La relación entre el tamaño de los grupos de alumnos y los resultados de aprendizaje no presenta conclusiones unánimes tanto en la investigación especializada, como en las experiencias desarrolladas en diferentes contextos nacionales e internacionales. A la fecha se sabe que hay enclaves en donde los grupos reducidos de estudiantes pueden favorecer y optimizar el aprendizaje; sin embargo, en algunos medios las clases numerosas con presencia de más de un docente y recursos pedagógicos puede resultar también favorable. De manera que no hay conclusiones taxativas en relación con este tema; las bibliotecas y posturas están divididas.
Un informe reciente elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación se pregunta por la relación entre la cantidad de alumnos por aula y los resultados en las pruebas Aprender. El documento analiza los resultados obtenidos por niños y niñas en el nivel primario en las pruebas de matemática, y extrae datos de las escuelas urbanas en los años 2016 y 2018.
Un tiempo para pensar la educación
Yendo a los datos de este informe se observa que los diagnósticos y las soluciones en educación no son evidentes ni obedecen a motivos simples. La información constata que no hay una relación de causa- efecto entre el tamaño de los cursos y los resultados de aprendizaje de matemática, considerando los resultados de las pruebas mencionadas. Por lo tanto, parte de los motivos que originan los resultados probablemente se deban a razones multicausales, por ejemplo: los estilos de enseñanza de los docentes, las formas de evaluación, el clima escolar, los estímulos familiares, entre muchos factores que pueden influir.
Los datos también arrojan un resultado muy importante y que requiere una atención cuidada al momento de formular políticas educativas: el origen socioeconómico de la población que recibe la escuela sigue teniendo aún una muy fuerte incidencia en los resultados de aprendizaje. Esto quiere decir que a mayor nivel socioeconómico de las familias, mejor rendimiento en las evaluaciones y viceversa. Esta tendencia trasciende al sector de gestión de las escuelas. Tanto en las escuelas estatales como en las privadas el origen social de los alumnos incide en los resultados de los aprendizajes de estas pruebas, más allá del tamaño de las clases.
Por lo tanto, la educación no quebraría las barreras de origen al momento de distribuir el conocimiento matemático en la escuelas. Dicho de otro modo, el origen social es mayor predictor de los resultados obtenidos más allá de que se trate de escuelas estatales o privadas, y de la cantidad de estudiantes por docente en el aula. Esta vieja premisa que conocemos por estudios sociológicos de muy vieja data sigue estando presente en nuestros salones de clase hoy en día. De los datos obtenidos podemos advertir que tanto la política como la pedagogía tienen un desafío mayúsculo por delante para que la distribución de saberes sean relevantes y justos.
*Coordinadora de la Maestría en Educación en FLACSO Argentina.
