OPINIóN
Energía Nuclear

Los desafíos del sector nuclear argentino

Las instituciones que componen el sector nuclear argentino deberían (re) diseñar e implementar nuevos mecanismos de salvaguardias que permitan sortear desafíos primarios.

Central nuclear
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  La Argentina es un país pionero en la producción de conocimiento científico para el desarrollo y aplicación de tecnología nuclear con fines pacíficos. Su programa nuclear constituye uno de los clusters tecnológicos sobre los que se sostiene el plan de desarrollo nacional. De allí, su relevancia estratégica para el crecimiento económico del país y el fortalecimiento de su matriz energética.

Actualmente, el país posee tres reactores nucleares de potencia en operatividad (ATUCHA I, ATUCHA II y EMBALSE), seis reactores de investigación (RA- 1, RA-3, RA - 6, RA -0 y RA – 4 y RA -10) y numerosos centros de medicina nuclear, tales como el Instituto de Oncología Ángel Roffo y la Fundación Centro de Diagnóstico Nuclear (FCDN). Asimismo, se encuentra en proceso de construcción el primer reactor modular pequeño de baja y mediana potencia: Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM-25).

El CAREM-25 resulta una innovación tecnológica notable, que posiciona al país en la vanguardia del desarrollo nuclear a nivel global y le abre una “ventana de oportunidad” en el mercado nuclear internacional para la exportación de su tecnología. 

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 El desarrollo nuclear argentino acarrea el abordaje de una serie de nuevos desafíos que se presentan en el sector. El país ha asumido históricamente un compromiso con los usos exclusivamente pacíficos de este tipo de energía, que ha demostrado sostener en el tiempo. Sus instalaciones nucleares están bajo las salvaguardias de la Agencia Brasileño- Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), es decir, un sistema de doble verificación institucional corrobora que las instalaciones y materiales nucleares presentes en el país posean sólo fines civiles.

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No obstante, el programa nuclear argentino se encuentra en un proceso de constante expansión y diversificación, lo que implica un incremento de las instalaciones y materiales que deben salvaguardarse. Es por ello que uno de los principales desafíos a abordar está estrictamente vinculado a las salvaguardias nucleares; más específicamente a las actividades de:
 

  1.  Modernizar los esquemas de salvaguardias aplicados en las instalaciones nucleares en operación. El dinamismo propio del desarrollo nuclear nacional, conduce a la necesidad de repensar en nuevos y más adecuados sistemas de salvaguardias. Esto incluiría un incremento de los equipos de contención y vigilancia y de precintos electrónicos en las instalaciones. Asimismo, resulta indispensable desarrollar nuevos esquemas de salvaguardias para las nuevas tecnologías nucleares, tales como los reactores modulares pequeños. 
  2.    Modernizar los sistemas de gestión de la información técnica y sensible, que permitan protegerla contra probables ataques o sabotajes cibernéticos y optimizar la evaluación de la implementación de las salvaguardias. Esto implicaría la creación de una “cultura de la seguridad” que resguarde la información. La relevancia de esto aumenta al considerar el significativo incremento de los ciberataques a nivel internacional y local. 
  3.    Perfeccionar e incrementar la coordinación de actividades con el OIEA y la ABACC, en el marco de las cuales la permanente capacitación técnica del recurso humano resulta una pieza fundamental. La colaboración internacional es una condición indispensable para la implementación de un esquema de salvaguardias eficiente y creíble. 

  Las instituciones que componen el sector nuclear argentino deberían (re) diseñar e implementar nuevos mecanismos de salvaguardias que permitan sortear estos tres desafíos primarios. En el marco de un programa nuclear en continua expansión y diversificación, esto resultaría indispensable para sostener las actuales credenciales internacionales del país en materia de no proliferación.

 

*Licenciado en Relaciones Internacionales y docente de Políticas Exteriores Comparadas Latinoamericanas Universidad del Salvador.