OPINIóN
Educación

Manuel Belgrano: un militante de la presencialidad, adelantado a su época

Creía que se debía educar incluso en tiempos de guerra y también era un ferviente defensor de la presencia en las escuelas, a tal punto que proponía que jueces intervengan para hacer que los padres manden a sus hijos a clases.

Manuel Belgrano
Fue uno de los principales patriotas que impulsaron la Revolución de Mayo. | Perfil

Desde la negativa del kirchnerismo a que vuelvan las clases presenciales y la gran organización de la comunidad educativa (docentes, madres, autoridades y alumnos), la Educación ha tenido un peso en el debate público pocas veces visto en la historia de la democracia. Muchos de los conceptos dirimidos han sido plasmados por nuestro prócer y que aún hoy no se han zanjado.

Hay modelos en pugna, hay una batalla de ideas y hay una realidad indiscutible -o idealmente que no debería discutirse- sobre el rol central que ocupan las escuelas en la vida de la comunidad. En menos de un tweet: las escuelas no son solo las paredes y los pizarrones.

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En el libro Belgrano: la revolución de las ideas, los historiadores Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti hacen un repaso de la doctrina de Don Manuel y las complejidades dignas de la época en la que vivió este "hombre de ideas y de acción". De esta obra, podemos realizar un contrapunto entre las virtudes belgranianas y los vicios kirchneristas: nuestro prócer trajo al Río de la Plata las propuestas de educación popular y para el trabajo. Defendía que la riqueza de los pueblos residía en la inteligencia y que el fomento de la industria se lograba a través de la educación. Y agregaba que la educación era la herramienta de "emancipación de los pobres". Hoy, ante la iniciativa del GCBA de contar con prácticas profesionales para alumnos, el kirchnerismo y los sectores más trogloditas del gremialismo se oponen fervientemente, tirando abajo buenas ideas que ya se vienen postulando hace siglos.

Siguiendo con esta línea, los autores de la obra hablaban de la obsesión de Belgrano que creía que se debía educar incluso en tiempos de guerra y que también era un ferviente defensor de la presencia en las escuelas, a tal punto que proponía que jueces intervengan para hacer que los padres manden a sus hijos a clases. ¿Les suena el debate sobre la presencialidad y la negativa de Alberto Fernández y Trotta de que los chicos vayan a las escuelas? Esta pésima política educativa en la que los argentinos somos testigos y víctimas desde el 2020 hizo que cientos de miles de alumnos abandonen sus estudios, coarten sus posibilidades para un futuro y, en consecuencia, sean abandonados por un Estado Nacional que no valoró la educación como es debido.

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Por otra parte, propuso que instituciones enseñaran el Comercio y las Matemáticas, y afirmaba que "con su auxilio se fundan ciudades fuertes, opulentas, magníficas", y como vocal de la Primera Junta, promovió la creación de la Academia de Matemáticas. Contextualizando, proponía algo similar a lo que hoy llamamos educación financiera. La doctrina imperante que enaltece la cultura del pobrismo, combate la inclusión de estas herramientas claves para el Siglo XXI porque estarían "al servicio de la timba". En un mundo donde invertir desde un dispositivo que tenemos horas y horas al día en nuestras manos, en donde las criptomonedas están revolucionando el mundo y el mercado financiero se democratiza cada día más, no incluir la impartición de conocimientos en esta materia significa no preparar -o preparar mal- a las futuras generaciones.

El último contrapunto que podemos hacer habla de nuestra cultura y los elefantes blancos de nuestra historia (recordemos que el popularmente conocido Elefante Blanco era un hospital proyectado a principios del Siglo XX que nunca se llevó a cabo y que estuvo décadas abandonado, producto de la corrupción y la desidia). Luego de triunfar en Salta y Tucumán, le otorgaron un premio de 40.000 pesos. Éstos los donó para construir cuatro escuelas en Salta, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. En caso que sobre dinero, los mismos se emplearían en premios a los jóvenes (estímulos al esfuerzo, en palabras de hoy: meritocracia, valor también despreciada por el Gobierno). ¿Qué pasó con las escuelas? No se construyeron, al menos no en el Siglo XIX.

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Nos cansamos de escuchar que tenemos Escuelas del Siglo XIX, Maestros del Siglo XX y alumnos del Siglo XXI. La mayoría coincidimos que la innovación en la metodología, formatos de enseñanza y currícula son imperativos categóricos para que la Argentina vuelva a ser el modelo educativo que supo ser y que nos llevó a ser una de las naciones más prósperas del planeta. Innovar y actualizar no significa tirar toda nuestra historia a la basura, todo lo contrario. Significa ahondar en nuestros pensadores, próceres y valientes, como lo fue Belgrano, para tomarlos como puntapié inicial con el fin dar los debates que corresponden y que haya decisión política y "de Estado" en materia educativa. Tenemos antecedentes, las ideas están arriba de la mesa, la sociedad lo reclama; solo hay que llevarlas a cabo.

 

* Martín César. Presidente de Jóvenes PRO Argentina. https://twitter.com/mtcesar