OPINIóN
Columna

Caso Etchecopar: la libertad nunca habilita la violencia

La libertad de expresión se termina cuando quien habla lo hace mediante mensajes misóginos que al ser reproducidos y no sancionados, legitiman conductas sociales violentas.

9 de julio 2020: Baby Etchecopar fue uno de los que participó en las protestas contra el gobierno de Alberto Fernández.
9 de julio 2020: Baby Etchecopar fue uno de los que participó en las protestas contra el gobierno de Alberto Fernández. | Ernesto Pagés

“Cuando se fomenta el odio, el miedo, la muerte, la violencia; ese es el límite a la libertad de expresión”.

“Tenemos que desarrollar audiencias críticas y audiencias activas. Cualquiera que se sienta ofendido por algo que se dice en radio o en televisión puede entrar a la página de la Defensoría del Público, puede levantar el teléfono y llamar y ahí va a tener una respuesta. La respuesta va a ir siempre en este sentido. No a restringir la libertad de expresión, sino a mejorar la calidad del debate democrático porque no estamos tratando de silenciar a alguien que piensa distinto, a alguien que pertenece a otro partido político, sino a evitar este tipo de discursos”.

Desde hace más de veinte años, existe en Argentina un organismo público como es el INADI que se ocupa de diseñar campañas de concientización tendientes a la valorización del pluralismo social y cultural, y a la eliminación de prácticas discriminatorias, xenofóbicas o racistas. También existe una Defensoría del Público que monitorea el servicio que prestan los medios audiovisuales en relación a la formación ciudadana y el cumplimiento de los derechos.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

La pelea entre Victoria Donda y Baby Etchecopar se traslada a Tribunales

En virtud de años de políticas públicas y de la evolución propia de la sociedad, ha habido muchos cambios. Hoy sería muy extraño escuchar comentarios racistas, por ejemplo contra la comunidad judía, en un programa de televisión argentina. Si alguien lo hiciera, inmediatamente sería reprendido, sus declaraciones serían viralizadas e incluso no sería mal visto que si esa persona reitera su postura, fuese removida de su puesto de comunicador. Tampoco se admiten chistes xenófobos ni burlas hacia alguien que padece una discapacidad física. Esto es rápidamente resaltado y sancionado.  En este sentido, es evidente que Argentina ha logrado que ya no se reproduzca desde los medios de comunicación un discurso de discriminación que años atrás, era tolerado e incluso festejado.

Sin embargo, pareciera que esto cae estrepitosamente cuando pensamos en igualdad de género. La primera frase de esta nota corresponda a Victoria Donda y el segundo párrafo a Miriam Lewin. Ambas hablaron en relación a los dichos del conductor de radio y televisión Baby Etchecopar, luego de que él dijera en “La noche de Mirtha Legrand” que la vicepresidenta Cristina Fernández “es el cáncer de la Argentina”.

Victoria Donda: "El racismo está creciendo mucho" en Argentina por el coronavirus

Etchecopar suele referirse a las mujeres con las que no comparte opinión como las "tortilleras", "mugrientas", "porreras", "crías hijas de puta", "atorrantas", “roñosas sinvergüenzas” e “infradotadas con olor a menstruación". En una ocasión, mandó a las azafatas que participaban de una protesta en Aeroparque contra la política aerocomercial a que "tomen cuatro bondis, vayan a que le apoyen el termo en el culo, vayan apretadas en el tren, que las manoseen, que les roben en el subte". También se despachó contra las mujeres que se desempeñan como cajeras en los peajes y las tildó de "asquerosas", "boludas" y "pendejitas".

 

Miriam Lewin: "Soy una defensora de la libertad de expresión"

Por eso me pregunto bajo qué lógica el presidente de la Comisión de Libertad de Expresión, el diputado Waldo Wolff, convocó a Etchecopar a participar de una reunión en calidad de agraviado. ¿Por qué, si los argentinos nos sentimos orgullosos de que en nuestros medios masivos de comunicación no hay lugar para la discriminación, en el caso de la violencia de género se invierte la valoración? ¿Por qué se cita a la titular del INADI manifestando que sus dichos deben analizarse “en dimensión con la gravedad de las palabras”? ¿Por qué repudian los comentarios xenófobos o racistas pero si se trata de una ofensa a las mujeres no parece tan grave? ¿O acaso las palabras de Donda o de Lewin hubiesen sido resaltadas de haber sido dichas en un contexto de discriminación por religión, raza o discapacidad?

Discriminación en tiempos de pandemia

La violencia mediática de género constituye una forma de violencia simbólica, entendida como aquella que “a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”, de acuerdo al artículo 5 de la Ley Nº 26.485 “de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”.

La libertad de expresión se termina cuando quien habla lo hace mediante mensajes misóginos que al ser reproducidos y no sancionados, legitiman conductas sociales violentas. Es por esto que quienes luchamos por los derechos de las mujeres y por la erradicación de los femicidios, no debemos permitir que se intente confundir mediante argumentos falsos lo que en realidad es lisa y llanamente violencia de género.

 

* Diputada Nacional, Frente de Todos.