoral marca que el 14 de julio es la fecha en la cual se deben presentar las alianzas y el 24 del mismo mes, la lista de candidatos que competirán. Tras ello, las PASO —primarias abiertas, simultáneas y obligatorias — se realizarán el 12 de septiembre. Entre ambas instancias transcurrirán casi 3 meses.
Pero los dirigentes políticos ven las primarias como una instancia decisiva no sólo para la elección legislativa que tendrá lugar el 14 de noviembre, sino también con vista a la elección presidencial, que será en octubre de 2023.
Comenzando por la oposición, nucleada en Juntos por el Cambio, la lucha por el liderazgo es central. En la visión del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ganar las internas -sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires y en el territorio bonaerense- son la prioridad. Piensa que obteniendo estos triunfos, logrará el liderazgo partidario, que a su vez le permitirá una candidatura presidencial sin depender del veto o aval del ex presidente Mauricio Macri.
En la Ciudad de Buenos Aires, el control de la estructura de gobierno le permite enfrentar en las PASO a Patricia Bullrich, presidenta del PRO a nivel nacional, quien tiene el apoyo de Macri. Las conversaciones con Ricardo López Murphy para sumarlo al Juntos por el Cambio avanzan en la idea de lograr un frente opositor unido.
En el distrito porteño Javier Milei, transformado en la expresión electoral del Frente Libertario, avanza con una campaña que representa la “anti-política” y que quitará votos a Juntos por el Cambio.
Pasando a la provincia de Buenos Aires, el Jefe de Gobierno porteño penetra en el distrito bonaerense con su Vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, como cabeza de lista. El radicalismo, por su parte, lo hará con la eventual candidatura del neurocientífico Facundo Manes.
En este marco, María Eugenia Vidal sigue postergando su definición sobre si encabezará la lista en Buenos Aires, lo hará en la Ciudad, o si finalmente no competirá en la elección de 2021 y se reservará para la presidencial de 2023.
Frente a este complejo y disputado panorama en la oposición, el Peronismo Republicano de Miguel Ángel Pichetto toma distancia, esperando el desarrollo de los acontecimientos.
En cuanto al oficialismo, aunque sin una disputa tan abierta por el liderazgo (nadie discute la primacía de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner), la provincia de Buenos Aires muestra un panorama de candidaturas todavía no resuelto entre La Cámpora, Sergio Massa y los intendentes del conurbano. El ex ministro de Transporte durante el segundo mandato presidencial de Cristina, Florencio Randazzo, parece confirmar su decisión de concurrir a la elección por fuera del peronismo.
El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, tuvo éxito en impedir que La Cámpora, a través de Máximo Kirchner, asumiera la jefatura del PJ bonaerense en marzo y mayo de este año, logrando mantener los mandatos vigentes hasta diciembre. Su planteo es exclusivamente reunir al peronismo disidente. Decidido a mantener su enfrentamiento con La Cámpora, duda de participar en esta elección. Sería una lista definidamente de la disidencia peronista.
En la Ciudad de Buenos Aires, la influencia y el poder del Secretario General del Sindicato de Porteros, Víctor Santa María, no plantea demasiadas dudas sobre quién tendrá la decisión final en el distrito. En cuanto al interior del país, todavía no parece clara la dirección de la influencia de las distintas líneas del kirchnerismo. La elección provincial adelantada en Misiones, donde la lista apoyada por La Cámpora salió tercera con el 13%, manifiesta la limitada influencia de dicha agrupación en el interior del país.
Faltan tres semanas para el cierre de listas y para la dirigencia política, las internas parecen tener prioridad por sobre la crítica situación económico-social y las dificultades en la política sanitaria frente a la pandemia.
* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.